lunes, 31 de diciembre de 2007

Que somos?


Formamos parte del Tritocosmos. En la dimensión en la que le es posible vivir, a esta forma vital que llamamos ser humano, y durante el tiempo que la ley del accidente nos lo permita, hemos de reciclar, destilar, refinar, separar el principio espiritual que nos anima, del soporte fisico que nos transporta. Cada ciclo nacimiento-muerte se produce en el mismo espacio tiempo, el cual es tan sólo una más de las infinitas posibilidades de una sola existencia. Sólo puede detenerse la espiral de la recurrencia por un trabajo humano que nos permita trascender con la conciencia el momento de separación del ser espiritual del ser animal. Para ello es preciso que se dé el fenómeno de organización mental que da lugar a la generación anímica (a la aparición de un alma). Fraguar este proceso es el trabajo del esoterismo en cualquiera de sus manifestaciones conocidas.

Nuestra posición dentro del Tritocosmos es la pertenencia a un ser galáctico, dentro del cual habitamos un sistema planetario que depende de una estrella, el Sol. Sabemos que somos parte de la naturaleza que a su vez es la forma biológica que cubre al ser Terrestre. La razón de ser de la cubierta biológica de la Tierra es de tipo energético. La naturaleza tiene la capacidad transformadora de la energía recibida del nivel del Sol que la Tierra debe de transformar para a su vez irradiar hacia su nivel inmediatamente inferior: La Luna. La cubierta biológica, en conjunto, tiene una función metabólico-digestiva y dentro de la naturaleza el papel del hombre es transformar ciertas energías que recibe, entre ellas la procedente de los alimentos, en otras más sutiles que serán irradiadas hacia el nivel inferior. Es por tanto una función excretora la suya.

La limitación sensorial así como la disposición de las leyes cósmicas, incapacitan al ser humano corriente para la percepción de la realidad tal como es en el mundo cuatridimensional en el que vivimos. Por ese motivo la Tierra y la Luna sólo tienen sentido o apariencia, para nosotros, como masas minerales gravitando alrededor del Sol.

La evolución natural (o sea prevista por el movimiento creador inicial) de la Tierra tiende a necesitar una evolución de la naturaleza y dentro de esta la [evolución] de la humanidad adaptándose a sus crecientes necesidades (las de la Tierra). La cadena trofotrófica (el nivel de la Luna se alimenta del nivel de la Tierra y esta se alimenta del nivel del Sol, etc, etc, lo que se resume por: trofotrófico=alimento de alimentos) precisa de cantidades crecientes de cierto tipo de energía que en el nivel que nos compete se produce a través de las emociones humanas. Las leyes cósmicas que nos rigen (como las biológicas que conocemos) permiten un mecanismo contracorriente (tal como la bomba de sodio de la membrana celular) que a costa de un gran gasto de energía personal impida la evolución natural de ese elemento individual de entre las miríadas de elementos personales que fieles a las leyes que los rigen correrán la suerte de ser consumidores y productores de alimento en la cadena trofotrófica. ¿Por qué existe esta excepción? ¿Hasta qué punto es necesaria [la excepción] en la cadena? No lo sabemos ni tenemos en el nivel de ser actual explicación para ello. Sólo sabemos que es así y que por los motivos que sea existe la posibilidad de ir contra lo programado. Es evidente que la dificultad que entraña el completar el proceso, hace que sea ínfima la posibilidad de que el resto de las miríadas personales escapen a su función prevista, lo cual resta importancia al proceso desde el punto de vista de la economía cósmica.

Una compleja teoría dimensional, magníficamente expuesta por sucesores del grupo de trabajo de P.D.Ouspensky en el 'Tiempo Vivo', desarrolla una nueva cosmovision que he querido llamar CVO, (abreviatura de CosmoVisionOuspenskiana) explicaria la compatibilidad de la vida simultánea en universos concéntricos que no se molestan entre sí. Es posible saltar de dimensión mediante el mecanismo contracorriente. En un sentido, parcialmente, y en lenguaje figurado, esta posibilidad es la de alcanzar la vida eterna, el cielo, el nirvana o el paraíso de los fieles.

Desde el principio de los tiempos las religiones son los vestigios de un conocimiento oculto que permite tener éxito en el esfuerzo por apuntarse al mecanismo contracorriente. Es preciso vueltas y vueltas al espiral del alambique para destilar de la naturaleza humana las condiciones de nacimiento que faciliten el acceso al camino (entendiendo por este el camino que lleva a la liberación de la recurrencia).

Las religiones, los nobles ideales diseminados en la corriente de la vida, la acción de las ONG para paliar las desdichas de la desigualdad humana irreparable, el intento no fraudulento de llevar adelante ideales políticos basados en la solidaridad interhumana, etc, etc, son otras tantas siembras del círculo consciente, son influencias llegadas a la vida procedentes de un núcleo [de seres] que necesita alimentarse de las consecuencias que su implantación (la de estos ideales) crea entre los humanos. La ley cósmica es inexorable: para ascender un paso en la escala contracorriente has de dejar a alguien en tu lugar (no importa tanto el nivel de verdad absoluta de lo que cree estar haciendo como el esfuerzo [=alimento para otro nivel] que ha hecho y que de otra forma quizás se hubiera perdido). Al final nos damos cuenta de que somos poca cosa más que alimento para peces. Amén.

jueves, 1 de noviembre de 2007

In memoriam

Hace 4 años, parece ayer, escribí lo que sigue para leerlo en tu funeral.
Hoy lo traigo a la memoria para que la luz de tu recuerdo alcance a quienes no te conocieron.

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Hoy estamos convocados todos para celebrar la entrada de ALBERTO a otra dimensión y lo haceis, los creyentes, a través de un Sacramento. Para unos será una despedida momentánea. Para otros un adiós. Para todos, la dicha de saberle en paz finalmente… Pero yo no he subido aquí a hablar de la Esperanza que va implícita en la Resurrección, ni de la Fidelidad hacia los suyos y sus convicciones, reflejo de la Fe; ni de la Abnegación y la Caridad, como formas supremas del Amor. De todo esto os pueden hablar ellos, (los sacerdotes), que han recibido ese encargo del Espíritu y para ello han sido también dotados por Èl. NO. Yo os quiero hablar de otra convocatoria que va en el mismo saco. Os quiero convocar, no a celebrar una despedida de ALBERTO, el esposo, padre, abuelo, familiar o amigo, sino a celebrar el primer día de su memoria. El hombre que fue Alberto ha trascendido por fin su existencia humana y a partir de ahora su nueva vida en nosotros lo hará tan eterno como será el relevo de nuestra memoria generación tras generación hasta el fin de los tiempos. Pues nuestra existencia terrenal es como la de una bombilla que alumbra mientras tiene corriente eléctrica. Sabemos que la bombilla muere como tal cuando deja de funcionar. Pero la luz que emitió desde el primer día viajara por el espacio y no desaparecerá nunca, así es como la luz sobrevive a la bombilla. Pues la bombilla puede morir al ser aplastada accidentalmente, puede fundirse por enfermedad o gastarse de vieja, pero la luminosidad que emitió seguirá viva difundiéndose en el espacio infinito viajando a la velocidad de la luz en busca de los límites del universo.

Papá, esa luz de papá que ahora ya no vive en él sino que pervive en mi y en cada uno de aquellos que lo rozaron, estará contento al ver que celebramos el primer día de su memoria con una heterogénea mezcla de la austeridad de San Ignacio y la imaginación de Carl Sagan, a quien gustaba de leer.

Ya acabo, solo quiero deciros una cosa más. No voy a recordar nada a nadie de su figura. Todos los que le conocisteis sabéis que, sobre todo, era un buen hombre. Pero no os vais a ir sin que sepáis por mi boca que también era un valiente. Tuvo el coraje de vivir hasta el final fiel a sus convicciones, sabiendo lo que le pasaba y dispuesto a ayudar a los suyos hasta el ultimo momento. Hasta que el dedo de Dios decidió que podía descansar y se oyó un click en ese interruptor que todos tenemos en algún lugar del Cielo.


viernes, 12 de octubre de 2007

Cartas otoñales a mi padre


Querido padre: son las 5 de la mañana del lunes y en la vida corriente ha pasado otro fin de semana, otro más. Sin embargo para mí y para ti no ha sido uno más sino uno de los que nos quedan para estar juntos. No sabemos si serán muchos o pocos pero quiero vivirlos como si cada uno fuera el último. No puedo evitar mi destino ni apartar de mí la tarea que tu enfermedad me tiene preparada. Como bien sabes, el cáncer no es una enfermedad cualquiera, es una enfermedad terminal. Ni tu has querido que te engañen ni nosotros hemos preferido para ti la anestesia de las mentiras piadosas. Has elegido con nosotros un camino que no es fácil y la cuesta que va viniendo se va ha hacer dura.

Los días otoñales como este primer domingo de Octubre serán un recuerdo imborrable. Hoy hemos dado un breve paseo del brazo: Muntaner abajo hasta la Despensa de Laforja y regresar. Algo sin importancia para el mundo, pero hermosísimo para mi recuerdo. Ojalá te haya llegado tan intensamente como a mí, la luz ya amarillenta de esta mañana de otoño, la nitidez de la atmósfera cuando, subiendo por Muntaner, veíamos el Tibidabo cargado de recuerdos de infancia encima nuestro. Quiero que mis impresiones se sumen a las tuyas, que se crezcan, que las potencien y que juntas te alimenten, te nutran y te den ganas de vivir los días que te quedan, con mayor intensidad. Pues si cada día viviéramos como si fuéramos a morir al día siguiente, nuestra existencia seria mucho más intensa. Por eso, ahora mas que nunca tienes que aplicar esto a tu vida. Trata de saborear los pequeños placeres del día a día como si cada uno de ellos fuera el último. Imagínatelo con el ejemplo de un cigarrillo. Si te dijeran que iba a ser el último fíjate como lo ibas a saborear… le sacarías verdaderamente todo el placer que ese pequeño acto contiene en si. Sé que no te gusta que te den sermones. No estoy haciéndolo. Solo estoy escribiendo a “mi viejo” que se me va sin que pueda hacer nada para evitarlo… estoy llorando el dolor anticipado que tu ausencia me ha de producir. Deseo aprovechar cada instante que me queda de tu compañía… por eso ayer noche cuando me preguntaron en casa a donde iba después de cenar y les dije que a ver el plus contigo, me miraron extrañados pues no es habitual en mi tanta afición al fútbol… y es que mi afición principal no estaba en el ver el fútbol, que también me gusta, sino en el acompañarte mientras tu lo veías. Perdóname el egoísmo pero quiero estar a tu lado para capturar cada uno de esos ratitos en que me miras con mirada de triste resignación que comprendo…quizás más que nadie en este mundo. Pero, deja que te recuerde lo que me has dicho mientras caminábamos juntos lentamente. Tu mano apoyado en mi hombro, tu otra mano en el bastón. Me decías que en Misa de once habías rezado y le habías pedido a Dios que te diera fuerzas… te confieso que en ese momento la luz se ha hecho más luz y el contacto con tu mano en mi hombro ha sido como el abrazo que quisiera darte a cada rato…se me ha escapado una alegría en forma de: ¡que bien! y seguidamente te he dicho que yo también rezaba, a mi agnostica manera, por ti. Y has de saber, que ya sé que lo sabes, que lo hacemos muchos a tu alrededor… la mamá la que más sin duda.
Debes de reunir tus escasas fuerzas y reservarlas para los momentos difíciles. Has de hacer limpieza. No solamente en lo físico, en los rincones de tu materialidad, sino en los rincones de tu corazón. Ahora que todavía tienes la lucidez necesaria entrégate a ello y hazlo con la ayuda que tu creas… pero no lo dejes para mañana. Haz tus deberes ahora y aplica lo que tantas veces nos has repetido a tus hijos: no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Limpia tu corazón de rencores innecesarios, de manías, de prejuicios acumulados por los años, de viejas cuentas sin saldar que tengas con alguna persona. Tú tienes tiempo, pero el tiempo corre y no sabes hasta cuando. Cada noche al acostarte reza y piensa un momentito en lo que tienes pendiente. Y cuando cierres los ojos pídele a tu Dios que se haga su Voluntad y espera, con Esperanza, que Él te dé un día más. Yo lo estoy haciendo cada día por ti y por mí.

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Querido padre: son las 6 de la mañana de otro lunes que en la vida corriente marca el principio de otra semana más. Para nosotros es una de las que nos queda para hacerte compañía. No quiero que te sientas triste leyendo estas líneas. No te apenes pues solo deseo trasladar mis sentimientos para que ellos trasciendan por ti tu existencia. Alégrate pues te has de saber útil, a pesar de tu enfermedad, hasta el último momento. Eres útil a nuestro amor de hijos permitiendo que este ocaso tuyo sea una primavera para nuestros sentimientos filiales.

La Vida, para mi, o para otros el largo dedo de Dios, tiene muchas formas de escribir. Quizás una forma de escribir torcido sea hacerlo a través de una de tus obras. De mi mismo. Lo comprendí ayer tarde cuando me apretabas las manos, reteniéndolas entre las tuyas más de lo habitual. Soy muchas partes de ti mismo… En definitiva soy gracias a vosotros dos: a la mamá y a ti. Tú tuviste una intensa vida que ya apenas evocas en tu cansancio actual. Viéndote ahora, no quiero verte acabado o derrotado, como seria fácil, quiero pensarte simplemente cansado. Tu vida se ha gastado de tanto ir de aquí para allá en los vericuetos de la existencia. ¿Quienes somos nosotros para juzgar si ha sido bien o mal gastada? ¿Quien sabe los denarios que te fueron entregados? A menudo las tentaciones humanas nos hacen pensar críticamente sobre las acciones de los demás… es en estas ocasiones, frente a la proximidad de la muerte, cuando la grandeza de nuestro espíritu se ha de sobreponer a las miserias que todos hemos arrastrado un día y otro de nuestra existencia… Ahora se hace más lucida la mirada interior que me gustaría compartieras conmigo, pues, si miro mi proceder, tantas veces errado, otras acertado, acabo apartando de mi corazón y de mi lengua cualquier reproche que pudiera surgir hacia la conducta ajena. Es cuando paso por esta experiencia cuando más veo, más holisticamente comprendo, el misterio de la Trascendencia. Estoy recibiendo de ti, ese yo profundo que da nueva vida a mi espíritu, pues esto que estoy pensando y sintiendo ahora, procede directamente de ti. Asisto al inicio de una nueva forma de transferencia que hasta ahora no había captado. Gracias por ello y porque me has encargado, apenas ayer, parte de tu trascendencia inmediata y terrenal al hacerme depositario de tus películas, de los recuerdos de nuestra infancia. El resto de tus hijos, mis hermanas, recibirán, así, el fruto de tus deseos.

No quiero despertar tu descanso. Ayer tarde me quedé un largo rato a tu lado viendo como dormitabas. Al pensar en tu vitalidad a la baja, pensé en mi propia existencia y deseé para mi unos ojos que atendieran mis semisueños finales. Puedo entender porque ya apenas podemos aliviar tus males. Ahora tienes pocas necesidades. Comer poco, descansar cuando puedes, compañía de presencia, que no de conversación que te fatiga…la mamá cubre todo ello con amor y entrega. Una vez más, ella, -que lo ha hecho miles de veces-, fundirá hasta el final su papel de esposa con su papel de madre… contigo. Al acercarnos al fin, nos hacemos nuevamente como recién nacidos…las necesidades básicas y el contacto que da cariño nos lo proporciona la madre. Si. Quedan pocos resquicios para serte útil, para ser presencia en tu existir… pero sigo pensando en ti todo el día, como todos los que te queremos, aunque no podamos estar a tu lado mismo todo lo que quisiéramos.


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Querido papá: ha pasado otra semana más desde la última vez que te escribí. Esta semana parecía que te veía algo mejor…sin embargo me apena no poder hacer mucho más por ti, por eso hoy te quiero pedir perdón por las deudas que a lo largo de mi vida he contraído contigo. Sé que me has perdonado ya muchas veces… y sé que quizás no haga falta volvértelo a pedir. Pero necesito que antes de dejarnos me disculpes de todo aquello en lo que pude faltarte, a sabiendas o sin saberlo, por acción o por omisión. Y quiero hacerlo tanto por mí, como por ti. Una vez más me gustaría, deseo al menos intentarlo, que a mi través se exprese tu generosidad perdonando. Primero a mi, y me pongo por delante porque soy tu primogénito y sé que te será más fácil hacerlo. Después, a tus otros deudores, aunque ellos no te lo pidan. Pues… como podremos esperar misericordia si antes no hemos perdonado a nuestros deudores? Es por eso que es tan importante captar el sentido profundo de la oración por excelencia, ese Padrenuestro que aprendí de vosotros cuando era pequeño. En ese rezo se invierte el sentido de la demanda de perdón para no hacer tan explicito que solicitamos un favor a cambio de otro. Pero en realidad es así. Próximos al encuentro final, al cara a cara con una Eternidad que nos puede encadenar o liberar, nos hemos, te has, de dar cuenta de que sin la Infinita Misericordia del Bien no tenemos opción, pues es tanto lo que nos ha quedado por hacer, es tanto el bien que pudimos hacer a los demás y no hicimos, es tanto lo que se nos ha de perdonar, es tanto lo que no se nos ha de tener en cuenta… que si no existiera una capacidad de perdón inmensa no tendríamos ninguna oportunidad de salir indemnes.

Pero, cuando honestamente miremos hacia dentro… hemos de tener un instante de lucidez para sentir vergüenza y arrepentimiento: pues como vamos a pedir misericordia si nosotros todavía no hemos perdonado a nuestros deudores? Menuda desfachatez la nuestra si pedimos para nosotros el favor del perdón y no hemos sido previamente capaces de perdonar las miserias humanas por las que sentimos que los demás nos están en deuda. Si, si, esas deudas que decimos que no lo son… pero no olvidamos. Esos reproches que en nuestro interior seguimos haciendo por ese respeto que no me tuvieron; o por ese consejo mío que no me siguieron; o esa vida que alguien dirigió hacia lugares, según mi forma de ver, equivocados, o ese desinterés que alguien me mostró; o esa falta de atención que creo que tuvieron para con mis intereses, o…etc. etc. etc. Cuantas cuentas te han dejado pendientes, cuantas gentes, a veces muy próximas, te deben algo… con las consecuencias que ello ha tenido para casi toda una vida… Todo eso se ha de perdonar si quieres perdonar a tus deudores. Sé que eres y siempre has sido generoso y que ya has perdonado a todos, pero repasa tus deberes por si te ha quedado alguna pendiente en algún lugar del corazón.

Te dire, ya sé que lo sabes, que si hubiéramos aplicado cada día de nuestra vida el perdón de los deudores seriamos santos. Si, si. Ya sé que no lo somos ninguno de nosotros. Pero no está demás aceptar que, si cada día hubiéramos cerrado la caja de nuestra contabilidad humana con perdidas, en la hora final estas perdidas no serian otra cosa que ganancias.

Perdónanos nuestras deudas, padre, para que así perdonándonos puedas pedir con la cara bien alta, tu también, perdón a tu Padre que está en los Cielos.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Swedenborg, teosofo y mistico, loco o visionario


Al cumplirse 120 años de la muerte de Swedenborg me decidí a escribir una reseña sobre este personaje, del cual habia leido su libro "Cielo e Infierno".  Mi primer conocimiento de la existencia de Swedenborg tuvo lugar a raiz de un trabajo que hace muchos años hice sobre el pintor W. Blake y su obra.

Immanuel von Swedenborg, hijo de un pastor luterano, nació en el barrio portuario de Estocolmo en 1688 y murió en Londres en 1772. Su verdadero nombre era Jesper Svedbertg. Los primeros años de su vida se dedicó a viajar por Europa estudiando en diferentes Universidades . Luchador incansable por encontrar el reducto físico del alma, se encontró a si mismo en una oscura cámara londinense en 1747. El que hasta entonces se había dedicado a buscar la razón de lo anímico a través de la Astronomía, la Fisiología, la Anatomía y la Química, renuncia en un noche de banquetes y ensoñaciones a la búsqueda del alma por ese camino y a partir de entonces -tiene cincuenta y cinco anos- frecuentara el trato con espíritus y ángeles, según su personal visión del mundo espiritual. Se retira a su casa de Estocolmo, un jardín poblado de espejos, donde a partir de ahora pasara las horas escribiendo libros sobre teosofía y midiendo (maníacamente) el crecimiento diario de sus plantas y flores.

Swedenborg, místico y teósofo, pretendido fundador de una era paradisíaca, divide su vida entre los Cielos y la Tierra. Recibe encomiendas y transporta mandamientos del mundo de los espíritus a la Tierra. Explora galaxias y sistemas solares y resuelve enigmas a personas desconsoladas.

En una ocasión, la viuda del embajador de los Países Bajos en Suecia le ruega que averigüe de su difunto esposo el lugar en el que depositó la factura de unas joyas que de nuevo se le reclaman. Luego de unos días Swedenborg trae la respuesta: en el cajón izquierdo de un viejo armario hay un falso espacio, allí se encuentra el recibo del pago de las joyas hecho por su marido días antes de morir.

En otra ocasión Swedenborg asiste a un banquete. Sobresaltado apoya su mano en el comensal a su izquierda y exclama: "Pedro III de Rusia ha muerto en las mazmorras de su prisión de San Petersburgo". Al cabo de unos días, los correos que llegan de dicha ciudad comprueban la verdad de aquella repentina visión.

Pero, con mucho, el episodio más fascinante del nuevo oficio de Swedenborg es el que permitió a la reina Luisa Ulrica de Suecia mantener correspondencia con su difunto hermano el príncipe Augusto de Prusia. Durante mucho tiempo la reina gobernó obedeciendo las órdenes que desde el mundo de los espíritus le enviaba su hermano a través de Swedenborg.

Toda esta serie de episodios provocaron la curiosidad de sus compatriotas y muy pronto el anatomista, filosofo y teólogo se convirtió en un personaje popular no sólo en Suecia, sino en toda Europa. A su homónimo Kant le llegan noticias del asombroso día en que Swedenborg estando en Gotemburgo ciudad distante 500 kilómetros de Estocolmo, se pasea por las calles de la ciudad pregonando que Estocolmo está ardiendo y durante horas va dando públicamente noticias del alcance del fuego. De madrugada se calma y afirma que el fuego se ha extinguido exactamente dos casas antes de llegar a la suya propia. Cuando esta historia llega a oídos de Kant y mientras cavilaba cómo poder averiguar la verdad de tan extrano suceso, recibe una carta de Swedenborg en la que éste le comunica:

Señor: he sido informado en el mundo de los espíritus que tiene fervientes deseos de conversar conmigo. Estaré encantado de recibirle si usted me honra con su visita. Su humilde siervo.
Inmanuel Swedenborg

Kant, entre sorprendido y escéptico, no solamente no llegaría a visitarle nunca sino que en 1766 dirigió, desde la cátedra de Maguncia, una dura critica a su teología de los espíritus.

Muy pronto comenzó a dudarse del sano juicio de Swedenborg. El mismo en una carta que dirige a su amigo Bobham le dice... "y ten en cuenta que el repetido trato con los espíritus es un camino que conduce a la locura". Pero en vida, después de su noche de metamorfosis londinense, no dio señales de enfermedad mental; antes bien toda su vida está adornada por una coherencia de actitudes y una respetabilidad que hacen dudar de todos los encasillamientos en que sus biógrafos críticos han tratado de colocar su desvariante personalidad.

Swedenborg decide el momento de su último viaje. Tres años antes de su muerte predice con exactitud el día y la hora de su partida final. Reunido con sus discípulos, quienes más tarde fundaran la Iglesia de la Nueva Jerusalén, abandona este mundo con la naturalidad y simplicidad de sus otras partidas. Minutos antes de la hora que tres años antes había fijado para su muerte, interrumpe la escritura, reúne a los discípulos que para tal evento se han congregado en su casa y se despide de ellos. Durante los doce últimos años de su vida se alimentó exclusivamente de galletas y café, del que consumía enormes cantidades. Su cuerpo era, sin embargo, según sus biógrafos, tan vigoroso como su espíritu. Durante estos años finales viajó intensamente por Europa, y especialmente en los últimos lo hacía en solitario. Recordemos que murrio a los 84 años y que viajar en 1770, no era precisamente, coger el puente aéreo.

He de mencionar un aspecto de sus investigaciones que tienen relación con su nueva anatomo-fisiologia. En 1719 pronuncia una disertación en el Real Colegio Médico de Estocolmo sobre "La anatomía de nuestra más sutil naturaleza; demostración de que toda nuestra fuerza viviente y moviente consiste en temblores". En ella traza toda una geometría de los temblores del cuerpo explicando que la palabra es producto del temblor (de los estertores, mejor) del alma. Se ha de entender la importancia que le da al tema de los temblores pues él era tartamudo.

Pero será en la Europa de los siglos XVIII y XIX cuando la idea swedenborguiana del andrógino le hace popular después de muerto. Sus escritos se traducen a casi todos los idiomas europeos (ingles, alemán, holandés, sueco, danés y francés). Los intelectuales se reparten entre sus defensores y sus detractores, pero es el libro Seraphita de Balzac el máximo exponente del interés que sus ideas sobre el tema llegaron a despertar. Sobre el andrógino Swedenborg dice:
"De la unión de un espíritu de amor y de un espíritu de sabiduría nace una criatura cuya alma es mujer y su cuerpo hombre, última expresión humana en que el espíritu domina a la forma, y en que ésta se debate aún contra el espíritu divino."

Seraphitus-Seraphita es la encarnación de la pura idea androginal hiperbórea de Swedenborg.

La obra Matrimonio del cielo y del infierno de W. Blake , es otra respuesta a las visiones infernales y celestiales de Swedenborg. En ella los ángeles y los espíritus se expresan mediante proverbios, en contra de las meras descripciones ambientales de la obra de Swedenborg. William Blake, en un momento determinado antes de atacar furiosamente a quien "nada nuevo ha inventado" dice: "Amar al amigo es oponérsele."

Todas las teorías celestiales e infernales swedenborguianas son el producto de una inigualable capacidad sincrética. Swedenborg dice en una ocasión un tanto confucianamente "No invento, sólo transmito", y él, desprendido hasta de su propia locura, habita un doble mundo en el que su sombra es su pura reminiscencia. Emanuel Swedenborg es un personaje que la historia no puede ni debe olvidar.

Para acabar transcribo unas líneas del único libro suyo publicado en castellano, “Cielo e Infierno”:

" Si bien todo en el Cielo aparece con el mismo aspecto que las cosas del mundo, es decir, delimitado y definido por los conceptos de espacio y de lugar, para los ángeles dichos conceptos no tienen significado alguno. Puesto que esto parecerá paradójico, procederé a explicar más detenidamente este argumento que tiene una gran importancia.
- Todos los traslados en el mundo espiritual acaecen mediante cambios de estado interior, por lo cual cabe deducir que los traslados son cambios de estado. De esta manera yo mismo fui conducido por el Senor a los Cielos y recorrí diferentes sitios. Pero esto ocurrió con respecto al espíritu mientras el cuerpo permanecía inmóvil en el mismo lugar. Del mismo modo se mueven los ángeles para quienes no existen ni distancia ni espacio, sólo estados y cambios de estado.
- Puesto que los traslados ocurren de esta manera, resulta evidente que los acercamientos son semejanzas del estado interior, y los alejamientos, diferencias. De aquí se deriva que aquellos que están en un estado similar son vecinos, y aquellos que están en estados diferentes, se alejan entre si. Los espacios en el Cielo no son otra cosa que estados externos que se corresponden con los estados internos, y por esta razón, los Cielos son diferentes entre sí, de la misma manera que lo son (diferentes) las sociedades de cada Cielo y los ángeles de cada sociedad. De aquí cabe deducir que el infierno está totalmente separado de los Cielos ya que se encuentra, fundamentalmente, en un estado opuesto.
- Por esta misma razón, en el mundo espiritual alguien puede encontrarse junto a otro si lo desea intensamente: en efecto, lo visualiza mediante su pensamiento y lo conduce a su propio estado. En el caso contrario, la aversión hace que dicho individuo se mantenga alejado de uno. Puesto que todas las aversiones se derivan de la diferencia de los afectos y los pensamientos, muchos de los que se encuentran en el mismo lugar resultan invisibles los unos para los otros, y ya no se ven más desde el momento en que incuban sentimientos opuestos…"

Podría ser que Swedenborg fuera un loco iluminado. Pero en cualquier caso sus ideas, creedme, son geniales. Otra cosa es que además pertenezcan a la categoría de ideas de veracidad comprobable. En ellas vemos un magnifico ejercicio de creencia sin necesidad de comprobación. Se puede ser víctima de ellas tal como de una infección por el virus de la inmunodeficiencia: si penetran verdaderamente en nuestro interior llegan a destruir las defensas racionales que podrían alejarnos de ellas. Otra vez el MUNDO 3 de K. Popper . El que tenga interés que entienda.

Granollers, febrero 92

BIBLIOGRAFÍA usada en el trabajo:
"Cielo e Infierno" Emanuel Swedenborg. Ed.Grupo Libro 88. Madrid 1991
"La otra dimensión. Escatología Cristiana." Juan Ruiz de la Pena. Ed.Sal Terrae. Santander 1986
"The apostolic Church in the New Testament" D.Stanley. Newman Press. Westminster, Md. (USA)
"Histoire des religions. Enciclopédie de la Pléiade" Editions Gallimard. Paris 1970

domingo, 19 de agosto de 2007

Viaje en bici por la Toscana


San Gimignano, Sangimi para ellos, queda atrás mientras rodamos a buena marcha cuesta abajo. Todavia no hace calor. Son las nueve. Hasta el fondo del valle d'Elsa es casi todo bajada. Será despues cuando las colinas toscanas nos dejaran ver su carácter. Los viñedos y los cipreses se suceden a lado y lado de la carretera mientras repaso las últimas horas. El hotel Cisterna esta bien situado, en el centro mismo de Sangimi. La habitación no tiene mucho encanto pero tiene una terraza que salva todo lo negativo, excepto el café del desayuno, que es el peor de toda Italia. La puesta del sol del dia anterior nos dejó ver las 14 torres de Sangimi con un color esplendido. No podemos imaginar que llegará tener 64 torres y que los florentinos acabaran con ellas como símbolo de su dominación. Hemos venido a la Toscana para descubrir que Siena fue una próspera ciudad medieval en competencia con Florencia. No sabíamos de la rivalidad entre las dos ciudades estado. Despues de la peste les fue fácil a los florentinos dominar a Siena. No fue hasta la epoca de los Medici en que se anexiona Siena al Gran Ducado de la Toscana. Para entonces su decadencia y el resurgimiento de Florencia ya no tenia vuelta atrás. Es impresionante ver los restos inconclusos del Duomo nuevo de Siena. El viejo Duomo es solo el crucero de lo proyectado. Pero la peste y la guerra impedieron a los Sienes tener un Duomo mayor que el de Florencia. Al visitar el Duomo de Siena se percibe una pequeña fracción del esplendor que debio de adornarlo. Pienso en la cantidad de sufrimiento humano que hay detrás de todo este arte que nos llega hoy. El fanatismo religioso y el afán por mostrarse más poderoso que el rival vecino hace que el pueblo llano pague con sangre la manifestación artistica. Siempre ha sido asi.


Certaldo aparece en el horizonte, llevamos ya mas de 35 km de tobogan toscano. Tenemos hambre y hacemos un ultimo esfuerzo subiendo a la colina amurallada del pueblo en el que Bocaccio escribio el Decameron. La enoteca del pueblo nos ofrece unas bruschetas excelentes de pecorino y melanzanne. Las fuerzas se recuperan y salimos hacia la parte alta del Val d'Elsa. Despues de más toboganes inacabables, y de 75 km de paisaje toscano, regresamos a Sangimi. Estamos deseando tomar una ducha y cenar.

Il Pino es un restaurante para repetir. El americano que esta en la mesa de al lado tiene una mujer vietnamita y 4 hijas. La mayor unos 20 años y la peque va en carrito, unos 10 meses. Es un tipo que me recuerda a Marlon Brando en Apocalipsis Now. Pensamos que debe de ser un excombatiente de vietnam. Tiene la edad para serlo y la vietnamita en sus dias debio de ser bonita. Ahora esta hecha una matrona con exceso de peso. Que contraste entre lo que ofrece la vida y lo que puedes o no tomar de ella. Me cuesta entender como en la mesa de al lado pueden estar comiendo, con cocacola y agua para los niños, carne con patatas fritas. El Verdaccio de Sangimi que nos sirven se llama Alada. Cosecha del 2005. Es joven y afrutado, delicioso. Por tres veces debo de reclamar una cubitera para que no se nos caliente. Es imposible saber si el risotto con pecorino es mejor que los raviolones de melanzanne con pesto. El tiramisu tiene un exceso de mascarpone que tratamos de compensar con una grappa de brunello y un limoncello. El americano trata de pagar con travelers checks... el camarero no se entera y el encargado se los acaba aceptando a regañadientes. Estoy seguro de que hay americanos que saben beber vino y pagar en la moneda del lugar que estan visitando. Mientras nuestro particular Marlon Brando sale, nos fijamos en el anillo de diamantes que lleva la vietnamita y como el bolso de Prada va colgado de la sillita en la que la criada camboyana lleva al mas pequeño de los Branditos. Durante la cena la vietnamita con sobrepeso jugaba al solitario con el movil mientras su hija de 20 años solo miraba al moreno camarero etrusco.

Mientras escribo, Anna esta explorando Radda in Chianti. Hemos llegado hace cuatro horas. Salimos de Sangimi para hacer una ruta alternativa que pasa por la reserva natural del bosque de Santa Agnes. Un bosque mediterraneo, como los nuestros, con la salvedad de que junto a las encinas, robles y pinos crecen entremezclados muchos cipreses. En nuestra tierra el cipres es un arbol de cementerios. Dicen que el cipres es un simbolo religioso. Crece apuntando a Dios. Por eso lo plantan en los lugares sagrados. A mi tanto ciprés entre colinas redondeadas me recuerda otra cosa que callo. La subida son 19 km sostenidos, un si bemol de cadencias que alternan paisajes de bosque con los viñedos de la region de Chianti que atravesamos. Anna progresa a ritmo de Ipod, sus caderas tambien son cadencias admirables y cuando la llevo delante la contemplo a gusto con cara de bobo. Paramos enmedio del bosque a poner vaselina en nuestras escocidas ingles. Castellina in Chianti es otro pueblito medieval en el que decidimos comer. La propietaria, un culo enorme que no le cabe en los tejanos, nos dice lo primero que no tienen pizza: 'que solo tienen “comida”...'. El camarero parece amargado. Tener dos cuñados italianos, aunque sean lombardos, me da la ventaja de saber más italiano que la media de los guiris españoles y puedo entender sus comentarios...
Quizás es algo tarde para ellos. Pero solo son las dos. Cuando estamos acabando los tagliolini ai funghi porcini aparece una familia autenticamente andaluza. Anna hace apuestas conmigo sobre si son de Malaga o de Sevilla. Divertidos y dicharacheros no entienden un pijo pero se apañan. El camarero se amarga un poco mas y la dueña les repite que no tienen pizzas... a ellos les da igual. A nosotros tambien. El Chianti clasico que bebemos nos da las fuerzas justas para llegar a Radda que solo dista 10 km... una ducha reparadora que nos deja el cuerpo listo para un sexo que nos sucede antes de darnos cuenta... la cama es muy correcta y por la ventana solo nos ve retozar la campiña toscana mientras el sol se esconde con timidez.



Anna llega y me trae un cacho de pecorino que devoro mientras escribo las ultimas lineas para el blog... dentro de una hora buscaremos trattoria para cenar.

jueves, 5 de julio de 2007

Anna


M’estiro amb mandra sobre els records, com si fossin els llençols que fa poques hores ens acollien, i somio despert amb les teves mans fines i una mica fredes que recorren la meva pell, llavors un petit calfred em fa mirar per la finestra i veig la claror d’un mati qualsevol. El mati d’avui no es cap data senyalada però te una llum especialment intensa. Una llum de primavera tardana. Per que la llum es el que fa la diferencia quan mires un mateix paisatge moltes vegades.
Entretant, en el meus records, els nostres dits ja fan camí pel seu compte i, mentre parlem de qualsevol cosa, les carícies son cada cop mes a prop de transmetre el nostre desig, fins arribar al punt de no poder tornar enrere. Aviat la passió ens prendrà entre els seus dits i no ens deixarà parlar fins que la respiració agitada i la mirada apassionada deixin pas a la mirada tendra i el cap refugiat al foradet del braç que tant m’agrada. Penso que també nosaltres som paisatges que ens repetim un per l’altre. I es la llum que tenim als ulls un dia i un altre, el que marca diferencies entre els nostres paisatges coneguts.

M’agradaria tenir tot el temps necessari per viure els matisos del teu paisatge, de la teva mirada. Estimar es també un acte reflexiu. Quan mirem el mon veiem el que la llum reflecteix, si, sense la llum rebotada dels objectes al ulls no sabríem trobar el camí ni coneixeríem el color de les coses. Els petons se m’escapen dels llavis per trobar-se amb els teus de camí de tornada, i els llavis es parlen entre ells de coses impossibles d’entendre per que el seu llenguatge esta fet d’instants, de tactes, d’olors, de sabors i d’imatges que neixen del que els records reflecteixen d’altres instants semblants i així fins que fent ulls clucs es perd la noció del moment per abandonar la ment i el cor a una sensació impossible d’entendre que s’endinsa al mes profund de tu mateix i et fa sentir que ets estimat... que hi ha algú que et deixa ser globalment a dintre seu al mateix moment en que tu voldries ser per ell un embolcall de protecció total, una abraçada que fes fora tots els perills, totes les inseguretats que la vida arrossega i arrossegarà. Neix de tu un clam immens que et faria dir-li: aquí estic, soc per tu, vull que et sentis estimada, segura, vull ser per tu aliment, protecció, afecte i tendresa. Vull ser la corda estesa entre el teu naixement i la teva mort, la corda guia sobre la que puguis créixer i fer el teu camí. Llavors entens que l’amor es un reflex de la vida que t’han donat i que es el punt de partida de la vida que tu dones. Per que sense el reflex de la vida prèvia sobre la nostre pròpia vida seriem incapaços d’estimar i de tenir fills, de transcendir.

En aquest moments me’n adono de que la llum intensa del nostre amor, projecta a sobre nostre reflexes nous que son instants atrapats en el record d’altres amants...dels nostres pares, dels nostres avis, rebot lluminós fet sentiment inesgotable que reneix i mor de si mateix...

miércoles, 27 de junio de 2007

La vida como alambique [sobre el sufrimiento del esfuerzo]


Querida hermana: quiero hablar un rato contigo, aunque no tengo casi nada que decirte que sirva para algo de verdad, apenas nada verdaderamente útil.

A menudo quedo anonadado, confundido momentáneamente por la simplicidad de ciertos planteamientos que la vida de unos y de otros me aproxima. Y es cuando los contrasto con mi propia experiencia de la vida, y las experiencias que nos han dejado otros personajes a lo largo de la historia, cuando la angustia de la soledad aparece en todo su esplendor.Pero no vayas a creer que me quejo de padecer estas angustias..., creo que solo si pasas por este estado te sientes realmente vivir en medio de lo real. Si no se alcanza a percibir nunca este desamparo es señal de que todavía se está bajo el que yo llamo el signo de "los elegidos", y te he de decir que yo no estoy bajo esta circunstancia desde hace un tiempo. Ahora me explico:

Hubo una época en la que creía estar en posesión de unas pocas verdades fundamentales para orientar una vida. En medio del desorden interior que me intuía, mejor quizás presentía, tenia un faro que aunque fuera a trompicones guiaba mis tímidos pasos por la vida. Había un propósito claro, un ideario que sustentaba la acción, una fuerza que emanaba de la lucha por apartar los obstáculos. El tiempo fue acumulando experiencias hasta que un buen día descubrí que el faro era un espejismo, una ilusión de mi niñez reconvertida en mi adolescencia para dotar de sentido y dirección al caminar vital. La angustia cobró progresivamente su autentica dimensión. Me encontré sumido en un mundo al que habían robado sus referencias, esas referencias obligadas para sentirse instalado como en casa, en una casa que pudiera no agradar o pudiera generar el impulso para cambiarla pero, en último extremo, una casa sentida como la propia. Las ideas simples adquirieron, a partir de entonces, dimensiones de enorme complejidad que, al parecer, tan solo yo apreciaba; constaté que para la generalidad de los que caminaban a mi lado esas ideas seguían siendo claras y simples aunque la mayor parte de ellos no las sustentaban realmente, tan solo las acariciaban externamente creyendo a menudo que hacían uso consciente de sus significados, cuando en realidad su mecánico desarrollo mas bien pasaba por encima de la comprensión de su contenido.

Finalmente empecé a comprender que tan solo la pureza de corazón podía tener sentido en estas horas de oscuridad, en el desamparo de la sin esperanza. Pero necesité todavía mucho tiempo para darme cuenta de que la vida que nos atraviesa, a nuestro pesar, no permite que la pureza de corazón sea una experiencia REAL más allá de la infancia, ya que si así fuera no tendría sentido la vida. Y digo esto, me permitiré explicarlo tan mal como pueda , porque creo que el ciclo de la vida que se inicia con el nacimiento y acaba con la muerte para, (posiblemente) volver a recomenzar en algún punto o lugar que no podemos (por ahora) conocer, no es más que un enorme alambique que podemos o no aprovechar. Te recuerdo que el alambique es un chisme que permite destilar el agua, separar las impurezas, las sales, los sólidos y partículas en suspensión, del elemento agua en su estado químicamente puro. El niño al nacer es como el agua químicamente pura, su próxima e inmediata vida, que el niño no ha podido elegir, se encargará de enrarecer, contaminar, cargar y disolver en ella todos los elementos que harán impuro el corazón del hombre adulto. Sin embargo esa misma vida encierra en si la posibilidad de destilarse, de alcanzar, gracias al sufrimiento del esfuerzo, nuevamente el estado de pureza de corazón.No son fáciles de captar estas ideas. Se leen, si, pero raramente llegan a tocar profundamente la comprensión necesaria del cómo y del por qué eso afecta directamente a nuestra existencia. Las ideas preconcebidas que la vida nos cede y que asimilamos desde la infancia, se encargan de mantenernos ocupados y ajenos a esta experiencia.Muchos son los que ni siquiera son capaces de reflexionar, no ya sobre el sentido de su vida, sino sobre los problemas ordinarios que se les plantean a diario. Otros muchos reflexionan pero parten de bases tan fuertemente establecidas, de creencias o ideales que no pueden discutir, que, a pesar de su reflexión no experimentan la necesidad de indagarse hasta las últimas consecuencias. Son muy pocos los que presienten como necesaria la renuncia a todo faro que no sea su propio descubrimiento.

Quizás se deba de descender hasta el fondo del abismo sin esperanza para hallar respuestas. Quizás se deba de apurar hasta el final la copa de la impotencia, de la desesperación, de la soledad infinita, para rescatar aquella pureza primitiva del corazón del niño. En cualquier caso, y mientras no se cumpla este viaje a los abismos de si mismo, no se puede hablar de esperanza. Hablar de ella en esos momentos es volver a confortarse con los ideales, con el camino de los elegidos. Hablar de ella, o desear que exista, es no aceptar la propia condición de esclavo de si mismo, que se ha presentido, experimentado o descubierto. Una falsa visión que contemplara la esperanza impediría el continuado descenso a las catacumbas de la nada, evitaría la aceptación total y sin reservas de la contradicción en si mismo. Crearía una falsa expectativa en un Futuro que realmente no existe, porque tan solo puede ser el fruto de un esfuerzo sobrehumano nacido de la desesperación del sentirse NADA.

No puedo, ni quiero, sobrecoger tu claridad; tan solo me he apoyado unos momentos en ti porque se que puedes entender las varias lecturas que todo esto puede tener, ojalá que aun sin compartir mis ideas pudieras sentirme próximo pues estoy seguro de que si así fuera querría decir que has entendido este homenaje reciproco a nuestra soledad.

Esperando que estés bien. Recibe todo el afecto de tu hermano, y más.

lunes, 21 de mayo de 2007

Construir el pasado desde otra nueva oportunidad...




Donde el pasado perdura no es en las cosas que vemos y que hacemos cada día, o que creemos tener pero que son prestadas. El pasado tampoco son los recuerdos, cera blanda que a menudo los años acaban deformando. El pasado es la mañana de esta tarde que vivo ahora mismo mientras trato de recuperar sentimientos que antes quizás no he querido reconocer como propios.

Desearía ser roca de tu torreón seguro
y firme asiento donde construir juntos
nuestros futuros de plenitudes inciertas.


Y aprender del pasado, desde dentro de uno mismo, mientras crecen las raíces de los sentimientos, al mismo tiempo que dejamos distancia y enfriamos los sentidos que reclaman como animales su dominio. Y hacerlo lentamente, -sin forzar el alma de las cosas, de los sucesos o de las personas-, es asi como nos llegara, desde el futuro anticipado, lo que reconoceremos más tarde como el pasado...
Sabiendo que las palabras son solo eso,
-pues los hechos siempre nacen huérfanos-,
ya que solo el deseo sustituye al tiempo.
Y vivirte apasionada y tierna como eres,
como te surge cuando se escapa el cariño,
ese que tú me lanzas y yo te veo venir
de ti a mí desde mas allá de lo que haces.

Y saber mirar al frente con la mirada clara, aferrándose a la esencia de las relaciones humanas, no a la anécdota ni al adorno que distrae; al amor, si, a la estima que no mira atrás o pide intereses por el préstamo, por que en realidad vivir es amar en uno mismo los reflejos de los otros, tanto de los que nos han querido antes, como de los que sin saberlo nos amaran en un futuro que un día también será nuestro pasado.
No sé porqué, ni tu tampoco seguramente,
pero los dos sabemos que poco cuesta
ser cobarde y no prender la mano abierta
rechazando lo posible, por miedo a volar
hacia horizontes de renuncia, sin certezas…
Nadie firma préstamos de duda, ya lo sé,
y yo te lo estoy pidiendo entre beso y letra,
entre ternura y razones que no comprenden
la bondad de las verdades que nos llenan…
Si. Nuestros hechos son primero voluntades.

Por que el pasado es un presente construido con sentimientos que caducan, como el atardecer melancólico que se nos lleva la noche convirtiéndolo en el pasado de un momento mortal. Y la palabra escrita, como la imagen, es la voluntad que hace al momento eterno, trascendente más allá del olvido de la memoria. Un olvido que solo la noche de cada día transformará en sueños del pasado.


miércoles, 25 de abril de 2007

Pero, entre tanto...





La verdad es una mentira que aun no ha sido descubierta. Sólo de esta raíz puede brotar algo hermoso y duradero. Aun así, toda afirmación contiene en si el germen de un fracaso posible, al igual que en toda pequeña o gran felicidad se agazapa la semilla del dolor. Vivir con plenitud es un ensayo para llegar al límite de las palabras, un límite más allá del cual todo discurso se hace innecesario... Pero, entre tanto, las palabras forman parte de nuestro mundo, de nuestras mentiras no descubiertas y de nuestras felicidades temporales.

martes, 20 de marzo de 2007

Abandonarse conscientemente al caos de la relacion verbal...


Hay algo mas difícil que coger a un psicólogo con el paso cambiado?
Durante meses me repetía la pregunta solicitando una respuesta a la inspiración. Ayer, mientras subía en el ascensor, se abrió hasta mi la respuesta como si toda la vida hubiera estado ahí. Era como llegar al 4º piso cuando lo habitual era bajar en el 3º donde tengo el despacho...
Si había algo más difícil que cogerles con el paso cambiado era intentar convencerles de ello.
Efectivamente. Psiquiatras y psicólogos a menudo despiertan entre el resto de mortales ciertos ecos o reminiscencias que nos retrotraen a la imagen del brujo-adivino o chaman de la tribu ancestral. Cierto temor reverencial ante sus explicaciones, advertencias agoristicas o sus, a menudo, inquietantes deducciones, es el sentir que preside su contacto. Quien se encontrará libre de culpa edipica, de celos no reconocidos, de afán de venganza sublimado o de amor compulsivo por una frustración vivida en la escuela primaria? Ante estas posibilidades siempre nos cabe discutir, con nuestro propio verbo, la supremacía del criterio seguido para llegar a esas proyecciones... pero al hacerlo nos arriesgamos a ser señalados como el peor de los apestados. Resistirse es, lo sabemos, provocar sus iras, convocar al conjunto de males con el que ampliamente han pintado y descrito, pormenorizado y justificado, las razones ocultas que han movido nuestras vidas hasta el día en que los conocimos... O doblamos el espinazo, y aceptamos esa superioridad que nos infligen sin desearlo personalmente ninguno... o nos arriesgamos a caer en el caos...

De esto quisiera hablar. Del caos. De la relación fractal y caótica, del efecto mariposa y del vórtice, de las escalas dentro de escalas… en fin de una compleja y nueva dimensión que escapa a la racionalización analítica, a la psicoanalítica, a la empiría, al conductismo, a la metodologica, a las reglas … siempre que no sean las que imperan en el caos. Se trata, en definitiva, de aplicar la teoria del caos a la educación y las relaciones entre humanos, dejando de lado una visión del desarrollo psicologico demasiado limitada por la consabida causa-efecto y presidida por los analisis de todo tipo a los que tan aficionada se ha vuelto nuestra sociedad humana en los ultimos dos siglos.

Es cierto que uno no puede escapar a lo que es. Pero...cuando empieza a ser uno lo que dice que es? Si uno de nosotros elige pareja y decide iniciar una vida en común todavía no es padre, aunque proyecte serlo. Es cuando decide tener descendencia cuando inicia el camino de ser padre. Pero el ser del padre no nos permea de inmediato, no somos padres de la noche a la mañana con la llegada del primer hijo. Seremos progresivamente padres como somos progresivamente personas y no acabaremos nunca de ser totalmente ni una cosa ni la otra hasta que la parca se nos lleve por delante. Ser persona, como ser padre, no es un estado definitivo, es algo que fluye y evoluciona. El agua de un río no es el río. Ni lo es la surgencia que le da lugar, ni lo son los torrentes que se transformarán en riachuelos, ni lo serán los rápidos por los que descenderá veloz el agua por las gargantas. El río será río cuando lo veamos morir en el mar. Solo adquiere esencia definitiva perdiéndola en otra dimensión mayor. Es río en su conjunto pero sobre todo en su desarrollo. No podemos tomar una parte por el todo ni perder de vista que ‘el río’ será aquello que determine el discurrir desde que este nace hasta que acaba.

Una vez la madre de un niño me preguntó en la consulta si era una buena madre y le contesté que eso se lo tenia que preguntar a sus nietos. Su rol de madre solo acababa de empezar y ya quería un juicio de valor sobre su capacidad. Es como preguntarle al arroyo que superficie de regadío alimentará el río poco antes de llegar a su desembocadura. No es posible saberlo. La bondad del río se conocerá cuando su esencia se complete. Por eso los que prejuzgan la conducta ajena basandose en la descripción de lo sucedido, y con ello anticipando el valor de la esencia del ser padre, cometen un error de apreciación que, introducido en la corriente de la vida, puede tener efectos impredecibles y responsabilidades que a largo plazo nadie se prestará a reconocer como propias. Se trataba, -en aquel caso que ahora recuerdo-, de una madre separada, atormetada por la culpa y la carga que sobre sus hombros había depositado algún psicólogo infantil que tomaba las partes por el todo...

Cuando llevas muchos años al otro lado de la mesa empiezas a vislumbrar certezas que no se analizan por mucha teoría que nos enseñen. No es tan importante el consejo en sí que damos a quien nos lo pide. Si lo es aquello en lo que lo envolvemos cuando lo proyectamos desde nuestra mente hacia la comprensión del otro. Por asi decirlo lo que importa es la calidad del foco de luz que usamos para pasarles la diapositiva, no la diapositiva en si misma. A la gente no la ayudamos aunque a menudo creamos lo contrario. Lo que hacemos cuando “somos de ayuda” es escuchar y dejar que se nos acerquen. Si comunicamos bien no importa demasiado lo que dices. Cualquier banalidad es buena para apagar la tremenda sed de ser escuchado que a menudo tienen todos ellos. Abandonarse al caos de la relación verbal es lo que hacen las comadres, los amigos que charlan por charlar, los cotilleos entre compañeros del trabajo, los novios cuando devanean. Todas estas formas de relación verbal tienen en común una ausencia de guión establecido: es el azar quien encadena discursos y palabrería. En todas esas relaciones verbales caóticas puede o no vincularse afecto, pasión, desamor, egoísmo, vanidad, desprecio o interés. Esa es la materia que contará. No el contenido de las palabras. Aquella madre recordará el interés que pusimos al escuchar su relato. Seguramente olvidará todo lo que no puede hacer y nosotros sugerimos que hiciera. Al final, en, y a lo largo de nuestras vidas, cada uno de nosotros acaba haciendo solo aquello que podía hacer. No lo que se había, o le habían, propuesto que hiciera. Saber ceder, en un momento dado, a nuestra pulsión intelectualizadora (la que nos llevaría a los análisis) y abandonarse con arte al caos de la relación verbal es un ejercicio útil.

Los profesionales de la salud, los pediatras en mi caso, con la edad y la experiencia podríamos aumentar nuestra capacidad para ser cariñosamente caóticos en nuestra relación verbal con los pacientes. Pero esta aseveración tiene un tiempo verbal que es un futuro condicional…Para ello, para que el aserto se cumpla, precisamos una experiencia del tiempo que sea gratificante. Cuando vivimos en un cierto grado de apremio permanente no es posible…La vivencia gratificante del tiempo es como el abono que precisa nuestra tierra para que florezca un trato presidido por el caos. Un caos que, como el caos del universo, tiene sus propias leyes, su dinámica de arrastre y que siempre, siempre que lo respetemos, nos acaba sorprendiendo
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domingo, 18 de febrero de 2007

Las 3 Górgonas: Libertad, Igualdad, Fraternidad


La violencia en la televisión… el hambre y la desigualdad en el tercer mundo… el gasto en armamento del primer mundo… la pulsión a la guerra que súbitamente aparece en cientos de miles de pacíficos ciudadanos …

Porque preguntarse por las consecuencias de estos hechos? Porque no preguntarse primero si podemos evitar los hechos en si? Empecemos singularizando. Si no podemos evitar el hecho es inútil preguntarse por las consecuencias, a no ser que entremos en un nivel meramente descriptivo de la cuestión. Pero vayamos a ese padre adulto-interesado o a ese profesional-informado que comienza su conferencia o su articulo con una descripción del tipo de: “Casi a diario en nuestro mundo vemos como la violencia en la television es la responsable de que nuestros hijos etc.” y acaba el primer párrafo cuestionándose alguno de los puntos iniciales de este escrito. Siempre es lo mismo. Sea el tema la violencia televisiva, la guerra no deseada o la injusticia del hambre. Este adulto no es verdaderamente consciente de la situación en la que él y la sociedad entera vive, crece, se desarrolla y muere. Probablemente crea que es consciente y tome decisiones meditadas, incluso elabore reflexiones escritas para tratar de ayudar a otros adultos afectados por los problemas que aquellas cuestiones plantean. Pero que él CREA ser consciente no quiere decir que sea exactamente así. Por tanto, primera cuestión: supongamos que existe la posibilidad de vivir creyendo cosas que no son reales. Si esto fuera asi, cuando alguien actúa bajo el convencimiento de algo que no responde a la realidad decimos que actúa engañado. Ahora pasemos de la suposición a la realidad. Yo afirmo que existe una apariencia de realidad en la que transitamos. Esta ‘realidad’ funciona gracias a un entramado de leyes que nos gobiernan a nuestro pesar o dicho de otra manera somos condicionados por ellas para acabar ‘actuando’ de la forma prevista, y con apariencia de libertad, dentro de unos márgenes o limites más allá de los cuales no podemos establecer modificaciones ni siquiera si fuéramos verdaderamente conscientes de la realidad de este hecho, cosa que no sucede habitualmente pues el cuestionamiento del sistema no es la norma entre los humanos sino la excepción.

Cuando se plantea este tema a menudo la soberbia humana se revela en contra y no acepta el papel de títere, marioneta o prisionero de una realidad que condiciona nuestras existencias. Creemos en la libertad de acción del ser humano y nos resistimos a aceptar que algo o alguien manipula nuestro destino, nuestra sociedad o nuestras ideas. Creemos que regimos nuestro destino personal tomando decisiones cruciales en nuestras vidas. Creemos que cambiamos sucesos gracias al libre albedrío del que somos usuarios. Creemos que evitamos males mayores tomando decisiones colectivas (sociales) empujadas por la voluntad de cambio del ser humano. Creemos que las ideas de ciertos hombres, politicos, religiosos o intelecturales, tienen capacidad para mover voluntades. Y creemos muchas cosas más que no son exactamente ciertas. Pero no tenemos elección. Si no creyéramos todo eso no podríamos vivir en el sistema que nuestra actividad humana ha generado por si misma y al margen de las voluntades individuales o colectivas de los seres humanos. Son los productos de la actividad humana los que con su propia dinámica han configurado el esquema vital en el que existimos o transitamos, según sea. Y nuestra existencia o nuestro transito, se pliega a las condiciones que crea el sistema sin que debamos de apreciar en ello una voluntad consciente o manipuladora, simplemente se trata de una inercia que obedece ciegamente a ciertas leyes. Los hechos y los actores se encadenan unos a otros causalmente sin que pueda suceder otra cosa que lo que sucede. Los márgenes de libertad de acción individual son muy estrechos, pero existen, aunque la probabilidad global de que suceda algo diferente a lo que ha de suceder es despreciable. Es así, como, de forma colectiva, la humanidad avanza en la línea del determinismo que impone el sistema ("el mundo 3" de Carl Popper o “el sistema de los memes” descrito por Susan Blackmore). Un sistema que escapa a nuestro control por que no es ninguna voluntad, ni humana ni extrahumana, quien dirige las líneas generales del discurrir de la humanidad. El sistema es autoprogramado para que ciertos automatismos vayan creando las situaciones que lo hacen avanzar de momento histórico en momento histórico. Los actores humanos son el combustible que el sistema precisa para seguir funcionando.

Pero a menudo no es la apariencia de libertad nuestro peor enemigo. Tres son los regalos que nos dejó la Revolucion Francesa. Hemos empezado hablando de la libertad pero la igualdad y la solidaridad no salen mejor paradas. El ser humano no es igual ni solidario. Ni la igualdad es un derecho de nacimiento ni la solidaridad es un beneficio que se regala a nadie a cambio de nada. Pero para hablar de ello hemos de remontarnos en el tiempo. O quizás mejor, antes de emprender el viaje hacia atrás, plantearemos algunas preguntas sin respuesta.

· Porque mi voto en la sociedad democrática tiene el mismo valor que el de mi vecino del tercero, borracho decadente, bárbaro inculto por pereza, ácrata por desidia y abandonado a la modulación única de sus instintos, sin otra ley que la del más fuerte para transitar por la vida y la calle? Si alguien me dijera, compasivamente, que no tuvo las mismas oportunidades le contestaría que si las tuvo. Fue a un colegio de jesuitas y recibió una buena educación de sus padres. Quiso estudiar Farmacia y nunca llego a aprobar primer curso. Acabó empleado en un supermercado donde ahora trajina con cajas de lechugas “iceberg” y otras fruterías.
· Porque es la misma la vara de medir del juez que juzga las tropelías cometidas por personajes como De la Rosa, Mario Conde, etc. frente a las que puede cometer un ratero de barrio? Si alguien me dijera, entendidamente, que la ley tiene matices, le respondería que los puede tener, pero… sobre las personas a quien juzga no los admite, al tener como premisa la igualdad de derechos de los seres humanos.
· Porque no puedo reclamar mi derecho a la desigualdad sin ser considerado racista o clasista?
· Porque no puedo revindicar un trato diferenciado, unos derechos y unas obligaciones diferentes cuando yo sé que soy esencialmente diferente de mi vecino?
· Porque, desde hace unos doscientos años, la cultura imperante ha aceptado sumisamente el igualitarismo, sin apenas voces disidentes?

Todas ellas son preguntas que se quedan sin respuesta si aceptamos que la igualdad es un paradigma al frente del que transitamos con gran orgullo, como si el bien de la igualdad fuera algo dado, algo inherente a nuestra organización humana, algo ya cerrado y no discutido por nadie. Esa es la trampa en la que caemos cada día como elementos necesarios a un orden que nos precisa iguales. Bien pensado no puede haber una maniobra más fina. Somos, a fin de cuentas, nosotros mismos en nuestra engañada visión colectiva quienes nos reclamamos iguales como si eso fuera el bien supremo a conseguir y no vemos como ese mismo hecho mina definitivamente cualquier esfuerzo para ganarse la capacidad de cambio, la capacidad de ganarse el derecho a ser igual. Ese es el meollo de todo: la igualdad es un merecimiento no un derecho al que cualquiera, sin merito ni esfuerzo alguno, se puede apuntar. Pero una sociedad estructurada con larvas sin voluntad es mucho mas fácil de manipular que una sociedad en la que el derecho a ser considerado ciudadano se ha de ganar.

El ser humano tiende a olvidar. Desde la Antigüedad el Hombre sabe esto. Y sabe que nuestro peculiar funcionamiento humano tiende a regresar al medio natural del que procede. La pereza es sin lugar a dudas el principal mecanismo psicológico responsable de nuestro cíclico olvido de lo que somos, fuimos o podemos ser. Y hemos olvidado que no somos solidarios. Si la igualdad es un merecimiento, la solidaridad es un atributo del ser evolucionado. No puede haber solidaridad en larvas sin voluntad, en ciudadanos alienados que reciben el nombre y titulo de ciudadanos simplemente para poder servir al interés del poder. Nuestra ficticia solidaridad nutre las arcas del dinero público a nuestro pesar individual. Solidaridad? Mas bien conformismo colectivo ante un mal menor aceptado. Creer que el hombre es solidario y tiene el deber de perseguir colectivamente este paradigma es confundir el orden de las cosas. Primero ayudadnos a descubrir la prisión en la que se encuentra el hombre, después enseñémosle a trabajar por su libertad interior, después nacerá en él la solidaridad interhumana. En un mundo alienado como el nuestro hablar de las tres Gorgonas es hacer un brindis al sol…

La Revolución francesa, no podemos saber en que punto ni a quien hacer responsable, es la cuna de las tres Gorgonas. Fueron el Despotismo Ilustrado y la Masonería, los que a la búsqueda del poder al precio que sea, introdujeron la idea de las tres hermanas cuyo lema acabó adoptando la Revolución. El eficaz control del pueblo debía de llevar aparejado el control de aquellos intelectuales que se pudieran oponer al poder verdadero, no al aparente. Así fue como se les lanzó en forma de carnaza las tres ideas. A partir de este momento, sin que nadie se preocupara en ser consecuente y en plantearse duda alguna, la búsqueda y la reflexión intelectual alrededor de las Gorgonas se erigió en necesidad y en bandera. El poder contenido por las tres ideas pretenece a ellas mismas (el "mundo 3" de las ideas) y ese poder fecunda mentes y voluntades de manera automatica. Una vez puesto en marcha el mecanismo solo es necesario el transcurso del tiempo. Fue facil el transito hacia una norma de vida y hacia una justificada excusa para la guerra. El hombre fue relegado al igualitarismo por un camino constantemente vigilado por las pseudo ideas que habían arraigado en la clase intelectual. La pretensión de solidaridad movió la maquina política y empezaron a aparecer los primeros idearios revolucionarios en materia de reparto del trabajo. Los cimientos del socialismo se acababan de fundar sobre una utopía que lejos de ser puesta en evidencia se dio como necesaria. Lo demás es fruto del devenir históricosocial.

Y seguiremos paseando por la Diagonal o por la Castellana. Pero no seremos ni libres, ni iguales ni solidarios. Dentro de muchos años podremos decir como Kubrick al final de su ‘Barry Lyndon’: “Todo esto sucedió en el reinado de Juan Carlos I … y todos ellos, los que pasearon, los que amaron, los que discutieron y escribieron miles de paginas…, todos sin excepción hoy siguen sin ser libres, ni iguales ni solidarios. Tampoco lo fueron en vida…”

domingo, 14 de enero de 2007

No ha de mover nuestra acción el posibilismo sino el ideal.

Una madeja es una preparación de la lana para que el usuario final haga su propio ovillo. La vida y las muchas experiencias por las que pasamos es la lana en bruto. Nadie podemos ahorrar a nadie (ni a hijos ni a amigos) el pasar por la vida dando los tumbos que nos toque dar. Pero sí podemos registrar, para el recuerdo o la reflexión, nuestros propios tumbos y la elaboración que de ellos hemos hecho. Ese material puede sufrir muchas interpretaciones y puede ser expresado de mil maneras. Todos, según nos va la copla y de acuerdo a nuestra capacidad para expresarlo, exponemos parte de estas vivencias a los demás. Cuando la expresión se hace reflexiva, y objeto por sí misma de un esfuerzo, se está camino de crear algo que, sin dejar de ser material vital, es una elaboración humana. Eso es una madeja. Así pues, si la vida experiencial es la lana, las reflexiones y proposiciones en torno al variado material que esta ofrece es, algo así como la madeja. Los receptores de la madeja, los usuarios finales que tejerán su propia vida a partir de la experiencia propia, tejen con sus agujas de unos ovillos que su discurrir vital ha hecho de mil madejas distintas. Su tejido final, su existencia, se verá más o menos enriquecido por las calidades de la lana que cada uno ovilló para tejer. No podemos hacerle el ovillo a nadie, pero si podemos madejar lo más exquisitamente la lana que nos ha tocado cortar para que los que pasan a nuestro lado cojan de nuestros estantes las madejas lo más armónicas, coherentes y lucidas que nuestro yo es capaz de dar de sí. Si los otros no desean coger madeja alguna es otra cuestión que en nada debe de afectar a la ética del quehacer personal. No ha de mover nuestra acción el posibilismo si no el ideal. En realidad con el tiempo acabas descubriendo que lo que vale es creer en algo que te mueva a la acción, no la acción en sí misma, los resultados o su utilidad.