lunes, 15 de julio de 2013

Centro de gravedad permanente y recuerdo de sí


... y final.

La Personalidad tiende, de forma espontánea y automática, a incrementar su peso en el conjunto.  La única forma de evitar que esta asuma, controle, se apropie y utilice los contenidos que deseamos incorporar para mejorar nuestra situación de esclavos de los mecanismos, es tratar de incrementar la autoconsciencia del self.  

Mientras no conseguimos este incremento, trabajaremos para que todo lo que signifique progreso o nuevo conocimiento en relación a nuestro posible despertar o nuestra posible evolución hacia un ser menos mecánico, se sitúe en una zona especifica de nuestra personalidad a la que empezaremos a dar protagonismo y denominaremos la personalidad provisional del Trabajo Interno.  

Simultáneamente trabajaremos la forma de incrementar nuestros estados de recuerdo de sí.  Recordemos que estos estados son fugaces momentos en los que percibimos que no estamos identificados con la personalidad ordinaria por la que somos conocidos.

El retorno de la conciencia ordinaria (estado de sueño-vigilia) a la conciencia del recuerdo de sí se facilita, inicialmente, con la creación de hábitos que actúan como “despertadores”.   

Con el progreso de los esfuerzos por atender ese mundo interno y el tiempo, esos llamados recuerdos de sí se hacen cada vez más frecuentes y nos ayudan a resituar a nuestro centro de gravedad real alrededor de la personalidad del Trabajo Interno.  Eso progresivamente nos aleja o distancia de la personalidad ordinaria por la que somos conocidos.   Con el tiempo se adquiere un centro de gravedad permanente.   En ese momento no es que hallamos cambiado de personalidad sino que hemos abandonado lo que quedaba de la antigua personalidad, como el insecto que abandona la crisálida.  

Por el momento nuestros objetivos serían: 
  • llegar a tener un centro de gravedad permanente
  • unos hábitos que nos conduzcan repetidamente a la presencia del self, o sea a entrar en recuerdo de sí  
  • una mejor comprensión psicológica (de mayor calidad) al ser cada vez más capaces de usar la comprensión enfocada desde una personalidad trabajada y hasta cierto punto remodelada por los conocimientos que hemos ido adquiriendo


¿Pero cuáles serán las guías prácticas?  



1- Recordar permanentemente la ética básica como faro que debe iluminar todas nuestras respuestas sociales y familiares.  

Eso nos convertirá poco a poco en un mejor ciudadano, amigo, padre, hermano, trabajador y en general mejor persona.  No hacer a otros lo que a nosotros nos parecería poco humano hacer a los demás.  A este proceso, hecho lo más conscientemente posible, o sea tomado como un verdadero propósito, le llamamos la “conversión” del buen amo/a de su casa.   Hay un gran campo de Trabajo interno tratando de mejorar nuestras cualidades mundanas, y en ese esfuerzo, ya nos vamos preparando para ser más autoconscientes, más atentos y observadores, más comprensivos con la calidad psicológica, que deja de ser próxima a lo sensual para acercarse cada vez más a la comprensión iluminada por los atisbos del recuerdo de sí.   En esos momentos, se captan destellos de verdadera comprensión psicológica, esa comprensión que mueve la emoción y nos hace comprender por un momento que, todavía, no estamos ni haciendo ni siendo aquello que debería ser… para, desgraciadamente, olvidarlo y recaer de nuevo en el sueño-vigilia cotidiano.    

2- Crear momentos específicos para el recuerdo de sí y la atención dirigida. Por ejemplo:
  • Al levantarse repasar lo que nos espera en el nuevo día, repasar mentalmente la agenda, saludar al Sol y agradecer la vida tras la pequeña muerte (el sueño al que nos entregamos para descansar)
  • Agradecer a los alimentos, antes de comerlos, el bien que nos pueden hacer. 
  • Entregarnos a una breve relajación del cuerpo y de la mente  que puede conllevar alguna técnica de meditación si el objetivo es frenar o disminuir el flujo mecánico del pensamiento. La meditación sobre temas concretos, que requiere un flujo atencional dirigido, puede ser útil en alguna etapa, pero no conlleva, bajo mi punto de vista, ninguna ventaja para incrementar la capacidad de retomar al recuerdo de si durante el día y de forma espontánea, sin mediar habito creado voluntariamente.   Es más, en mi opinión, creo que insistir en meditar mucho tiempo o muchas veces es una inversión de energía y tiempo que aplicada a otros hábitos puede dar mejores frutos.   Lo imprescindible es aquietar el giro incesante de nuestro intelecto y como en el símil budista, permitir que el agua se vuelva cristalina por un rato.  Esta relajación de la mente se acompaña indefectiblemente de una respuesta de relajación muscular que elimina la tensión y recupera el estado de isotonicidad que debiera tener nuestro sistema músculo-esquelético.  
  • Al acostarse, repasar el día, examinar los puntos en donde no estuvimos bien, o en donde se perdió la oportunidad de dar una respuesta mejor.   Es el momento de hacer un breve examen de conciencia… algo que nos resuena pero no deja de tener sentido.  Es el momento de sincerarse y decir si el día fue bien o no lo fue.  Y si no lo fue, preguntarse el porque.  Y anotar el porque y la descripción del hecho, con la intención de revisar este material al día siguiente y hacer una completa descripción de la experiencia.  El momento de ir a dormir no es el momento adecuado para ponerse a redactar una experiencia, pero sí al menos para reseñarla y recordar que queda pendiente de desarrollar al día siguiente.
  • Si no diariamente si con la frecuencia que necesitemos, el ejercicio de poner por escrito las experiencias, es muy importante si deseamos progresar en lo mundano.  La repetición de este ejercicio de identificar qué fue lo que no funcionó en el día, crea el habito de la revisión.  Y la revisión atrae atención dirigida, no atraída,  al trabajar con atención dirigida analizando la situación, estamos usando un grado superior de comprensión psicológica.  La repetición, una y otra vez de estas experiencias, que serán distintas en lo anecdótico pero que tendrán factores comunes en sus desencadenantes, crea una retroconciencia (como si se grabara en el subconsciente) que con el tiempo nos alerta (yo le llamo sentir un click interior) antes de que se produzca una situación similar  y se desencadene una reacción automática nuestra que siempre es negativa (pues sino no la habríamos reseñado).   La práctica de “redactar experiencias” es la forma de trabajo que mejor resultado da para atajar los automatismos antes de que se desencadenen.