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martes, 2 de enero de 2018

La Tangente perfecta (TP) o como escapar del estado de Anicca...


Había oído hablar de la Tangente Perfecta (TP).  Solo la mencionaban los antiguos.  Fue en la Meijie donde entendí que si no encontraba al maestro de la TP nunca accedería al grado Sensei¹ del Telemark-Zen².  Así empezó mi búsqueda.  Hube de inclinar una y otra vez el espinazo.  La TP se mostraba con esquiva tacañería.  Finalmente recibí un e-mail que me convocaba al Dokusan³, un encuentro en la soledad de la nieve.  La segunda semana de marzo dejé el coche en los baños de Tredos en donde el Roshi me esperaba vestido con su Rakusu encima del gore Arcteryx.  Nos internamos por Colomers. Pasamos por el refugio que estaba cerrado.  Seguimos subiendo con nuestros esquis ya calzados con pieles. LLegamos a la cuenca lacustre.  Alli a los lagos los llaman estanques. Dejamos el Estany Major, luego el Mort, el Garguils de Baix y el de Naut.  El maestro de la TP no se detenía.  Siguieron el Estany Tort, el Gelat, el Podó.  Yo no podía más.  El maestro solo paraba dos minutos en cada lago.  Empecé a darme cuenta de la circularidad del trayecto.  Después del Podó vino el Obago, el Llong y nuevamente el Major de Colomers.  El maestro volvió a remontar incansable en dirección al Estany Mort, el Garguils....   Hice esfuerzos para no abandonar.  Me concentré.  Cuando llevábamos tres vueltas al circuito mis reservas de Isostar y de frutos secos se habían acabado.  El maestro solo bebía agua.  Mis ojos no cesaban de mirar los collados o puertos por donde deseaba trepar para huir.  El Port de Caldes lo había dejado atrás, estaba al acecho del Port de Colomers y a mi izquierda, a lo lejos, se veía claramente la salida hacia el circo de Saboredo por el Port de Ratera.   La Tangente era la salida.  Pero el maestro no parecía indicar un movimiento en otra dirección que no fuera el circuito de los lagos.  A la quinta vuelta se detuvo sobre el mismo Estany Mort, hizo un Gassho y me dijo estas palabras a modo de Koan

“A menudo la tangente de nuestro actuar se logra usando la energía de choque entre la imposibilidad para la acción frente a la necesidad de analizarlo todo de nuestra mente pringada, sedienta de respuestas que no lleven contradicción.”

El maestro me dejó entre las manos un Kotsude cerezo, se dio vuelta y se alejó  en dirección opuesta.  Empecé a reflexionar sobre sus palabras y entendí que la vida nos emplaza para dar respuestas a eventos de toda clase.  El ser poco sometido a introspección, cree disponer de una conciencia unificada que actúa como centro de las decisiones que le impulsan a obrar (pero es Anatta y él no lo sabe).  Abonado a esta suposición cree que tomará decisiones consecuentes con el que cree ser.   Pero si la introspección no es superficial, no tardará en descubrir la contradicción en la que conviven sus tendencias.  Empezará por ver que su voluntad tiene varios dueños, que su decisión de ayer es discutida hoy por un nuevo deseo, que su emoción fue capturada por algo que su mente no admite como válido o que su gusto por un manjar choca con sus conocimientos dieteticos...(despertará entonces en él la necesidad de dejar el estado de Anicca¹⁰ o sea la necesidad de perseguir el Reino de la Nieve Perpetua, el Cielo de los Practicantes del Telemark-Zen).  Siendo así, aceptará la contradicción en las respuestas que su día a día le obliga a dar y verá con vértigo el vacío sobre el que transita.  Todavía ajeno a la idea de que es imposible zafarse de esta condición, tratará de encontrar validez a las respuestas y buscará el origen de los condicionantes que aprisionan su obrar.  Así se acercará lentamente al primer paso necesario para tomar la Tangente. En ese mismo momento entendí lo que el Roshi me había estado mostrando. Solo podía escaparme hacia la Gran Curva, hacia el esperado descenso, cuando hubiera reunido en mi la fuerza para escapar a la circularidad en la que él mismo, metafóricamente, me había aprisionado.  Ya era casi de noche cuando, tras trazar unas hermosas curvas tangentes en la nieve de las laderas del Port de Caldes,  conseguí desatrancar la puerta trasera de la parte libre del Ventosa.  Hacía 10 bajo cero.


1/ Sensei: maestro del Telemark-Zen
2/ Telemark-Zen:  es la práctica del esqui de telemark al modo del tiro con arco del Zen clásico.  Una disciplina mental que se practica con el cuerpo.
3/ Dokusan: reunión privada de trabajo entre un maestro y un discípulo que puede durar desde horas a dias. Al final de ella el maestro entrega generalmente un Koan.
4/ Roshi:  grado máximo de maestro del Telemark-Zen
5/ Rakusu:  literalmente la túnica de Buda, es una túnica corta que se emplea para enseñar y se coloca encima de la ropa técnica de esquí (en este caso una chaqueta Arcteryx)  solo en el Dokusan.
6/ Gassho:  saludo juntando las manos frente al pecho como si quisieras rodear el tronco de un árbol.
7/ Koan:  acertijo o juego de palabras que el maestro propone al discípulo para ver si es capaz de resolverlo y demostrar que puede acceder a un nivel superior de enseñanza
8/ Kotsu:  bastón o vara, de cerezo generalmente, que un maestro entrega a su discípulo cuando lo encuentra capaz de acceder al grado de Sensei. Tiene el tamaño de un lurk o baston de telemark nordico, pero al final de un extremo adquiere forma curvada como la columna vertebral.
9/ Anatta: es la característica del mundo que no tiene yo, ni alma. No tiene ni ejerce poder alguno para cambiar nada. El hombre mientras no deja el ciclo y conoce la iluminación es anatta y no lo sabe. 
10/ Anicca: en sánscrito quiere decir impermanencia.  todo lo que nace, vive y sufre cambio es impermanente.

Marzo 2007

lunes, 10 de febrero de 2014

De Hegel al Zen...


LA LIBERACIÓN DE LO FINITO

Hegel empieza su lógica dejando claro que para llegar a lo que es "lo real" hay que remontarse al principio de la construcción de las ideas (no en vano es conocido como el padre del idealismo). Lo primero es el TODO (el SEIN) y lo segundo es la NADA (que no es la misma que la de los existencialistas posteriores: Heidegger, Jaspers o Sartre, ni la nada en la que Nietzsche fundamenta su nihilismo). De la interacción de estos dos nace el DEVENIR. El todo (sein) es equivalente al SER pero en abstracto o sea lo que Hegel llama el ser indeterminado (después los existencialistas harán aparecer el concepto de no-intencionalidad para substituir en algunos aspectos a la indeterminación del ser que en Hegel conforma el SEIN).  Bien, pues el resultado del devenir aplicado al flujo que va del todo a la nada, o dicho de otra manera, cuando el devenir da un fruto, deteniendo a  medio camino el proceso que fluctúa entre el todo (que para más inri luego Hegel nos añade que es el equivalente de Dios) y la nada aparece el DASEIN o sea el ser determinado, "la existencia" (de algo o de alguien). 

" ••• pero todo esto, -nos dice Hegel- hasta ahora tan sólo sucede en nuestra reflexión y no llegamos, por mucho que anunciemos el DASEIN como existencia de algo, a una realidad ajena a nosotros o lo que es lo mismo a un mundo exterior pleno de realidades objetales”. Para él, por tanto, el concepto de realidad circundante no excluye la de realidad interior ni viceversa, ya que se trata con iguales características a la realidad de las imágenes de pensamiento como a las realidades objetales externas o seres determinados. Asi se explica la dificultad que hay en Hegel para llegar desde el ETWAS o sea la variedad de DASEINS o pluralidad de seres determinados, si se quiere, al concepto de MUNDO como realidad perfectamente separada de la conciencia del “yo soy”. 
Pero ¿a donde voy a parar con tanto preámbulo hegeliano? bien, voy a la llamada dialéctica del límite o de lo finito para otros, en la que el filósofo alemán intenta acercarse a lo divino o sea a la trascendencia, amparada en lo infinito, desde lo finito y limitado. 
En la proposición 92, página 220 y siguientes de la Gran Lógica, nos dice que quien rechaza lo finito no puede llegar a ninguna realidad, permanece en lo abstracto, se extingue a si mismo. Por consiguiente todo dasein, incluso el dasein humano, no es sino en tanto que límite. Pero sigue afirmando: “…lo finito es contradictorio y es propio de su naturaleza y le pertenece de punta a cabo. Pero a la vez, esto hace que lo finito tienda al más allá de él mismo, trate de trascenderse" 

En la Fenomenología del Espíritu, que es anterior a la Gran Lógica, nos ampliaba esta vía hacia la trascendencia al desarrollar el principio de la determinación (intencionalidad? o por lo menos intento de dotar de intencionalidad libre de determinismos al ser humano) al decir que la determinación de las cosas finitas no es otra que su fin y que el entendimiento se niega a oponer este indefinido a su afirmativo, haciendo de la determinación de las cosas algo que es absoluto e indispensable, más allá de lo cual no se puede pasar y que es el no ser de las cosas. Ella (la determinación) se pone como inseparable de su nada. Pero aquí Hegel se anticipa. a su propia meditación preguntándose si habrá un medio de ir de lo negativo a lo positivo, de separar de las cosas su finitud. 
Mientras no hallemos por nosotros mismos esa respuesta habrá que aceptar que en tanto consideremos las cosas como son (fenoménicamente hablando) en ellas mismas, su limitación es eterna, Y el mismo se sigue preguntando: ¿habrá algún medio de superar esta especie de eternidad del tránsito, vale decir, la muerte, para ir hacia la eternidad. Para escapar a los límites, a lo finito?.  Hegel en este punto se cuestiona su propia evolución y nos revela lo que en realidad es toda su filosofía del idealismo: la búsqueda de su liberación de lo finito. Este descubrimiento en Hegel fué lo que en su dia me inflamó. No obstante no es ni mucho menos el único filosofo que en realidad filosofa para su propia evolución.
Bien, acabo con él.  Hegel acaba admitiendo que para el entendimiento no hay manera de superar la finitud de la inmediatez del devenir en nada tras la muerte. Pero puntualiza que eso es así tan sólo si se considera el entendimiento separado del espíritu, del GEIST. Su mensaje final no es de desesperanza sino todo lo contrario, deja abierta una magnífica puerta para que nos colemos filosóficamente hacia la trascendencia. 

En Oriente paralelamente al desarrollo de la filosofía occidental se desarrolla en los últimos 1500 años el ZEN.  Para muchos el Zen es la culminación del budismo y se llega a él gracias a la conjunción de la metafísica hindú y el pensamiento práctico chino (confucionismo y taoísmo) aplicados a la revelación de Buda. El Zen representa la más alta instancia de la experiencia búdica. A diferencia de otras religiones o sistemas de pensamiento, el Zen es fundamentalmente experiencia. Existe una base metafísica que en general poco importa; el adepto debe de andar el camino que desveló Buda para hacer suya la experiencia de aquél. Toda otra formulación teórica es o inútil o simplemente complementaria de la experiencia. En los recovecos de lo poco de filosofía que se puede estudiar en el Zen nos encontramos con planteamientos de la existencia similares a los de Hegel. Así el Zen afirma que cuando Dios creó el mundo fuera de sí mismo, cometió un error. No podía resolver el problema del mundo mientras lo mantuviera fuera de si.  En la terminología teológica cristiana, Dios, para decir "soy", tiene que negarse, y su negación aparece en la forma de la creación del mundo de los particulares (de los DASEINS). Ser Dios es no ser Dios. Debemos negarnos a nosotros mismos para afirmarnos. Nuestra afirmación es negación, pero mientras permanecemos en negación no tenemos descanso, debemos regresar a la afirmación. Debemos salir de nosotros mismos y regresar. Salimos a la negación, pero esa negación debe volver a la afirmación. Salir es regresar. Pero para darnos cuenta de que salir es regresar, hemos de pasar a través de toda clase de sufrimientos y dificultades, de pruebas y de disciplinas. Tan sólo después de un largo camino para desandar lo andado se puede llegar a la negación del yo. Al cese de toda vivencia del yo para trascender la existencia humana llegando a la fusión con el todo, con el SEIN de Hegel o con el Absoluto, da igual. Esta es la experiencia del Nirvana que esta más allá de las posibilidades del entendimiento y la razón, es una posibilidad del espíritu, del GEIST. 

Los filósofos del Zen admiten dos cualidades en lo Existente. El Samshara o conocimiento del mundo visible, cognoscible a través de los 5 sentidos y los procesos de pensamiento y sensación que hallan su fundamento en este material. Y el Eso como lo llama Buda (dicen, pues como sabemos él no escribió nada), que representa lo innato, sin origen ni forma, del que el Universo es la expresión siempre cambiante. En occidente se ha hipertrofiado el interés por el Samshara con el desarrollo de la inteligencia como facultad cognoscitiva y el desarrollo de la ciencia como instrumento para validar la realidad (en un intento de objetivar lo fenoménico). 

El Zen preconiza el equilibrio entre los dos aspectos enunciados y sobre todo trata de despertar en el hombre la intuición como facultad cognoscitiva de cualidad tan diferente del intelecto como este lo es de la experiencia sensoria. Parecería que el intelecto es una facultad dada que se cultiva sola en contacto con el mundo tanto eideico (de las ideas) como fenoménico, mientras que su homólogo, la intuición precisa de un despertar especial a través de la experiencia. El budismo Zen es un sistema de desarrollo mental concebido para extender y utilizar esta facultad.