A menudo me pregunto si la vaguedad que ponemos en la distinción entre el ser y el estar no es el velo que oculta (afortunadamente) nuestra tragedia personal.
¿No será que nos pasamos la vida creyendo que somos cuando en realidad simplemente estamos en algo o formamos parte de una entidad, un alguien que no podemos comprender?
Si así fuera, o sea que no somos sino que estamos en, seria lógico que la conciencia del presente fuera ligada al estado y no al ser, o sea al estar en y no al ser en sí. Pero no es asi, por que estamos convencidos de que somos. Y es difícil ponerlo en duda. Pero si aceptáramos que podemos engañarnos tendríamos que admitir que vivimos en una ficción creada por el espejismo de ser en si mismo, cuando en realidad simplemente estaríamos habitando en una parte de un ser que no somos sino del que formamos parte.
En la mitología hindú el sueño de Brahma es un parpadeo del Universo. Brahma era la Existencia y existía él solo durante la Eternidad. Pero en su infinita soledad se aburría tanto que un día creó a Maya (La ilusión) con la única intención de divertirse. Y Maya le dijo: ya que me has creado jugaremos! Muy bien le dijo Brahma. Entonces Maya le propuso el juego más maravilloso que podía imaginar: Él tenia que hacer todo lo que ella le dijera. Y Brahma accedió. Primero Maya le pidió que creara el sol, las estrellas, la luna, los planetas y la tierra. Después le pidió que los llenara de vida, y finalmente le pidió que creara al ser humano para que alguien pudiera apreciar la belleza de su creación.
Brahma cumplió con sus deseos y la Creación fue hecha. Al acabar le preguntó a Maya: y ahora cuando empezaremos a jugar? Y Maya resueltamente le dijo: empezaremos ahora mismo! Cogió a Brahma y lo cortó en millones y millones de pedacitos, puso un trocito en el interior de cada ser humano y dijo: ahora empieza de verdad el juego, voy a hacer que olvides quien eres y tendrás que encontrarte a ti mismo!
Para ello Maya creó el Sueño y, todavía hoy, Brahma intenta recordar quién es. Brahma está en nuestro interior y solo la Ilusión (Maya) impide que recordemos quienes somos…
Nadal 2018