-III-
Reflexionando un poco más sobre los mecanismos de la comprensión psicológica, nos damos cuenta de que el diseño (muy inteligente) de la mente es tal que prima la supervivencia del ser animal por encima del ser global. Cuando la indagación quiere penetrar en los contenidos abstractos, cuando pretende ahondar en los mecanismos íntimos de nuestro obrar, volvemos a encontrarnos con una dificultad insalvable -al parecer- y es que, por mucho que apliquemos la comprensión psicológica, esta no deja de ser una comprensión que se liga, que se relaciona, o que queda enfocada -–querámoslo o no– a la personalidad desde la que actuamos, pensamos y obramos.
Una vez comprendida esta dificultad. –con la pseudo comprensión psicológica– se hace necesario considerar el orden de los factores.
Que hemos de emprender y en que orden?
Para conseguir un nivel mayor de comprensión psicológica la prioridad seria aprender a “situarnos” en la autoconsciencia para dirigir la comprensión desde el “yo mismo”, desde el self no identificado con la personalidad.
¿Nos sirve adquirir conocimientos o aceptar pautas de trabajo que ayuden a guiar el comportamiento mientras no se consiga mantener o acrecentar la capacidad de autoconsciencia?
La respuesta es que aparentemente no ha de servir.
¿Entonces incorporar nuevos conocimientos y nuevas pautas de trabajo debería de hacerse en el máximo grado de permanencia en autoconsciencia? Idealmente si, pero ese no es el caso de la mayor parte del personal.
¿Entonces que hacemos? Si estamos en este punto de la lectura y no hemos tirado el texto a la papelera quiere decir que hemos llegado a ser capaces de “adquirir” conocimientos que nos interesan para mejorar nuestras vida o que hemos “aceptado” doctrinas o pautas que nos han parecido adecuadas para progresar y que todo este bagaje lo hemos depositado mediante nuestra pseudo-comprensión psicológica en la parte más noble o interior de nuestras personalidad, al mismo tiempo también somos capaces de darnos cuenta de lo poco o nada que todo este “bagaje” ha cambiado verdaderamente nuestra vida.
Pero veámoslo en positivo, sino hubiéramos hecho el esfuerzo de incorporar “dichos contenidos” con el esfuerzo de la pseudo-comprensión seguiríamos indagando y dando vueltas a nuestro obrar sin percibir que las influencias recibidas tan solo modificarán de forma mecánica, sensual y externa nuestro obrar.
Ahora ya lo sabemos. Sabemos que no vamos a cambiar sustancialmente nada sino ordenamos el proceso.
A la gente le preocupa hacer.
Qué tengo que hacer?
Como lo hago?
Cuando lo hago?
Pero previamente han de tener un plano de situación. Han de saber dónde están.
Lo de comenzar a hacer cosas por respirar mejor o recordar que existes, de esforzarse en pensar positivamente, de revisar propósitos, de tomar conciencia del actuar o no actuar, de cuidar del cuerpo y la mente, de meditar o hacer ejercicio, de tener buenos hábitos o de aprender a vivir sin tensión, son todos ellos objetivos secundarios que pueden tener, o no, sentido más tarde.