lunes, 12 de diciembre de 2022

Un peliculon sin pretensiones: "Hostiles" de Scott Cooper




HOSTILES (2017)

Se puede ver en PrimeVideo y Filmin

dirigida por Scott Cooper e interpretada por Christian Bale y Rosamund Pike


Hacía tiempo que no veía un peliculón sin pretensiones, este, para mi, lo es sin duda.  Con la apariencia de un western te mete un trallazo emocional de órdago, te mete una fotografía paisajística que flipas y en el fondo de todo subyace un dilema ético, que puede pasar de puntillas  a según que espectadores.  Pero puede pasar de puntillas por que la forma, el formato o el paquete, el envoltorio… es tan bueno, que lo que lleva dentro puede ser comprendido o no, pero puede ser casi prescindible, sino fuera por que es la excusa para marcarse una película de mucho calado.   La narración –a veces algo sincopada para reducir metraje–, te va metiendo el interés (del “a ver que pasará”) en el cuerpo y las escenas de acción con violencia están muy bien dosificadas.  Creo que el guionista, que es el mismo director, ha querido mostrar varios planos de visión, buscando tanto el agrado de los amantes del western clasico, como el de los amantes de lo romántico atemporal y el de los “frikis” de los dilemas y diálogos filosóficos….   En fin que así como del ultimo western que vi (El poder del Perro) eche varias pestes y un bufido, de este western he quedado prendado.  Hacia tiempo que no se me encogía tanto el corazón viendo una película… las escenas finales son cinematográficamente hablando deliciosas, ella trabaja muy muy bien, pero Christian Bale es casi tan bueno como Clint Eastwood,  el final es… bueno, imposible, no os la perdáis.  Y llorad si os apetece, por que –para que no os pille desprevenid@s–, es de las que nos hacen llorar a algun@s.


Rodada toda ella en exteriores de Nuevo México, Montana y Colorado.

domingo, 16 de octubre de 2022

El olvido es el sueño del pasado





Donde el pasado perdura no es en las cosas que vemos y que hacemos cada día, o que creemos tener pero que son prestadas. 


El pasado tampoco son los recuerdos, que a menudo los años acaban deformando.  


El pasado es la mañana de esta tarde que vivo ahora, mientras trato de recuperar sentimientos que antes no quise reconocer como propios... Cuando pensé, que:


“Desearía ser roca de tu torreón seguro 

y firme asiento donde construir juntos 

nuestro futuro de inciertas plenitudes…”


Nunca fué. Quizás aprenda del pasado, mientras crece lenta la raíz del sentimiento. 


Y al hacerlo despacio, –sin forzar el alma de las cosas, de los sucesos o de las personas–, nos llegará, desde el futuro anticipado, lo que reconoceremos más tarde como el pasado...


Y recordé:


“Sabiendo que las palabras son solo eso,

–pues los hechos siempre nacen huérfanos–,

ya que solo el tiempo sustituye al deseo…

Yo quería vivirte apasionada y tierna como eres,

como te surge cuando se escapa el cariño,

ese que tú me lanzabas, entre palabras con guiños, 

y que veía venir desde más allá de lo que hablabas…”


Y aprender a mirar de frente con la mirada clara, buscando lo esencial de la relación humana, no lo anecdótico ni los adornos que distraen. Buscando destellos del amor universal, si, de esa estima que no mira atrás ni pide intereses por el préstamo,  por que en realidad vivir es amar en uno mismo los reflejos de los otros, tanto de los que nos han querido antes, como de los que, sin saberlo todavía, nos amarán en un futuro que un día también será nuestro pasado. 



“No sé porqué, ni tu tampoco seguramente,

pero los dos sabemos que poco cuesta

ser cobarde y no prender la mano abierta

rechazando lo posible, por miedo a volar

hacia horizontes de renuncia, sin certezas…

Nadie firma préstamos de duda, ya lo sé,

y yo te lo estuve pidiendo entre beso y letra,

entre ternuras y razones que no comprenden

la bondad de las verdades que nos llenan…"


Y volví a los recuerdos al pensar:


"Si. Nuestros hechos fueron primero voluntades.”


Por qué el pasado es un presente construido con sentimientos caducados, como el atardecer melancólico que se nos llevará la noche al convertirlo en un momento mortal.  


Y la palabra escrita, como la imagen, es la voluntad que hace al momento eterno, para que perdure más allá del olvido. Porque el olvido, disolvente de los recuerdos, es el sueño del pasado.

jueves, 14 de julio de 2022

El manejo del tiempo




[La cajafuerte y otras paridas]



Querida emperatriz insular de quijotes de mazapán:
Recibí tu email-carta llena de añoranzas de un pasado, padre de un futuro de plenitudes. Proyección de ti misma que seguramente en alguna revuelta del camino te vendiste por un buen festín de lentejas con jabugo. Que le aproveche a tu cuerpo serrano, ele!!

Cada uno de nosotros cuando habla con otro está hablando más de un 90% para si mismo. Sentado esto seguiré de pie con la verborrea de turno.


Es cierto, yo por lo menos así lo tengo para mi, que a menudo nos es imposible transmitir eficazmente los sentimientos, y que, al intentarlo con palabras raramente no desvirtuamos el mensaje original que quisiéramos transmitir. No obstante ya se cuenta con ello, y, en general la palabra escrita cuando se destina a quehaceres afectivos, sacándola de sus dominios racionales, mas que transmitir lo que ha de perseguir es la evocación en el receptor de aquellas emociones que ya residen en él. Una especie de puesta en marcha de reacciones en cadenas emocionales, calculadas o no, previstas o no, buscadas o casuales, todo depende del mutuo conocimiento, de la intencionalidad del escribiente y de su capacidad creadora (mejor: re-creadora). Hay quien se ha ido dotando de esta capacidad de una forma natural y sin saber como, y también quien la persigue con ahínco toda la vida sin que por ello tenga el resultado final asegurado. De la madera de los primeros están hechos los grandes escritores naturales (o sea los de nacimiento), que afortunadamente no son los únicos que conocen los secretos de la palabra escrita.


Es curioso que hace unos días me planteaba yo lo del ser o estar, cuando me llega tu carta en la que planteas sin quizás saberlo una parte de este problema. Veamos; dices en una parte de tu carta: "Me siento (=realidad subjetiva = existo como) esclava de mi misma, llena de contradicción y rodeada por ella.... y lucho por mi identidad perdida, aun ignorada, lucho por no asimilarme al entorno y quedarme en el camino petrificada mirando atrás". Empecemos por lo que llamaré cuestiones previas.


- ¿todo esto te salió así, de golpe, o fue remodelado a partir de una idea que perseguía un fin ?


- si es una forma de emergencia espontánea, quizás tenga que dirigirme a tu subconsciente, tu Ello freudiano (1).


- si fue remodelado a partir de una idea, debo de reconocer que has logrado un bello producto de reflexión, pero este producto sin los efectos personales de dicha reflexión se queda en objeto decorativo.

Dejadas las cuestiones previas, y con tu permiso, abordo el tema ser/estar. Dices: me siento. Podrías decir en su lugar: ¿soy? La frase completa seria: Soy esclava de mi misma. Desde el punto de vista de una mayor objetividad se puede decir que es mucho más exacto ese soy esclava que aquel me siento esclava. Sin embargo tú, sujeto de tu propia experiencia, lo transmites como algo que sientes, lo que implícitamente conlleva la creencia de que no lo eres (esclava) sino de que tan solo lo sientes... Una parte de ti, dejemos por ahora cual, sabe que eres esclava de otra parte de ti. Al transmitírtelo es evidente que no te puede decir soy esclava, porque no eres totalmente tú en su totalidad quien lo cree. Es una parte. Pero es una parte o un estado? Si es una parte es un ser, si es un estado es un estar en dentro de un ser. Esta sutil distinción hace del asunto una diferencia abismal en la consideración sobre la manera de proceder futura. Pero veamos que otras ayudas nos vienen de tu discurso, ayudas que nos permitan dilucidar si estamos o somos esclavos de nosotros mismos. Dices estar llena de contradicción y rodeada por ella, además estas luchando por una identidad perdida (de ahí la nostalgia de la que te hablaba al principio) que, inmediatamente, reconoces lapsus linguae que te traiciona AUN ignorada (probable proyección del deseo de tener una nueva identidad que te permita romper con el pasado). Si seguimos tus palabras podemos confirmar la sospecha. Efectivamente lo que ves nacer no te entusiasma y a lo viejo no quieres/puedes recurrir. De ahí la contradicción que manifiestas al decir que luchas por no asimilarte al entorno. Esa asimilación todavía la vives como una traición/pecado que seria castigada con la Lotificacion (la mujer de Lot, etc.). Pero todo este rato no estás hablando unificada, es un dialogo entre dos partes de ti misma (no entro en saber cuales, ni de qué calidad, por ahora).


Así, yo entiendo que la conversación que mantienes contigo misma desdoblada podría ser la siguiente:


1/ soy esclava de mi misma, que impedimento!
2/ en realidad exageras, no es así realmente, es tan solo una cuestión subjetiva. Te estás percibiendo como tal, lo que no deja de ser un problema, pero menor.


1/ soy una contradicción y eso me paraliza!
2/no exageres, en realidad estas habitada, como todos, por tremendas contradicciones que te bloquean.


1/ si, es cierto, tienes razón, en realidad lo que más me preocupa es mi identidad perdida, lo que pude ser y no fui, aquello que abandoné.
2/ pero que dices, no ves que tu identidad verdadera está por llegar, todavía no la has descubierto, ahí ha de estar tu lucha!!!


1/ verdaderamente vuelves a tener razón, ves como soy contradictoria, claro que si!, mi nueva identidad ha de ir pareja a mi nueva vida, he de abandonar los viejos valores y así superar esa contradicción entre mi pensar y mi vivir.
2/ realmente eres torpe para entenderme, si haces eso te detendrás en tu evolución, no comprendes que el entorno te alienaría hasta el punto de impedirte siquiera mirar con dignidad a tu vida anterior.


Y así, por poner un ejemplo, esos dos (que tengo para mí que son dos estados de tu ser) se discutirán inútilmente sin fin hasta que la atención (el flujo y reflujo energético que nos mantiene en contacto con el mundo) te sea capturada por otra cuestión. En ese momento, probablemente otros dos, o quizás tres, estados de ti misma tomarán posesión de tu conciencia vigil para organizarte otro cacao mental similar. Amén.

A menudo me pregunto si esa distinción entre el ser y el estar no es el velo que oculta nuestra tragedia personal. No sería que nos pasamos la vida creyendo que somos cuando en realidad simplemente estamos en algo que es independientemente de nuestra real comprensión sobre su esencia. ? No sería que lo que llamamos vida es simplemente un estado transitorio del ser en que potencialmente podemos devenir. Si así fuera, seria lógico que la conciencia del presente actual fuera ligada al estado y no al ser, o sea al estar en y no al ser en sí. Ello explicaría la turba multiparlante que nos habita y cree regir. Esta conciencia del presente actual seria el falso espejo en el que nos reconocemos como algo/alguien único, y, la identificación entre el estar en y el ser, proporcionaría a la conciencia de si mismo el espejismo de creer que somos, evitándonos la comprensión de otra realidad posible: que simplemente estuviéramos en una parte de un ser.  (No te suena a sueño de Brahma…?)


Doy por acabado el tema del ser-estar y paso a cuestiones de orden más inmediato-práctico. Frecuentemente nos sentimos perdidos en este laberinto interior. Hay que saberse distinguir lo que es cháchara para quedar bien consigo o con los demás, de lo que es preocupación verdadera por encontrar pequeños cabos sueltos que vayan convirtiéndose en el definitivo hilo de Ariadna. Desgraciadamente la primera contradicción que nos asalta, a ti, a mi, a Perico y a Juan, es la contradicción que conlleva nuestra instalación en el mundo. Estamos bien apoltronados en el mundo sensible, invirtiendo miles de esfuerzos por mejorar nuestra instalación, como si eso fuera (que lo es mientras no demostremos lo contrario con nuestra praxis cotidiana) el ultimo fin. El confort y el consumo, junto al apego a nuestras falsas imágenes son los pilares de esta instalación en el mundo de los sentidos, un mundo exterior, que sabemos inútil para colmar nuestras ansias mas profundas de verdad, pero del que somos incapaces de despegarnos un milímetro sin sentir terribles llamadas al orden. Este estado de cosas aceptado, es el medio en donde se desenvuelven nuestras vidas. Lo normal es sentirse mal, aterrado por el frío, la oscuridad y "lo rocoso" del paisaje, como dices en tu carta. Lo anormal es sentirse tan feliz. Una anormalidad que desafortunadamente no lo es desde el punto de vista de la estadística poblacional.


Hay que tener lo que yo llamo "la cajafuerte". (Eso de que hay que tener podemos dejarlo en que yo anecdóticamente utilizo este truco y me va bien, por lo cual, y por extensión presumo que al resto del mundo también le conviene.)
Lo de la cajafuerte funciona así. Después de cientos de veces de hacerse buenos propósitos uno se convence de que se va a pasar la vida haciendo planes y punto. Fácilmente se cae en el olvido de lo que se pretende y el abandono nos va alejando cada vez más de aquellas partes (estados de nosotros mismos) que tienen cosas que valen la pena. En una de estas damos el frenazo y volvemos a estar en antena. Volveremos a eclipsarnos pasadas unas horas. Es inevitable. Por el momento, añadiría yo. En una cualquiera de estas, estando en antena, se concentra al máximo la esencia de lo que se pretende y se escribe. Del otro lado del papel (holandesa, folio, din A4) se concentra al máximo la esencia de lo que lo impide. Y eso es la cajafuerte. Una especie de lugar seguro en donde guardar lo más íntimo recogido en momentos positivos cuando se revisa lo más íntimo que nos mueve y lo más íntimo que nos inmoviliza. Inicialmente puede ser un lugar material, con el paso del tiempo es un lugar/estado en nosotros mismos al que recurrir si nos sentimos agobiados, para recomenzar siempre desde algo con esperanza. Establecido el truco de la cajafuerte tenemos una especie de póliza de seguro contra la desesperanza. Porque la desesperanza de aclararse algún día, es, no lo hemos de olvidar, nuestra principal enemiga con el paso de los años. La desesperanza es hija de nuestro propio cansancio vital.


En toda esta dinámica, personalmente creo ver una clave, que tan solo he sido capaz de ir descifrando en parte con la edad. Se trata del manejo del tiempo. El tiempo se nos escapa o lo retenemos según cual sea nuestra posición de percepción previa a su transcurrir por el presente. Desarrollar la palabrería racional por la que hacer esta frase mas inteligible/comprensible me llevaría probablemente una carta tan o más larga que la que estoy pariendo o sea que intentaré una vía de escape rápida con un ejemplo que quizás alcance directamente tu comprensión. No es lo mismo, a efectos de percepción de la relación actividad/tiempo, que una persona se levante por la mañana y empiece el día lavándose, duchándose, cafeteándose, mantequilleándose las biscottes, cocheándose para ir al curro, etc , que otra persona empiece el dia planteándose su posición ante el tiempo que la transcurrirá en las próximas 24 horas. O sea intentando planificar las acciones de su día. Es evidente la diferencia que en percepción del fenómeno tiempo experimentarán las dos personas. Tanto a una como a otra las cosas, por supuesto, les sucederán aunque ellas crean ser los protagonistas de sus acciones... Sin embargo cuando la experiencia de la segunda se repite un día y otro, aparece lentamente la convicción de que es imposible programarse, planificar y controlar. Esta convicción es la semilla necesaria para que crezca la comprensión de que el tiempo nos transcurre y que el apresuramiento es inútil. No es importante lo que se hace, que no se hace, sino la apreciación de lo que sucede, dejando que lo que sucede sea a un ritmo que nos permita aprovechar ese caudal de impresiones para trabajar sobre nuestra atención. Ordinariamente imponemos nuestro apresurado "tempo" a los acontecimientos y nos perdemos el valor que podría tener la observación, la atención dirigida al reflejo interno del aquel suceso. Pararse a primera hora para planificar el día tiene la virtud de ponernos, si somos capaces de entender minimamente el tema, nuestro reloj interno al ritmo de lo que ha de suceder. Es evidente que también tiene otras ventajas de orden práctico. Pero destaco, por haber descubierto su importancia, ese contagiarse de la serenidad del tiempo exterior a nosotros. De ese tiempo que nos transcurre y que nada tiene que ver con el tiempo psicológico que acostumbramos a llevar puesto, generalmente a toda máquina. No se si habré sabido transmitir esa clave de comprensión del tiempo. Me hubiera gustado hacerlo mejor.


(1) Según la teoría psicoanalítica desarrollada por FREUD, y que me limito a esbozar o repasar en sus líneas genéricas, la persona viene regida por tres ámbitos de influencia: el yo, el super yo y el Ello. El yo es la parte más o menos consciente y adquirida de la persona, normalmente es la residencia de la conciencia moral y normativa, la conducta de la persona se rige por sus contenidos y obedece a sus consignas. El super yo es el complejo normativo/conductual que nos imponen estructuras superiores a nosotros mismos. La visión del mundo específica de nuestra percepción sensorial, y, probablemente, la resultante de la interacción naturaleza/cultura, así como la estructura social en la que desarrollamos la supervivencia, sean todos ellos ejemplos de lo que aproximadamente son los principales elementos, no los únicos, que configuran el super yo. (La mejor descripción del super yo que he leído la hace Castaneda en "El don del Águila" su sexto libro.) Finalmente el Ello. Este es el mas misterioso e impenetrable. De hecho toda la técnica psicoanalítica va en gran parte encaminada a su exploración. El Ello es el compendio de cosas que no siendo nosotros mismos ES nosotros mismos sin saberlo y/o aceptarlo. Procede en su mayor parte de material rechazado por la conciencia, olvidado, desechado. Se ignora, realmente, cuál sea la fuerza que puede llegar a vertebrar el Ello, darle cohesión, coherencia o fuerza de acción. Puede determinar a la persona, violando su voluntad consciente hasta el extremo de llevarla a la acción sin esta poder reconocerlo.

lunes, 9 de mayo de 2022

Una m... pinchada en un palo


 

El poder del perro (2021)

dirigida por Jane Campion con Benedict Cumberbatch, Jesse Plemons, Kirsten Dunst, Kodi Smit-McPhee


El western es un gran género cinematográfico que da posibilidades infinitas para contar historias.  Esta es una historia contada con refinamiento. Excelente fotografía paisajística y de interiores. Buena recreación de la vida en el Oeste americano en la década de los felices años 20.  Excelentes interpretaciones de la cuñada (Kirsten Dunst) y del protagonista (Benedict Cumberbatch). Pero ahí acaba lo bueno.  El resto es la mierda, o como dicen ellos (los yankis) una bullshit.  


En realidad el lentisimo drama que se nos narra no tiene nada que ver con el género western.  Es la historia tóxica de un rudo vaquero difícil de tratar que no es más que un gay reprimido escondido detrás de una máscara de misoginia y homofobia.  Esta represión que por momentos parece que pueda llegar a superar, –pero no lo hace–, le llevará hacia un excéntrico aislamiento de la familia amargando la vida de los que lo rodean.  Por rudo vaquero que pretenda parecer le delatan los detalles:  una gran sensibilidad musical, una hermosa caligrafía y la capacidad de observar la naturaleza con detalles que a los demás pasan desapercibidos.  El descubrimiento de las revistas con hombres desnudos en su rincón alejado de la vista de los suyos es el punto culminante para entender el desenlace final.  El Poder del Perro es un tostón previsible en el que un muchacho (Kodi Smit-McPhee) afeminado, por sobreprotección materna, acaba valorando más la vida, el dinero y la salud de su madre que la de su propio tio (el protagonista) al que en cierta manera admira.       


No me explico las alabanzas y premios (12 nominaciones a Oscar, que no llegaron a cuajar…) a no ser que el desierto creativo que atravesamos haga recibir aplausos a cualquier producto por poco mérito que tenga.  Dentro de poco todo serán superhéroes y sagas fantásticas de Marvel y Disney….


lunes, 21 de marzo de 2022

El otoño de nuestro invierno





Hoy hace 10 años escribía (pincha para verlo): 



“….La vi por la calle y ella no me vio.  Hacía 20 años que no la veía y mi corazón dio un vuelco....  De golpe fui arrastrado por un torrente de emociones que me hizo visitar paisajes internos que habían sido abandonados hacía mucho tiempo. Tuve temor a  entrar, por los recuerdos, y de pronto surgió la pregunta: ¿Por qué?”

sábado, 19 de febrero de 2022

El gegant del Pí



Monòleg de Pau Vinyals al teatre Tantarantana… 


El gegant del Pi és un procés de creació per trobar les paraules que evitem pronunciar quan parlem de l’herència rebuda.  Que sigui del poble a la ciutat o de l'espai públic al privat no té més transcendència… dona igual, són detalls per omplir el temps escènic, com altres detalls secundaris que ens fan riure, plorar o desviar la mirada per no sentir vergonya…

L’autor (suposant que no fos una ficció el que ens explica d’ell mateix) s'enganyaria, i a nosaltres també, quan afirma que el fet de descobrir que son avi havia sigut franquista-feixista va catalitzar els interrogants sobre la seva identitat.  Malament aniríem.  Que aquest recurs dramàtic sigui necessari a l'obra no ho dubto, però és poc creïble en un personatge amb una clara vocació artística des de ben jove.   

El relat és una excusa —conscient o inconscient— per plantejar un dilema.  Un dilema vell i no superat per la nostra societat.


El bé comú pot justificar el mal causat al bé particular?

Té dret el bé particular a imposar-se sobre el bé comú?

La llibertat individual està per sobre de la llibertat col·lectiva?

De qui són els béns que la natura posa a la nostra disposició?  

No seria la comunitat la que tindria el dret de la seva possessió? 

Hauria d'existir la propietat privada i l’herència del patrimoni privat?


Finalment i com a colofó de totes les qüestions prèvies una pregunta resum:

 Podem admetre l'existència d’un dret adquirit sobre la terra i els bens comuns (els boscos, els camps, els animals, les pastures, el mar, els recursos minerals, etc.) quan la necessitat de sobreviure col·lectiva s’imposa sobre el benestar particular d’uns quants privilegiats?

L’educació rebuda, l’herència material-immaterial rebuda i la història interpretada (que sempre és interpretada i no real)… Tot això conforma uns valors intrínsecament lligats a aquesta herència de privilegis 

I creieu que aquests privilegis són, de veritat, posats en dubte en aquesta obra? Jo crec que no; crec que finalment són assumits com a propis amb el recurs de la tribu que protegeix els seus interessos. Crec que l'obra és una afortunada, molt ben realitzada i comercial visió d’un diletantte filosòfic amb molt de pes com a artista.  Amb l'obra, i el Pau, veiem per moments passejar-se el fantasma d'una gauche divine de nova generació que ens fa sentir per un moment interessats en el dilema.  Un interès efímer que dura uns minuts fins que ens tornem a sentir còmodes a la nostra poltrona hereva de privilegis…  Un ús de l'espectador (habitual, d'altra banda) que té com a fi obtenir reconeixement i progressió artística dintre del món de l'espectacle.   Enhorabona, Pau per la teva feina, per què —malgrat les meves reflexions prèvies—, reconec que té molt de mèrit atrevir-se a una aproximació tan real a la qüestió dels privilegis heretats.