Una vez soñé que venían a mi encuentro Gurdjieff, Ouspensky y René. Se bajaron de una especie de alfombra voladora. Iban vestidos con túnicas blancas ceñidas a la cintura por una especie de cinturón-cordon negro, como los derviches voladores, pero sin el gorro cucurucho. Su talante era jovial, me quedó la impresión de una cierta tomadura de pelo de la que después no podría explicar ciertos detalles dada su falta de credibilidad. Me dijeron que venían a hacerme preguntas y que según las respuestas ellos tomarían una decisión. No permitían que yo preguntara ni les interesaba lo que yo pensara de ellos o de la situación. No quisieron aclarar que tipo de decisión tomarían o dejarían de tomar. Todo era entre enigmático y burlón. Lo primero que me preguntaron era si creía ser feliz. Lo recuerdo por que me pareció demasiado banal para su pretendida altura espiritual. Contesté que si : Que lo creía, lo sentía y lo era. Gurdjieff río jocosamente y dijo exactamente esto : Joder, otro proyecto de ser tricerebral ignorante ! ! !. Los otros dos solo se sonrieron. La siguiente pregunta fue : describe con pocas palabras aquello en lo que fundamentas tu existencia. Se lo expuse largamente y no me interrumpieron ni una vez. Al acabar, René me preguntó: sobre todo lo expuesto tienes algún icono (ejemplo de lo que has dicho que sea fácil de captar, transmitir y/o explicar a los demás). Le contesté que no me había parado a elaborar nada parecido. Entonces me dirigió el dedo índice a la cara y me “metió” un icono al mismo tiempo que me decía: Yo te he enseñado algunas cosas y me corresponde darte un icono. Después se fueron como habían venido, volando hacia una niebla que los hizo desaparecer. Yo me desperté y sentí la necesidad de escribir lo que había soñado. Siempre he creído que fue elaboración de mi pensar todo lo que hablé e hice hablar a los demás. No me cabe duda de que Popper lleva razón cuando habla del Mundo 3. Ciertas ideas adquieren vida y desarrollo propio al ser sembradas en el medio adecuado. Esta es la importancia del desarrollo evolutivo de esas ideas : las espermátides del alma de la humanidad.
ICONO
Nuestra existencia terrenal es como la de una bombilla. Alumbra mientras tiene corriente eléctrica. Muere como tal cuando queda sin electricidad. Pero la luz que emite una bombilla viaja por el espacio y no desaparece nunca, así es como la luz sobrevive a la propia bombilla. La bombilla puede morir al ser aplastada accidentalmente, o puede fundirse, o puede gastarse de vieja o quedar súbitamente sin energía. Pero la luz que emitió seguirá viva difundiéndose en el espacio infinito viajando a la velocidad de la luz en busca de los límites del universo.
La esencia de la bombilla es alumbrar. Osea emitir luminosidad. La esencia del ser humano es albergar un emisor de energía especial (la energía espiritual que nos anima como un hálito que da sentido a la materia : la llamaremos energía vital).
Ni todas las bombillas son iguales ni todos los seres vivos de la naturaleza tienen la misma calidad de emisión energética. El hombre es una bombilla con capacidad de autoconciencia y posibilidad de modular la luminosidad que emite. El hombre puede trascenderse. El hombre puede hacerse hijo de si mismo transmutando su conciencia desde su ser físico hacia su emisión de luz. Es en ella como puede vivir eternamente. Mas las capacidades y las posibilidades son solo eso. Solo el trabajo constante en la correcta dirección da el fruto esperado. Los otros caminos son necesarios a muchos pero son solo caminos que se pierden en el nada más.
nov 97