domingo, 12 de mayo de 2013

El fenómeno de la Comprensión (IV)


-IV-

Prioridad numero uno

Recordémoslo:
   
Aprender a “situarnos” en la autoconsciencia para dirigir la comprensión psicológica desde el “yo mismo”, desde el self no identificado con la personalidad.    

Como se trabaja esto:  

1) Adquiriendo los conocimientos necesarios para tener una “buena” y “coherente” comprensión psicológica (obvio que será pseudo)  de cómo está estructurado el ser humano ordinario.  No importa que el dibujo sea exacto, ni completo, ni que sea oficialmente aceptado por la psicología oficial o por las diversas tendencias que explican la existencia del ser humano, desde las “creencias” religiosas o esotéricas hasta las que se derivan de la indagación filosófica.   Como asegura la PNL, –con la que estoy de acuerdo en este punto–, lo importante no es el mapa sino el viaje.  Pero Mapa hemos de tener.  Adherimos al que más nos seduzca… pero sí trabajamos en un grupo deberemos de adoptar un Mapa común para no entrar en discusiones semánticas.  

2)  Usando las herramientas personales que se necesitan para trabajar en el aspecto principal:  el retorno del estado de identificación ordinario al estado de autoconsciencia momentánea.  Recordemos que mantener la autoconsciencia del self no es posible más allá de un tiempo muy limitado.  Por tanto el acento en esta fase de trabajo no es mantenerse autoconsciente sino crear mecanismos automáticos que nos saquen del estado de identificación y experimentemos un destello de autoconsciencia momentánea:  lo que en términos técnicos conocemos como tener momentos de recuerdo de sí.  

Segunda prioridad

Establecer un núcleo dentro de la personalidad, que progresivamente fortalezca su carácter diferenciado de la personalidad normal por la que nos conocen los demás, una personalidad, la nuestra que es a veces errática, o cambiante, a veces equilibrada pero con déficits, a veces desequilibrada pero con rasgos muy positivos.  

Se trataría de reunir aspectos positivos de nuestra personalidad alrededor de un nuevo núcleo de personalidad que llamaríamos personalidad del Trabajo Interno, y al mismo tiempo distanciarse (por el mecanismo de desidentificarnos) de aquellos aspectos que no nos interesan o nos parecen negativos de nuestra todavía personalidad ordinaria por la que somos reconocidos.   Este tránsito se debe de afrontar con progresivos avances, no es posible desidentificarnos de golpe de todo lo que no nos gusta.  Los mecanismos y automatismos mentales que nos determinan no lo permiten. 

Esta nueva personalidad del Trabajo Interno,  seguirá siendo una personalidad provisional, pero será la base sobre la que construiremos un personaje mejor, un personaje que se preparará para abandonar la escena cuando el Actor (la esencia, nuestro verdadero self) este preparado para asumir la unificación de esencia y presencia.   Algo que no es nuestro verdadero objetivo hoy por hoy… pero a lo que aspiramos.