La teoría de Olduvai establece que la civilización industrial actual tendría una duración máxima de cien años, contados a partir de 1930. De 2030 en adelante, la humanidad iría poco a poco regresando a niveles de civilización comparables a otros anteriormente vividos, culminando dentro de unos mil años (3000 d. C.) en una cultura basada en la caza, tal y como existía en la Tierra hace tres millones de años, cuando se desarrolló la industria olduvayense; de ahí el nombre de esta teoría. Esta teoría fue planteada por Richard C. Duncan basándose en su experiencia en el manejo de fuentes de energía y por su afición a la arqueología.
Originalmente, la teoría fue propuesta en 1989 con el nombre de «teoría de pulso-transitorio».3 Posteriormente, en 1996, se adoptó su actual denominación inspirándose en el famoso sitio arqueológico, pero la teoría no depende en forma alguna de datos recopilados en ese sitio. Richard C. Duncan ha publicado varias versiones desde la aparición de su primer artículo con distintos parámetros y pronósticos, lo que ha sido motivo de críticas y controversias.
Escenarios sociales según la teoría de Olduvai
Crisis del Estado nación
Las naciones ricas padecerían un aumento de la inseguridad, y lo que habían sido sociedades democráticas se convertirían en sociedades totalitarias y ultraconservadoras donde la propia población exigiría recursos ajenos y mayor seguridad. Es posible que antes de la gran mortandad final, grandes naciones desarrolladas se disputasen los escasos recursos en una especie de Tercera Guerra Mundial, sin descartar escenarios parecidos a la solución final o la guerra nuclear. Otros argumentan que tal guerra, si se diese, sería una guerra intercapitalista en la que se verían inmiscuidos tres bloques de civilizaciones. El primero estaría constituido por la civilización occidental, el segundo por la civilización ortodoxa así como por la sínica (china), y un tercer bloque formado por la civilización islámica. Japón e India jugarían un papel importantísimo en tal guerra conforme definan su posición.
En el caso de que algunas naciones sobreviviesen, la falta de recursos podría desencadenar hambrunas en los grandes centros urbanos forzando saqueos generalizados y los gobiernos emitirían decretos y leyes marciales restringiendo las libertades sociales y eliminando derechos de propiedad para mantener a raya a la población hambrienta. Ante la escasez permanente los gobiernos impondrían un racionamiento que no llegaría a los mínimos requeridos lo que causaría que los mismos que imponen la fuerza saquearían para beneficio propio, este sería el primer síntoma del desvanecimiento de los estados.
El sistema financiero sucumbiría, el dinero sería momentáneamente sustituido por metales preciosos, pero éstos acabarían por no tener tampoco valor y sería el momento de «mi reino por un caballo». Es el punto en el que muchos han previsto que se «cambiaría un todoterreno por una barra de pan». Las minorías dominantes y las fuerzas militares saquearían para sí, y formarían pequeñas dictaduras y reinos dentro de lo que eran grandes naciones. Por otro lado, de las «grandes masas de desheredados» se formarían grupos desorganizados de carácter muy inestable que actuarían de forma violenta y caótica para tomar los escasos recursos. Entre unos y otros el conflicto estaría servido y al final tanto unos como otros sucumbirían como el resto de la población.
Perfil del superviviente.
Se estima que las ciudades con más de veinte mil habitantes serían muy inestables, teniendo mejor expectativa de vida en primer lugar aquellas sociedades de cazadores y recolectores en la Amazonia, las selvas centroafricanas, las del sudeste asiático, las de bosquimanos y los aborígenes en Australia. En segundo lugar de supervivencia seguirían los núcleos bastante homogéneos de trescientos a dos mil habitantes con un estilo de vida agropecuario próximos a lugares con recursos hídricos no contaminados, inaccesibles y a centenares de kilómetros de las grandes urbes y de las hordas de hambrientos que exudarían estas urbes o de las fuerzas militares en descomposición que se dedicarían al pillaje.
Al final también podría existir una enorme cantidad de pequeños pueblos agrícolas que se disputasen los pocos lugares privilegiados, sobreviviendo sólo aquellos pueblos que la capacidad de carga terrestre permitiese.
Otras visiones.
El mismo Pedro A. Prieto especula que los escenarios bélicos parecidos a la tercera guerra mundial u otro tipo de conflictos bélicos desgastantes se darían con menos probabilidad si el colapso social es rápido, tal y como el que la teoría de Olduvai predice. La diferencia entre escenarios es que la mayoría de la población, contenida en las ciudades, muere de hambrunas en el colapso rápido, mientras tanto en el colapso lento el conflicto bélico se extendería hasta las áreas más seguras, abarcando desde grandes ciudades a pequeñas comunidades rurales aisladas.
Las conjeturas de los que opinan sobre la posibilidad de una era post-industrial se encuentran esparcidas en un espectro que abarca desde escenarios de colapsos societales rápidos y catastróficos a escenarios de colapsos lentos y benevolentes, e incluso escenarios donde aún visualizan decrecimientos con continuidad del bienestar.
Colapso catastrófico o die-off
En el primer grupo, los pesimistas, se encuentra enmarcada la misma teoría de Olduvai de Duncan y otros trabajos como el die-off o colapso catastrófico propuestos por David Price, Reg Morrison y Jay Hanson. Suelen invocar una serie de determinismos como el fuerte, genético, biológico y energético (Ley básica de la evolución de Leslie A. White) para anunciar el inevitable colapso que conllevará a la descomposición de la vida civilizada descartando la posibilidad de un descenso pacífico.
Descenso suave o «camino próspero cuesta abajo»
Aquellos que predicen escenarios de colapsos lentos y benevolentes donde puede entrar aún la opción del decrecimiento con continuidad del bienestar se pueden encontrar el «camino próspero cuesta abajo» de Elizabeth y Howard T. Odum, el fin de la suburbanización y el regreso a la ruralización propuesto por James Howard Kunstler, las sociedades que aún pueden elegir salvarse o fracasar propuesto por Jared Diamond y la opción del «apagado gradual» de Richard Heinberg.
Heinberg, en su libro «Apagado: Opciones y acciones en un mundo después del carbón», propone los cuatro caminos posibles que pudiesen adoptar las naciones ante el agotamiento del carbón y el petróleo:
«La última y nos vamos» o el «último que quede de pie»: Escenario donde se da una feroz competencia global por los recursos restantes.
«Apagado gradual»: Donde se da una cooperación mundial en la reducción de la utilización de la energía, la conservación, la gestión de manejo racional de el agua, y la reducción de la población mundial.
«Negación»: Postura con la esperanza de que algún elemento imprevisto o serendipia resuelva el problema (véase también cisne negro).
«Comunidad salvavidas»: Preparación de áreas locales de modo sostenible en el caso de que el proyecto económico mundial colapse.
El renacimiento de las utopías
Son visiones donde el colapso es tanto un resultado como un objetivo. Como en el siglo XIX, y al comienzo de la era industrial, surgió el romanticismo y los movimientos utópicos, nuevamente y ante la previsión de un colapso de la era industrial se registra una nueva eclosión de visiones utópicas. Este renacimiento avanza en sentido contrario al declive de lasbteorías sociológicas que ya no pueden dar soluciones adecuadas debido a la situación de translimitación.
Para Joseph Tainter una sociedad compleja que colapsa es súbitamente más pequeña, más simple, menos estratificada y con menos diferencias sociales. Esta situación, segúnTheodore Roszak, evoca el dogma utópico del viejo programa ecologista que consiste en reducir, frenar, democratizar y descentralizar.
Según Ernest García muchos de estos proponentes son científicos dedicados a áreas que van desde la disciplina ecologista a la geología, la informática, la bioquímica y la genética evolutiva, muy alejados del estudio de las ciencias sociales. Entre los movimientos utópicos recientes más palpables se encuentra el anarcoprimitivismo, el ecologismo profundo y las tecno-utopías como el transhumanismo.
Fuentes: wikipedia, blog ustednoselocree: Ferran P. Vilar
Fuentes: wikipedia, blog ustednoselocree: Ferran P. Vilar