Veo que mi análisis político se refrenda en el panfleto que me mandas. Aunque lo vea desde una óptica diametralmente opuesta, efectivamente estoy de acuerdo en que la única solución inteligente para sortear el problema nacionalismo-antinacionalismo era la que seguramente se pactó entre el PSOE y el PSC de los 70. Demonizar el nacionalismo es tan malo como ignorarlo. El sentido nacionalista, te lo dije y lo repito, es una realidad que existe y con la que hay que vivir. Infravalorarlo es ignorar que un pueblo como el catalán, con su cultura propia, su lengua y sus símbolos, solo puede vivir integrado en una comunidad más amplia si se hace desde el mutuo respeto. Desde 1711 o desde antes quizás, la fuerza de los hechos y de las armas ha estado bloqueando las aspiraciones de una parte nada desdeñable de los habitantes de este territorio. Las políticas de integración que durante más de doscientos años se han practicado desde España hacia Cataluña siempre han sido con el objeto de castellanizar o españolizar la realidad cultural, social y lingüística de Cataluña. Empeño que es propio de la historia y de los pueblos que conquistan y por otro lado destino de los pueblos que son conquistados. Pero eso no quita que exista en mayor o menor cuantía una resistencia a ser asimilados. Repito: ignorar estos hechos o principios, voluntariamente, es no querer aceptar algo real y palpable. Hubo un periodo de renacimiento del epifenómeno identitario catalán desde finales del siglo XIX que llevó, ya en la Republica, hasta los hechos de la declaración del Estado Catalán en el treintaypico. Después de la guerra civil, el franquismo político comprendió que solo con una represión cultural y social (que conllevara una re-castellanización de lo que durante la Renaixença se había recuperado al dominio castellano), era posible cohesionar a Cataluña con España. Y estuvo a punto de lograrlo. Al Franquismo solo le faltaron un par de generaciones más y lo hubiera logrado. Yo mismo soy un buen ejemplo de ello. Siendo mi origen catalán por los cuatro costados, desde más de 20 generaciones, soy castellanoparlante por lengua materna y mi cultura es mucho más castellana que catalana. No leo literatura catalana, no veo cine en catalán si lo puedo evitar, pienso en castellano y solo escribo en catalán cuando no me queda más remedio. Como yo un gran numero de catalanes. Casi todos son mayores de 45 años. Es la edad en la que nos pilló la gran labor de recastellanización que emprendió Franco tras la guerra civil. Creo que desde su punto de vista hizo lo mejor que pudo su faena. Pero la historia tiene saltos. Después de la muerte de Franco era necesario contemplar un escenario con nacionalismo resurgido. Quedaba mucha gente represaliada a la que no se había castellanizado (como a mi) y estos estaban dispuestos a dar la batalla. Se optó por una transición pacifica, sin rupturas ni traumas, vale. Los que calcularon la deriva histórica hicieron bien sus deberes, comprendieron que solo se podría dar la vuelta al tema del nacionalismo al paso de al menos tres generaciones. Ahora estamos de lleno en la segunda generación tras la muerte del dictador. Probablemente ahora se den cuenta muchos de lo que esta pasando, de lo que ha pasado en sus narices durante estos años. No hay posibilidad real de retorno. Los votantes de izquierda también pueden ser catalanes y nacionalistas. Esto es lo que el articulista no quiere ver ni reconocer. Es falso, interesadamente falso, decir que ERC es textualmente “un partido reaccionario y xenófobo de derechas con estética de izquierdas”. Es cierto que hay una bolsa importante de votantes del PSOE que son emigrantes o hijos de emigrantes en primera generación, pero no van en aumento, biológicamente todos son mayores ya y van a menos, la tercera generación de hijos de emigrantes, los que ahora tienen más de 25 años, ya no votan PSOE. No, y esos, que todavía hablan en castellano con sus padres, con sus hijos, -mal nos pese a algunos entre los que me cuento-, hablan en catalán y votarán de izquierda, si, pero cada vez más de izquierda nacional catalana. No todos claro, pero seguro que muchos ya no votaran una izquierda socialista antinacionalista. Tampoco votaran, todavía, una izquierda independentista, eso quedara para la tercera generación, para los que ahora están en primaria… (si es que seguimos haciendo, entre unos y otros, el juego a las tensiones, si seguimos alimentando la radicalización). Porque? Es obvio que 23 años de gobierno pujolista ha conseguido casi lo mismo que 40 años de franquismo pero al reves. Lo ves, me dirá algún miope (sin faltar que yo también lo soy), como todos son iguales. Naturalmente ¿es que lo dudabas? Cada cual ha de hacer su papel y nosotros el nuestro.
Pero entonces qué es lo que postulo?
En primer lugar ser realista con lo que hay y no creer que el socialismo antinacionalista tiene ninguna opción de éxito en Cataluña. Tendrá sus votantes si, pero irán a la baja progresivamente a medida que los hijos de la clase obrera emigrante se inserten en el tejido social catalán por biología y mestizaje. O sea en una generación más, o dos como mucho.
En segundo lugar abrir los ojos al federalismo como doctrina. Creo que hay un gran reto detrás de esta idea y que ojala se pudiera explicar más y mejor a la izquierda, que no tiene por que estar reñido socialismo y nacionalismo (catalanismo) siempre que este no sea radical, independentista e insolidario.
En tercer lugar denunciar que Carod intenta acelerar el proceso de desunión de PSOE y PSC para recoger en su provecho los votos más nacionalistas que rezumen del PSC. Y en esa denuncia advertir al PSOE que no se deje radicalizar por las facciones antinacionalistas (que en él pugnan por tener protagonismo) por que el remedio que pretenden aplicar es peor que la enfermedad que creen padecer. En realidad su única opción es aceptar que la realidad de ESPAÑA es plurinacional y por tanto se ha de trabajar bajo la óptica del respeto a esta idea. Pero este es –parodiando a tu articulista- un trabajo para gente con buena visión de futuro, no para empecinados en repetir los errores del pasado.