jueves, 21 de diciembre de 2017

Haikus a mi guia austral





Mirada austral
hecha de sencillez brava
desprende amor

A tu tierra hecha
como piedra cálida
tostada al sol

Risa franca
cual cordillera andina 
sin quebradas

Ilusión al fin
de sueños encadenados
en esos Andes

No hay recuerdo
vivo en la memoria
que sepa a ti

Entre lineas
almas que lloran solas
su abandono

Suaves murmullos
apenas un susurro
lo que dejaste


Barbara me hizo de guia, y me acompañó a visitar lo más destacado de  Santiago durante tres dias de julio.  Era mi casera en el bed&breakfast y cuando marché le dejé estos versos. 

viernes, 10 de noviembre de 2017

El Procés...

El tránsito desde el siglo XV al siglo XVII permite la evolución del régimen feudal al estado moderno.  A caballo entre el siglo XVIII y XIX, con la eclosión de la Ilustración, los nacionalismos, el socialismo y el marxismo más tarde, se produce la desmembración de los Imperios, ya constituidos en estado moderno.  Pero no todos los estados modernos hacen esa transición de la misma manera.  Básicamente hay dos formas, el pactismo y el totalitarismo o imposición por la fuerza.  Si os preguntáis porque hago esta introducción histórica tened paciencia y lo entenderéis más adelante.

La aspiración de autogobierno de Cataluña no es nada nuevo, como seguro que sabéis llevamos 3 siglos reivindicándola.  Otra cosa es como se ha ido resolviendo en el tiempo esta cuestión.   Bajo mi punto de vista todo esto tiene que ver con la visión de estado que en España se ha heredado del siglo XVI, cuando en la guerra de sucesión entró en juego el estado absolutista de los Borbones, y acabaron con la visión de Imperio que tenían los Habsburgos.  Allí donde la cultura de pactos (pactismo) se mantuvo, con los Reinos o ciudades libres (Hansa y demás) que conformaban un Imperio (Sacro Imperio Romano Germánico), se supo pasar del Imperio a un Estado moderno, pero se mantuvieron y respetaron las diferencias “nacionales”, pero en el caso de las monarquías absolutistas esto no se pudo hacer mas que por la imposición y la fuerza, como seguro que sabéis.  En nuestro caso, la cultura de pactos, en la jerarquía castellana (algunos políticos le llaman casta) predominante en la monarquía hispánica, se perdió.  Pero la aspiración a mantener la identidad cultural de algunos pueblos que la conformaban no fue olvidada.  De aquellos polvos estos lodos.   El resto es consecuencia de esta falta de cultura pactista.  Ahora estamos viendo el hartazgo de un pueblo que ha intentado del derecho y del revés negociar constituciones, estatutos y condiciones que le han sido rebajados siempre que se ha podido, eso si, con la ley en la mano.  Una ley o constitución que se ha demostrado incapaz de dar cauce pactado a nuestra aspiraciones de una mayor autonomía financiera, legislativa y cultural.   No es de extrañar que al fin la resistencia pacifica en forma de desobediencia civil haya explotado frente al inmovilismo institucional.  Por que no hay otra.  Me siento Europeo, Hispano y Catalán.  Pero si el camino para obtener ese fin ya descrito es pasar por la insurrección pacifica, me serviré de ello (del independentismo) a sabiendas de que pueden ocurrir unas perdidas que creemos pueden ser un mal necesario.  Lamentablemente, en esta primera batalla de la nueva guerra de secesión en la que estamos inmersos,  ya hay víctimas inocentes de un juego de fuerza impropio de los tiempos en los que vivimos.  Ninguna idea, o aspiración ciudadana, justifica el uso de la violencia de Estado que hemos visto en Cataluña.  Ni siquiera el hecho de contravenir pacíficamente las normas de convivencia que los españoles nos dimos con la constitución del 78.  Cuando las leyes no sirven se han de cambiar.  A veces por las buenas pactando, a veces con actos de desobediencia civil como el de este esperpento de refrendo, que si no ha tenido garantías para ser validado ante el mundo no ha sido más que por falta de pactismo.  No tengo que recordar a nadie que sin la resistencia pacifica de M.L. King o la de Ghandi,  no habrían cambiado leyes o estatus que finalmente cambiaron para adaptarse a nuevos tiempos.  A nosotros, los catalanes actuales, nos ha tocado este papel y ni ética ni moralmente puedo evadir este compromiso con los míos.  Soy catalán y quiero que respeten mi derecho a autogobernarme en el marco de un estado propio, pues la experiencia de estos trescientos años ha acabado con la ilusión, o el permanente engaño, de que es posible hacerlo sin tener un estado propio. 

La formula seguida hasta el presente para obtener este objetivo es discutible.  Si bien el Independentismo ha sabido liderar y conducir las emociones nacionalistas con éxito hasta ahora, es necesario recordar que nos enfrentamos a un Estado que no es tan democrático como quisiéramos.    En realidad estamos inmersos en una guerra de secesión y no será fácil salir indenmes.   El objetivo, el fin, lo comparto con los Independentistas, pero no creo que perseguir ahora la República Catalana sea la única forma de conseguir el objetivo, así que, realmente para mi, el medio para llegar a ese Estado propio también podría ser aceptar una Monarquia Parlamentaria Confederal que tendria mejor aceptación en un posible pacto...  En tal caso, el Jefe de Estado nominal puede ser el rey de España, pero Catalunya tendría los instrumentos de Estado propio que reclama.  Es más que probable, en mi opinión, que a estas alturas de la guerra, las emociones nacionalistas e independentistas reclamen la República propia y que por tanto esta opción no sea posible.  Pero en caso de serlo, no me parecería mal.  Estaría dispuesto a aceptarlo como un mal menor y como un paso intermedio para obtener algún día ese paradigma republicano que obviamente es mejor. Un paso intermedio que seria fundamental para soslayar o atenuar lo más grave de esta contienda ya iniciada: la enorme, desgarradora y triste fractura social que ha provocado entre Independentistas y Unionistas todos ellos Catalanes.

Para acabar solo quiero recordar que nuestra historia es bastante más antigua que la de España como Nación o Estado.  Nuestro primer parlamento es del siglo X, no sabemos con seguridad si es el más antiguo o no de Europa, según algunas fuentes podría serlo.  Ya entonces, los tres estamentos, clero, nobleza y pueblo creaban pactos con los Condes/Reyes, y estos juraban los preceptos, fueros y  “usatges” que ni ellos como soberanos podían contravenir.  Esa es nuestra cultura.  A nosotros no se nos puede acusar de falta de negociación ni de falta de democracia. Otra cosa es lo que venden los medios. Que como bien sabemos son siempre, aquí y allá, manipulados.

viernes, 27 de octubre de 2017

Haikus del Carpe Diem...



Neven els ulls
llàgrimes de joia
tot es blanc

Perquè t’acostes
si sempre ets present
seré cec?

El teu nom té só
blanc de neu verge
però es negre

No puc pensar
nomes sentir-te lluny
si em cerques

El nom es Mort
es el mateix sempre
res no canvia

Seguiré lluny
sempre fugiré de tu
mentre visqui

Ni que rondis
cada dia soc mes viu
sense respir

No em fa por
el que portes amagat
en el teu futur

Viuré absent
del que m’ensenyes
sense veure-ho

Per que soc
el que no vols que sigui
un dèbil mortal

Que no et tem
però no et pot oblidar
nomes en somnis

Fins al final
dels dies més feliços
que son meus

Carpe diem si,
que no pots treure'm
per que no saps



viernes, 22 de septiembre de 2017

El Renacido... y los cagamandurrias

Queridos cagamandurrias, este comentario esta inspirado en la película “El Renacido”, y os llamo cagamandurrias, como me lo llamo a mi mismo, por que es el último escalón de la división humana, que tiene tres peldaños, hombres, hombrecillos y cagamandurrias.
Entiéndase que es un genérico así que aplíquese a mujeres por igual.
Y es que cuando ves las penalidades que pasa el pobre Leonardo DiCaprio, aunque sean poco creíbles, piensas en lo flojeras que somos todos. Y lo muy quejica que es la mayor parte de la gente. Ay que me duele por aquí, ay que me duele por allá y no han pasado tres minutos que ya estamos tomando un Gelocatil o un Ibuprofeno... Con los niños pasa lo mismo. Los padres están tan acostumbrados a no aguantar nada que no permiten la mínima penalidad en sus hijos. Así lo sufrimos los sufridos pediatras de mutua… 
Durante miles de años, bueno no hace falta ir tan lejos, pongamos en los últimos 300 años, los hombres eran hombres o sea, duros, rudos, tenían resistencia física, aguantaban el clima adverso sin quejarse, lo consideraban parte de la vida ordinaria, no se arrugaban ante el frío, la lluvia o la nieve... Comían lo que tenían a mano, sin mediar nevera alguna. Bebían un agua y un vino que a nosotros nos haría arrugar el morro.

Después, hace dos siglos, en el XIX, empezaron a llegar los hombrecillos... Las cosas cambiaron con la llegada del gas y de la electricidad a las ciudades, todavía seguían siendo hombres los que vivían en el medio rural pero en las ciudades aparecieron y se criaron los hombrecillos que iban muy bien vestidos y usaban sombrero, en carruajes mullidos tirados por caballos, no pasaban frío por que ya tenían calefacciones en las casas, no solo chimeneas, y el vino mejoró mucho a partir de 1850 cuando se tuvieron que replantear que hacían con lo poco que quedó después de la filoxera... Finalmente en nuestra segunda mitad del siglo veinte apareció la medicina moderna, las fibras artificiales, la comida basura, la comida estrella michelin, la nouvelle cuisine, pero sobre todo apareció el confort... aire acondicionado total, climatizador verano e invierno, agua caliente siempre que quieres, transporte a la puerta de casa, colchones de super comodidad que se adaptan a la espalda y te cantan una nana que te quedas frito en medio minuto... pero eso si, no aguantamos un resfriado sin ir al medico, ni una gripe sin atiborrarnos de ibuprofeno cuando no de antibióticos innecesarios, ni una arruga en la cara sin ir al estético a que nos hinche de silicona o de hialurónico, cuando no al cirujano a que nos estire al piel... y es que ha aparecido el cagamandurrias.

Yo quiero ser como Leonardo. 

Que cuando haga frío me cague en sus muertos, en los del frío. Pero que no me pille la neumonía ni se me note la tiritera, aunque no tenga un primalof a mano. Que cuando me destroce un oso. Me rompa varias vértebras, varias costillas y la tibia por tres partes, después de una semana ya pueda andar perfectamente apoyado en un bastón. Sin yesos ni férulas ni puñetas. Eso quiero para mi. Que coño esa pesadez de ir al traumatologo y de hacerme resonancias. Nada de nada. A puto pelo como los hombres de verdad, no como los cagamandurrias que por una triste rotura parcial de ligamento cruzado de la rodilla han de llevar tres meses una Donjoy y tomar aceclofenaco tres veces al día durante un mes. Y de bañarme solo en verano, cuando el agua esta templadita, ni hablar. Hay que mojarse en pleno invierno, y estar con agua a 2 grados durante horas encima de un tronco para hacerse resistente a todo. Y comer? voy a deciros lo sanísimo que es comerse las sardinas sin asar. Se empieza por la cabeza y se mastica mucho. Son sanísimas y llenas de omega 3 del bueno. Ademas, como están crudas, acostumbran a ir acompañadas de unas cuantas bacterias que enriquecerán a tope nuestra flora intestinal. Así cagaremos bien y no olerá mal. Olerá como huele la caca de perro que come dieta Barf, o sea bien. Porque es importante cagar, ya se sabe: antes de entrar dejen salir por favor. Por eso los hombres no usan papel higiénico, solo lo hacen los hombrecillos y los cagamandurrias. Los hombres van a cagar y cagan como los perros, no se les ensucia el ojete ni les huele mal el calzón. O habéis visto algún perro que necesite limpiarse el culamen con Kleenex?


martes, 29 de agosto de 2017

Paraules a contrallum...

... fa 10 anys


La nit es mes clara avui desprès de sentir-te
i la calor estiuenca es vol disfressar dintre del 
teu somriure per fer-me oblidar la suada…
Hem sopat plegats i la taula no ens separava,
-ni era tampoc el temps que mandrós i subtil
s’enfilava pels dits cercant el rellotge al canell-,
el que em separa de tu son paraules només,
per que la resta son nexes que mantenen 
erectes las puntes de totes les emocions 
que fabriquem en estimar-nos dia a dia…

Les paraules? -em mires des de dintre meu-
dubtant del que estàs llegint desprès tu sola.
Si, les paraules però no totes, et diré rient…
Per què son les paraules, a vegades dels altres
però sovint les nostres les que fan la distancia
petita o gran, immensa per moments o efímera...
Les petites paraules tenen força mes enllà 
del moment en que surten de nosaltres
i es fan presents molt mes tard, quan ja fa molt
que les vàrem oblidar, però elles no obliden mai,
així es la seva feina entre mig dels sentiments, 
treballant incansables per fer de la comprensió
dels nostres actes una mena de peregrí interior
que en permanència cerca trobar nous sentits
al que diem, al que hem dit, al que prometem
amb les nostres intencions dites a mitges 
amb la boca dels ulls i amb els ulls de la boca...
en mirar-te tendrament dient-te que t’estimo. 

Però a voltes, ara, seran unes paraules pròpies 
que dites en altres moments de la meva vida 
treballant per saltar per sobre dels sentiments
per fer-me present la distancia que encara tinc
que salvar si vull tenir-te a prop cada minut, 
cada instant del temps vital que ens fa amics 
i ens permet ser amants intensament units,
sense fissures al cor ni escletxes a la  pell,
...i quan recordo com et miro i com em mires
s’obre per dintre meu un territori de plenitud
que voldria explorar sense deixar-te de mirar
al fons dels ulls... la teva ma entre les meves,
caminant pas a pas vers un futur de promeses
que ens espera, amagat, lluny i proper a l’hora,
un mes enllà encuriosit que ens mira sense
dir res esperant que les paraules mai separin
la confluència inevitable de les nostres vides...

Formentor, Sargantanna, agost 2007 

domingo, 23 de julio de 2017

¿Cuanto viento me queda?




El tiempo me lleva deprisa, sin apenas momentos para caer en la cuenta de que no soy yo quien dispone las cosas,  sino que las cosas me eligen para que las disfrute. Estoy tumbado sobre la hierba del parque de Kilkeny viendo pasar las nubes tan deprisa como mis pensamientos. Me veo como esa cometa al viento que los niños cercanos levantan.  A veces el fuerte viento alza la cometa hacia el cielo en un santiamén. Creemos eso, pero en realidad es la cometa la que aprovecha la racha. Otras veces la calma hace descender la cometa  sobre las copas de los castaños del parque. Seguramente desea descansar.  Me doy la vuelta para dejar de pensar y siento que no soy más que un sentido sin forma que pelea por ser de carne y hueso. Miro de nuevo a mi alrededor y cuando veo a los chicos correr pienso en las palabras que faltan. Siento las lágrimas que no han caído y no sé como explicarme la nostalgia de mi propia infancia. Estoy a punto de llorar pero veo a las parejas en la hierba y siento de pronto sus manos hurgando en mis recuerdos. Como si metieran sus intenciones en una bolsa y ellas solas buscaran la salida.  El sollozo gime con la nueva racha de viento al ver a unos padres paseando con sus hijos por el parque, entonces recuerdo el pelo castaño y rubio de mis hijas ondeando al aire del columpio del parc dels Pinetons. La añoranza de esos días, que pasaron volando como la cometa, me duele sin remedio y de nuevo mis ojos se inundan de lágrimas. 

Y noto el tiempo atravesarme como si mi cuerpo fuera el aire sobre el que se aguanta mi cometa. 

¿Hasta cuando?


Agosto 2003
Kilkeny, Irlanda.

miércoles, 14 de junio de 2017

Del elogio de la pizza y otras hierbas



Nunca hubiera pensado que de la pizza se podía decir tanto.  Pero un día casualmente leí unos comentarios de un taliban pizzero, un napolitano viviendo en España desde más de 20 años, que encendieron la mecha de la curiosidad.  Eso, junto al hecho de que en 2017 la Unesco declaró a la Pizza Margarita Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, me ha dado motivos para dedicarle una pequeña disertación en la que exponer mis reflexiones.

Reduciendo el tema a su mínima expresión podríamos decir que hay dos posturas existenciales frente a la pizza.  

Una, consolidada por la masificación, arraigada por el puro negocio, extendida por la precariedad del tiempo útil familiar,   aceptada por su versatilidad, y deseada por todos por su gusto ancestral a pan recién hecho.    

Otra, la que ve en la pizza algo esencial y ensalza su frugalidad, dando importancia a la calidad por encima de la cantidad de los elementos que la constituyen y definen.  

Que la pizza viene del pan no vamos a discutirlo.   Pero que la pizza sea el resultado de acumular “cosas comestibles” sobre su masa básica, es algo que esta por ver. 

Empezaré por el comentario del Taliban napolitano de la pizza… y que podría subscribir, si con ello no ofendiera a una parte de la población. 

A la pizza, generalmente, se la mata por ignorancia o incultura. Cuando “el perpetrante" combina ambas, cae inevitablemente en desgracia, como cae quien con sus lorzas y su falta de gracia se arranca a ejecutar la danza del vientre. 

Se la mata por incultura cuando se peca por exceso. Aquí alguna ley esencial: la pizza ha de ser espartana, estoica, frugal. Si tienes hambre, cómete dos, pero por lo que más quieras, no la cargues. Las malditas arrobas de queso indocumentado, el tomate insípido de bote, los palitos de cangrejo, el jamón cocido de sobre y otras agresiones convierten esa maravilla en una bofetada gastronómica. Transformar la mezcla de ingredientes en un aquelarre tiene mala cura, porque a quien le gusta el rancho será difícil llevarlo por el buen camino. 

Es algo más fácil subsanar los errores mortales que se cometen por desconocimiento, y que suelen acabar en una masa mal hecha. Para saber hacer pizzas hay que saber hacer masas y si no sabes, Manolete, hazte una tortilla francesa o el harakiri, pero no me molestes anunciándome una gran pizza para cenar en tu casa… primero aprende.  Cosa posible.

Cuando leí esta provocación me asaltó la duda… ¿sabia yo hacer masa de pizza?  

Mi examen de conciencia dio como resultado que lo que yo creía que era una masa de pizza probablemente no encajaba en el concepto sublime del napolitano… y me pregunté como enmendar la situación.   Así fue como empecé a estudiar el tema.  

Resulta que todos alguna vez hemos decidido que esta noche cenamos pizza… y ante ello tenemos varios caminos (siempre y cuando la hora de la decisión no sea más tarde de la hora de cierre de los supermercados, por que sino las opciones se reducen) dejaré para el final la que yo creo es la solución a la propuesta. 

La primera opción es llamar al pizza Hut de proximidad, o parecido… y, antes de que llegue, tomarse un omeprazol preventivo.
La segunda es bajar al Caprabo de proximidad y reclutar una base de Pizza Tarradellas o similar para confeccionarla en plan handmade como nos plazca.  
La tercera es hacer la masa uno mismo  o  echar mano del TMX (thermomix) para lo que buscariamos la receta de pizza, que nos dirá que necesitamos levadura fresca y harina sin especificar (cosas que se supone que tenemos o que podemos comprar en el Caprabo antes de que cierre).  
La cuarta es recordar que tenemos congelada una pizza de aquella charcutería que dicen que la hacen ellos mismos y que es de butifarra blanca, de bull de Vic o de sobrasada de Palma o de atún y chorizo, que ahora esta muy de moda la fusión mar y montaña. 

Esta claro que, antes de saber un poco más sobre la pizza, mi opción era la del TMX… y antes de eso también la pizza Tarradellas, y cuando era mucho más joven y no necesitaba omeprazol también había pecado con la pizza Hut…  pero ahora que he aprendido sobre la masa de pizza, mi respuesta hubiera sido… “imposible esta noche, si queréis cenar una buena pizza, dejemoslo para el viernes, y preparo la masa hoy (que es martes)”.   Y hubiera convencido al proponente que mejor cenabamos una Quiche Lorraine o una Flammkuchen (Tarte Flambé Alsaciana) … pero una pizza no.   La pizza es una masa que necesitas levito, o sea el efecto de las levaduras, los sacaromyces cerevisiae,  responsables de la fermentación tanto del pan como del vino y la cerveza, y este efecto requiere su tiempo y sus condiciones meteorológicas… como veremos.  Pero el resultado de la masa de pizza no solo va a depender del levito, y de las condiciones en que se da, sino sobre todo (mucho más importante de lo que se cree) del tipo de harina que usaremos.  

Ah!  Pero es que hay diferentes harinas de trigo, a parte de la harina integral y la normal…? pues si.  En el super tenemos, generalmente, tres o cuatro clases de harina de trigo.  La harina de repostería Gallo o similar, la harina para rebozados y fritos, la harina normal sin especificar y la harina de fuerza Harimsa o similar, que no esta siempre ni en todos los supers.  




Asi pues, la pizza precisa de una harina que va mejor que otra.  Pero si queremos una pizza buena de verdad, debemos de usar harina de gran fuerza y fermentación de al menos 24horas en nevera, que se puede prolongar hasta 5 días sin problema.  

Mi recomendación es la harina “Especial Pizzas de fermentación 24h”, se puede comprar en la web: https://www.elamasadero.com/harinas-italianas/380-harina-especial-pizzas-fermentacion-24-horas-1-kg.html  con esta harina se consigue una pizza extensible pero resistente, con una miga aireada y ligera, crujiente por fuera y tierna por dentro.
Es una harina es de tipo 00 (es decir, molida muy finamente) y de gran fuerza (W 400). Al tener tanta proteína, hay que dejarla fermentar en la nevera durante un mínimo de 24 horas para que el gluten se hidrate completamente y la masa se vuelva extensible pero resistente (por eso se pueden formar las bases haciendo girar la masa en el aire). La fermentación larga ayudará, además, a desarrollar el sabor de la masa. Si no la dejas fermentar el tiempo suficiente, tendrás una masa difícil de trabajar.

La siguiente receta te explica cómo hacerlo.

Receta para masa de pizza

Tendrás suficiente masa para 3 pizzas medianas
* 500 g de harina especial para pizza
* 335 g de agua tibia
* 10 g de sal
3 g de levadura seca de panadero

1.- Mezcla los ingredientes en un bol hasta que tengas una masa homogénea.

2.- Mete el bol en una bolsa de plástico, cierra y deja fermentar 8 horas.

3.- Tras este tiempo, divide la masa en tres trozos, mételos en un túper y deja fermentar en la nevera un mínimo de 24 horas (puedes dejarlo hasta 5 días en la nevera).

4.- Antes de hacer las pizzas, saca la masa de la nevera, haz bolas y déjalas reposar durante un par de horas a temperatura ambiente en una superficie espolvoreada generosamente con harina.

5.- Estira la masa, con las manos, con un rodillo (la opción menos recomendable, porque le saca mucho aire y la pizza pierde ligereza) o —y esto debería intentarlo todo el mundo—dándole vueltas en el aire. Si te atreves, verás que la masa se estira sin rasgarse.

6.- Condimente y al horno a potencia máxima hasta que esté dorada.

lunes, 22 de mayo de 2017

"Betroffenheit": La danza en estado puro... Otra búsqueda de la Tangente


Qué es Betroffenheit?  Es descubrir que el tiempo simplemente nos miente, pero no nos engaña.  Tomar conciencia personal de este hecho, nos sacude momentáneamente, pero no detiene el curso de la vida.  En los breves momentos en que, gracias al arte –en cualquiera de sus recursos, en este caso La Danza– elevamos a consciente este suceso, experimentamos algo  que llamamos consternación (Betroffenheit en alemán), un estado de ánimo mezcla de disgusto, abatimiento, pena e indignación. Nos prepara para la catarsis, pero se queda solo ahí.  Esa ha sido y será siempre la función última del arte objetivo. 

No hay nada nuevo bajo el sol.  Por mucho que algunos lo intenten, siempre repetiremos los mismos pasos.  Pero es comprensible intentarlo una y otra vez?  Creo que la respuesta objetiva seria que no importa, pero subjetivamente tiene toda la trascendencia personal que cada ser humano necesite darle, por tanto es comprensible seguir ese camino.  No importa tanto los adornos con los que se nos venda el producto, ni los títulos, ni los merecimientos, ni los pasos previos que anuncian y avalan el espectáculo actual: Betroffenheit;  finalmente el hecho que importa es que va dirigido a nosotros –los de a pie–, a los que se nos prepara para una catarsis posible, pero que es, en definitiva, solo una posibilidad. Muchos son los llamados, pocos los escogidos.  

Efectivamente la idea romántica de transformar la vida a través del arte existe, pero su viabilidad efectiva es otra cuestión. De ordinario nos dura lo que tarda en apagarse la vela que el Artista enciende ante nosotros.  Podríamos decir que la catarsis, entendida, ya por los griegos, como purificación de las pasiones por la contemplación de obras de arte, se queda en la fase incial de su cometido.  Si, nos purifica momentáneamente, nos prepara para revolvernos contra nuestras imperfecciones, pero no resuelve. No cataliza sino hay una conciencia preparada para recibir esa semilla, que al crecer tendría que cambiar nuestra forma de ver el mundo.  No lo hace porque el determinismo en el que habitamos bloquea nuestras conciencias a las pocas horas de abandonar la sala del espectáculo.   

Sin embargo y a pesar de todo, seguiremos insistiendo, seguiremos luchando contra la oscuridad, buscaremos otro dia, otra obra, otra posibilidad que nos acerque a la meta.  Es nuestro destino si queremos ser verdaderamente Humanos.  Necesitamos el alimento que nos proporcionan las obras de arte como la de Betroffenheit, esas que son particularmente objetivas, las que más nos acercan a la catarsis que un dia esperamos sea definitiva.  Entretanto seguiremos consumiendo Arte y así alimentaremos a los Artistas que buscan su propia catarsis al precio de ofrecernos la conmoción, la consternación que nos anuncia y recuerda que, aunque la vida siga un ciclo de repeticiones inexorable, existe una Tangente por la que escapar a la circularidad del Tiempo. 



Mayo 2017

miércoles, 12 de abril de 2017

Cuando era pequeño me decian que el amor humano partía del reflejo del amor a Dios


Cuando era pequeño me decían que el amor humano partía del reflejo del amor a Dios.  Siendo así, cabía esperar de él que fuera perfectible y permitiera soslayar de continuo las deficiencias de la propia y personal naturaleza humana.  Siendo así, había disculpa para la contradicción.  Era de esperar el reparador perdón frente al error posible. 

Cuando crecí me empecé a dar cuenta de que no todo lo que me habían dicho era aceptable.  Y hube de revisar las bases sobre las que sustentar mi acción. 

Cuando el amor humano no es más que un fin en sí mismo, no herramienta para la propia perfección, el hombre esta caminando hacia un tipo de trascendencia diferente.  No está en el plan de la obra divina sino que trabaja en su propia obra, es él mismo frente a la nada y no cabe pasar por alto la contradicción. Ha de aceptar lo que realmente es, desde lo más bajo hasta lo más sublime.  Es un trapecista que evoluciona sin red.  Camina como un funámbulo sobre el abismo sin esperanza.  No existe el perdón, ni las excusas, ni la justificación que soborna a la conciencia, que la tranquiliza o adormece.  Ya no se cuenta con la proyección hacia la figura del Padre, o sea del Dios sobreprotector que concede la pervivencia y admite hasta el último instante la esperanza.  En efecto, la dificultad de prescindir de lo divino es la dificultad inherente a la emancipación del padre, en realidad la dificultad es tal por que en nuestra mentalidad judeocristiana el acto de prescindir nos sitúa necesariamente frente a un equivalente del acto de matar al propio padre. 

 Vivir de esta manera, tras ese peculiar parricidio, implica aceptar como compañera a la angustia ante las dudas sobre la propia existencia y a la angustia frente a la nada de Kierkegard.  La nausea Sartriana. 


// El amor, la creación, la soledad, la muerte y la nueva vida.   El amor busca al objeto de amor para concretar su obra. Y tiene lugar la creación.  Frente a la insignificancia de la obra se descubre la autentica dimensión de lo que nos es ajeno: lo que no tenemos ni tendremos nunca.  Tras la creación se descubre necesariamente la soledad.  En realidad esta se nos aparece biológicamente, pues, tal como la muerte, ha estado presente desde el primer instante de nuestra existencia.  Finalmente la aceptación del propio fin como descanso a tanta soledad es el final de la batalla por la propia vida.  La muerte será la derrota de la esperanza, de los cobardes.  Pero es la victoria del que se emancipó del padre, del que decidió volar  en el trapecio sin red de protección bajo los pies, sin esperanza.  La muerte, vista así, es la demostración de su futilidad.  Trascender este limite permite a la obra seguir su propio desarrollo, nacer a una nueva vida,  ajena al destino biológico de su origen creador.  Así la esencia del hombre se perpetua, trasciende su contenedor, su biología, su límite; ilumina más allá de su existencia inicial, prosigue la creación en una nueva existencia.  Gracias al amor, la creación, la soledad y la muerte.  //

fragmentos de ‘Granollers Mon Amour’
mcAlbert,  primavera 1997

jueves, 9 de marzo de 2017

La fletxa amarga














No sé dir lo que del cor m’arriba
perquè la llarga mà de la tristor 
ofega el meu pensament amb
pesants sentiments de dubta…
ni puc expressar-te el neguit
perquè tu, alhora amiga i amada, 
ets al meu sentiment molt lligada.

Nomes puc plorar, amiga meva,
pel agut pressentiment de dol
que el meu pensament tanca
a qualsevol raó de les paraules
que pugui oferir la meva amada.

Perquè se que nomes el teu frec
es sempre bàlsam per la coïssor
que del cor expressa la ràbia
de saber que tot estimant de 
vos fins l’ultima ombra del esser,
més estimo els sentits que la paraula.

Sempre serè esclau de la mirada,
de la passió que en mi desperta
la teva ma desitjada, els teus pits,
els teus llavis a punt de gola,
la teva abraçada ardent i dolça...

Em sé perdedor d’aquesta gesta
i el dolor de la pèrdua anticipada
em fa regirar amb ira continguda
en contra del que de tu em separa...

Nomes quan l’albada em deixa sol
i el nus a la gola marxa com la nit,
es quan et penso amb la paraula...
llavors, amb la llum d’un nou dia,
tan a deshora em sento culpable
de sentir el que sento amb passió
exaltada, que dels meus llavis no surt
disculpa tan sincera com tardana...
fins que la sang del cor no bessa 
dels dos costats de la fletxa amarga.

viernes, 17 de febrero de 2017

La felicidad como fin

Si alguien me pregunta cual es el propósito de mi existencia, para qué vivo, le debería de contestar que para ser feliz.  Hay una tendencia innata en nosotros que nos impulsa a la búsqueda de ese estado impreciso que llamamos felicidad.  Un estado que hemos experimentado y experimentamos con frecuencia a lo largo de nuestra vida y que es más fácil definir cuándo lo contraponemos a su estado contrario al estado de sufrimiento.  ¿Porque sufres? por qué algo me impide ser feliz.   

¿Es la felicidad simplemente bienestar?  La felicidad implica una sensación de bienestar, pero no es el bienestar en si mismo.   El bienestar se puede experimentar en muchos niveles.  El bienestar fisico que experimenta el cuerpo en determinadas situaciones, el bienestar material cuando uno obtiene determinados objetos materiales que le proporcionan confort, el bienestar social cuando aprecia concordia entre los que le rodean, el bienestar mental que experimentamos cuando la mente sosegada se relaja en la contemplación de un objeto de meditación o un objeto exterior que la complace, sea la visión de una obra de arte o la de un paisaje.  Pero la felicidad es todo eso y más.  Es una sensación interna, física y psíquica o mental, que afecta profundamente a toda nuestra persona y que reconocemos de inmediato como tal.  Es por tanto una experiencia que recordamos con toda nuestra integridad y que proviene de lo más profundo de nuestra memoria.   Cuanto más acotamos con palabras los contenidos de la felicidad más se escapa a la definición(1).  Pero todos sabemos que eso es lo que desearíamos tener para siempre.  
Nos sentimos felices a ratos pero no somos felices siempre. Esos son en realidad vislumbres de la felicidad como estado permanente.  Esa es nuestra experiencia cotidiana y la estamos validando de continuo con la experiencia del vivir.  Si los vislumbres de felicidad se suceden con mucha frecuencia nos sentimos más felices al final de día que si estos se atisban pocas veces.  Cuando esos breves momentos de felicidad desaparecen por mucho tiempo nos sentimos desgraciados. Estamos frente al sufrimiento.  

Pero ¿qué nos hace sentirnos felices, en esos vislumbres que experimentamos? La experiencia nos enseña a reconocer en qué situaciones y bajo qué circunstancias experimentamos esos atisbos. Así que es posible con la observación identificar que factores conducen a la felicidad y cuales la ahuyentan acercándonos al sufrimiento. 

Para ser prácticos hemos de aceptar que hay niveles reconocibles dentro de la experiencia de la felicidad.  Desde la experiencia del éxtasis religioso que describen los místicos como la forma superior de felicidad, hasta la alegría y felicidad mundanas que coloquialmente todos aceptamos como la deseable en nuestras vidas, hay muchas gradaciones.  También hemos de estar de acuerdo que para sentirnos alegres y felices en la vida diaria hay unos componentes esenciales o claves que han de estar presentes:  una buena salud,  la libertad de acción y de opinión, los bienes materiales que poseemos o acumulamos y por supuesto las relaciones humanas en forma de amistades y familia principalmente.   Pero al lado de estos componentes esenciales y externos a nosotros hemos de situar unos componentes internos que conforman nuestra actitud o estado mental.   A la hora de dar valor a unos u otros factores hemos de considerar que la actitud mental es más importante que aquello externo a nosotros que consideramos necesario.  Así es, y la experiencia cotidiana nos lo ratifica.  De que vale tener una buena salud si nuestra actitud esta preñada de codicia o de envidia o de cólera.  De que vale tener un buen nivel de vida si deseamos secretamente en nuestro corazón aplastar al vecino con el peso de nuestra superioridad económica.  De que vale tener una familia si los celos no nos dejan disfrutar de la amistad entre hermanos. De que vale tener libertad de acción si el afán de poder nos lleva a limitar la libertad de los demás.  Así es como la perspectiva interna o el estado anímico adquiere de pronto más importancia que las condiciones externas en el camino hacia la obtención de la felicidad.  La experiencia de muchos enfermos que han aprendido a vivir felices con su enfermedad o la renuncia a ciertos excesos de la vida material que se ejerce desde determinadas posturas filosóficas o religiosas, son claros ejemplos de que una vida feliz también se puede dar en ausencia de esos factores externos. 

Trabajar sobre nuestras capacidades mentales y emocionales, por tanto sobre nuestra actitud mental, es un medio más efectivo para alcanzar la felicidad que buscarla en fuentes externas como la riqueza, la posición social o la salud.   Pero por que tendríamos que trabajar sobre nuestra mente o conciencia?. Acaso no es suficiente la/lo que tenemos y como la/lo tenemos?  La experiencia de nuestras vidas nos da la respuesta que necesitamos.  Somos lo que somos como consecuencia de la educación y de las influencias que hemos recibido de nuestro entorno actuando sobre una materia prima que hemos heredado.  No sabemos de que manera la carga genética nos condiciona y nos determina, no sabemos que influencias sutiles en nuestra infancia nos hicieron ser más alegres o más introvertidos. No sabemos como ciertos ejemplos de vida vividos a nuestro alrededor nos hicieron más o menos duros de corazón.  No sabemos casi nada.  El desarrollo de nuestra conciencia, de nuestra mente y sus capacidades para reaccionar ante el mundo, también es un sistema holistico que no permite disección exacta y ante el cual hemos de admitir que no tenemos ni el conocimiento total ni el control para producir o reproducir las condiciones exactas que desearíamos.  De ahí que la formación del espíritu humano obedezca como casi todo en la naturaleza a las leyes del caos.  Y en ese desarrollo, en ese crecimiento que se ha producido en nosotros desde la infancia, hemos adquirido finalmente una personalidad y una esencia con unas características personales y únicas que nos hacen ser individuos diferentes unos de otros. Y de la misma forma que en el mundo fisico podemos ver individuos  que difieren por el color de sus ojos o por su pelo o por el porte de su figura, y en función de todo ello unos acaban siendo  más atractivos, bello o armoniosos también en el mundo interno se dan estas diferencias entre individuos.Sin embargo el paralelismo tiene una diferencia importante ya que el mundo fisico nos dota de un cuerpo que no podremos apenas cambiar mientras que nuestro mundo interno, nuestras capacidades espirituales admiten ser modeladas, mejoradas o cambiadas.   Pero saber esto, aceptar que sea así,  no nos da la respuesta a la pregunta del porque tendríamos que trabajar sobre nuestra conciencia.  

Uno solo desea cambiar cuando lo que tiene no le gusta y la mayor parte de los seres humanos no se plantean cambiar por que necesitan engañarse sobre si mismos para seguir creyéndose su autoimagen, la imagen que tienen de si mismos y que a menudo no se corresponde con la realidad objetiva.  Con la salida de la infancia al mundo iniciamos una etapa que llamamos adolescencia en donde el individuo puede (2) tomar conciencia por vez primera de sus limitaciones tanto físicas como psíquicas (3).  Ese caer en la cuenta no es brusco sino una paulatina adaptación de los mecanismos de defensa para ir compensando el desarrollo de ciertas partes de la personalidad  y de la esencia con otros. Así el mosaico se acabará de formar al acabar esta etapa y quedar consolidado el adolescente como adulto.  A partir de ese momento el ser digamos que se “conforma” con lo que es o mejor cree que es y en la mayor parte de los casos acaba aceptándose como definitivo (se convierte en adulto con responsabilidades) o en otros casos mucho más superficialmente, puesto que ni se llega a plantear esta cuestión, adopta una imagen de autoengaño (que le sirva para vivir como adulto) con la que funcionará el resto de su vida.  Solo si nos miramos al interior con sinceridad veremos aquellos aspectos de nosotros mismos que no nos gustan a nuestro pesar.  Y es a nuestro pesar por que cuando nos hemos dado cuenta de algo que no nos gusta no hemos podido hacer nada para modificarlo.  

No basta con desear ser mejor.  Mejorar nuestro ser interior, nuestras capacidades espirituales o nuestra arquitectura interna, no es un trabajo fácil. Para aquellos que han percibido la necesidad de crecer interiormente será siempre un trabajo pendiente.  Se convertirá en trabajo para toda la vida.  Una meta a perseguir que nos traerá la felicidad de la autorrealización. Tras ella se abrirá también la puerta de la trascendencia puesto que al autorrealizarse el hombre percibe con claridad la necesidad de ir más allá de su propia existencia.  Vivir en el recuerdo, de la humanidad, de los otros, de la familia, es trascender.  Adquirir dimensión espiritual a través del arte, del pensamiento o de la literatura es la forma de trascendencia que el hombre autorrealizado adopta para que su vida se complete cerrando ese círculo inevitable que acabará con nuestra muerte fisica. Nuestra perpetuidad está en ese rastro de luz que dejará nuestra vida, si es que hemos alcanzado a comprender que la felicidad es la zanahoria que la Vida nos pone para trabajar en pos de la trascendencia….

1) En un sentido holístico la felicidad no se puede definir más que de forma abierta. Siempre nos faltará el conocimiento completo de sus mecanismos, o el conocimiento de las relaciones o ingredientes que precisa, y como se relacionan con ella o entre sí para proporcionarla.  La felicidad es un sistema complejo regido por una relación caótica entre los innumerables componentes que intervienen en su regulación.  Analógicamente hablando podemos hacer una predicción meteorológica pero no podemos saber con exactitud que pasará exactamente en un momento dado y en un lugar exacto, pues la relación de causa-efecto reside en tal cantidad de factores que se interrelacionan y se influyen que es imposible conocer todas las opciones, algunas de ellas de nueva creación  y con acciones no conocidas.  Es así como acabamos hablando de posibilidades no de sucesos que se han de dar con exactitud.  La aceptación del modelo del caos organizado es la aceptación de nuestra humildad cognoscitiva para adentrarnos racionalmente en el conocimiento del mundo y su funcionamiento.  Es una nueva forma de relacionarnos con el mundo que hemos de adoptar, superando o mejor complementando a la formación racionalista y analítica que hemos recibido y que nos impulsa a categorizar, dividir y clasificar todo para poder adoptar una postura de conocimiento válida. 
2)  O no puede. No es necesario que suceda conscientemente. 
3)  La toma de conciencia no es más que el darse cuenta de ciertas características propias de su funcionamiento mental. En plena infancia el niño no se autopercibe y por lo tanto es en función de los demás no de si mismo.   Cuando se empieza a valorar a si mismo es cuando empieza a autopercibirse y tiene lugar el descubrimiento de cómo es.  Si tiene un poderoso sentido del ridiculo o un amor propio acentuado no querrá aceptar que lo que ve es negativo y, como se dice a menudo “se montará” su pelicula para salir adelante con lo que es que pronto irá disfrazando para que acabe siendo (solo para él) más lo que le gustaria que lo que realmente es.  A menudo la frase que los educadores y padres usan con los adolescentes es:  .... pero no te das cuenta?,    .... pero es que no lo ves?   En esta etapa la ceguera para si mismos es visible para los demás por que se trata de una etapa en la que todos (padres, educadores y sociedad en general) creen tener derecho a decirles lo que ven.  Sin embargo la mayor parte de los adultos estan bajo las mismas circunstancias, solo que a estas alturas normalmente la gente no les va diciendo lo que tienen o no tienen que hacer. 




viernes, 27 de enero de 2017

Los siete enanitos del cuento...





  1. Desde pequeños el medio donde vivimos nos instala una idea unívoca sobre el alcance de nuestra muerte.   Así es como se perpetua la idea de que tras la muerte hay continuidad.

  2. Los seres humanos normalmente no piensan por si mismos. Los pocos que creen pensar, en general, lo que hacen es reproducir o modular pensamientos que toman prestados.
  3. Lo que en ultimo extremo determina nuestra acción es el propio interés.  La fuerza compulsiva que nos lleva hacia la obtención del beneficio personal es lo que nos mantiene vivos. 

  4. La muerte del ser sobreviene cuando falla una de las dos cosas siguientes.  Cuando el deterioro físico acaba impidiendo beneficio alguno o cuando la parte pensante, por la razón que sea, pierde la pulsión al beneficio.

  5. No podemos escapar a nuestro destino.  Es imposible evitar que cumplamos con la función por la que existimos.  Los limites de nuestra libertad están precisamente en lo que somos.
      
  6. En el intento de ser conscientes solo podemos manipular nuestro punto de vista. No podemos cambiar lo que realmente sucede sino solo la forma de incorporarlo.

  7. El ser no cambia.  Solo se adapta, aunque la apariencia haga creer otra cosa.