sábado, 21 de diciembre de 2013

Eyes wide shut



La última obra de Kubrick nos llegó rodeada de comentarios en prensa y de trailers interesados en resaltar los aspectos sensuales y eróticos de la película. El tema central de la película es una exploración de cómo se relaciona la sexualidad de cada individuo con la nueva sexualidad que aparece como consecuencia de la vida en pareja.  No es una película sobre el amor, en este caso se da por supuesto que hay amor entre ambos.  Digamos que sobre la conducta humana y la seducción amorosa Kubrick ya había experimentado en Barry Lindon.   Creo que Kubrick, al final ya de su carrera y de su vida,  y en consonancia con su constante pasión por la conducta humana quiso mostrarnos al desnudo los interrogantes que rodean a la sexualidad y como estos, en forma de  submundos con vida propia, afectan a la relación de pareja.  Sobre todo esto último ya que usa la historia de una pareja en la que en un momento dado el simple relato de unas fantasías sexuales (que podrían haber sido reales) desencadena una situación que será la excusa para un peregrinaje a esos submundos en los que la sexualidad se desarrolla, y refugia, en nuestra sociedad actual.  Este peregrinaje es una necesidad narrativa, le sirve a Kubrick para lucir su capacidad de mostrar con maestría, de recrear atmósferas, de jugar con la fotografía y los magníficos planos.  
Es una película con dos clases de tempos.  Uno normal y otro mucho más lento.  El lento es el que usa cuando nos está acercando a los submundos y el normal es el que desarrolla en todas las otras escenas sobre todo las de ellos dos en familia y las que usa como transición entre las escenas de los submundos.   La música es una parte importante de los tempos y forma parte de ellos.  Así es como las escenas que desea marcar más intensamente las rodea de unos monocordes que son simples notas sueltas de piano, u otro instrumento similar, tocadas en escalas (no siempre ascendentes) muy lentas. 

Veo en ella algunas escenas más claves que otras y algunas son claramente preparatorias de las que vendrán.   Así por ejemplo la escena de la fiesta en la que ella se nos muestra como abandonada por las obligaciones de su marido es un aviso a la sociedad.  Las metáforas que contiene son:  el marido con éxito descuida la atención de la pareja y esta se refugia en la bebida,  como consecuencia de ello, o al mismo tiempo, se inicia un juego peligroso de seducción que puede o no salir bien.  La escena del baile con el húngaro seductor es una de las mejores desde el punto de vista interpretativo de ella.   Esta escena prepara la explosión de ella en el dormitorio.  Pero antes Kubrick, y casi de pasada, nos enseñará dos submundos. El primero es el de la escena de él con las dos modelos y lo usa como paradigma del juego inocentón que puede o no acabar en la cama. Durante toda la película se mantiene en esta ambivalencia abierta.  Lo deja como una posibilidad y, la no realización de la posibilidad, no invalida en ningún caso la raíz del porque sucede.  Este mensaje es el más repetido por Kubrick y viene a decirnos que aunque ‘esta vez no se llegue hasta el final’,  no importa, que al jugar con el riesgo ya se acepta la posibilidad de que aquello ocurra.  Si no es esta vez será a la siguiente.  El otro submundo que nos enseña antes de la escena del porro es el del mercado de sexo seguro para hombres con dinero.  Es la escena de la prostituta drogada en el baño del anfitrión de la fiesta.   En tan solo unos instantes de transición de una escena a otra y sin que el espectador apenas lo perciba nos esta diciendo que hay quien puede obtener sexo por si mismo, por su belleza, por su habilidad con las palabras, por su capacidad de persuasión, seducción o galanteo y hay quien solo necesita tener dinero para comprarlo.   Una perfecta contraposición del ser y del tener que probablemente sea pasada por alto por muchos espectadores más pendientes de las glándulas mamarias de la fulana que de lo que nos quiere contar el director.

La escena del dormitorio en que ella, bajo los efectos del porro, le confiesa sus ‘tentaciones’, es el punto culminante de la primera parte de la película.  A partir de aquí empieza otro tipo de recorrido y el thriller propiamente dicho.   Kubrick hilvanará los submundos de la calle y de la prostitución callejera con su pizca de humanidad. Para ello se apoyara en algunos detalles ‘sobadillos’  como la de pagar a pesar de no llegar a usar los servicios y el recurso a la seropositividad. Todo ello para hacernos ver que el sexo no es lo mismo para una y otra parte de la relación. Rápidamente establece la  comparación con el sexo al amparo de las mascaras que usan los poderosos.  Como una metáfora,  también, de la doble moral que todos ellos practican en su vida cotidiana la cual transcurre tras unas apariencias que no permiten ver lo que realmente hay detrás.  
El paso de Kubrick por ambos temas está muy bien tratado.  Las escenas de la mansión son mantenidas a la suficiente distancia (tanto óptica como mental) para que  no sean nunca escabrosas ni de mal gusto, no hay ni procacidad ni búsqueda de la provocación a pesar de que muestran el sexo buscado por si mismo.  No son escenas pornográficas y el tratamiento ambiental, la fotografía y la música de las escenas en la mansión son de lo mejor de la película, y, comparativamente hablando, muchísimo más evolucionadas que otras escenas de sus películas anteriores que buscan el mismo efecto. 

La cinta tiene dos finales.  Unos es el final de la historia de los submundos que acaba alrededor del billar con la conversación que tiene con el anfitrión.  Dejará tras si la incógnita.   La imposibilidad de saber que ha pasado de verdad es dolorosa para la mentalidad analítica de él, que encima es médico.  Recordaremos que este detalle no es insignificante y tiene que ver con las certezas que tranquilizan o adormecen la conciencia:  cuando está ligando con las modelos una de ellas le dice “me encantan los médicos por que parecen saberlo todo... saben porque pasan las cosas y te hacen sentir segura...”  y él se ríe y le dice: “... sí, lo sabemos casi siempre...”  y lo dice de forma condescendiente y dejando entrever que sí, que su superioridad se basa en esas certezas que tienen y que no tienen los que no saben por  que pasan las cosas.   Kubrick ataca el  mundo de las certezas que inmovilizan al ser.  Siempre lo ha hecho en todas sus películas pero aquí quiere poner su punto final (no sé si sabia que sería su última película y la que hace numero trece....).   El otro final también tiene que ver con las certezas.  Es el final de su historia sobre sus dudas reciprocas, sobre como afectará al futuro lo que han vivido, sobre como la sexualidad fantasiosa individual afecta a la sexualidad global de la pareja, sobre como se relaciona sexualidad y vida en pareja.  No es un final con soluciones. Esta escena final y la parrafada de ella, que es lo mejor de la película según mi opinión, lo que deja ir es que, la voluntad de seguir juntos, ese “querer seguir queriéndose” es lo único que pueden aportar hoy y ahora, y lo demás pues no se sabe...  Y magistralmente  Kubrick consigue mandarnos a casa o la cama, con la duda que se abre cuando él le dice: “... para siempre...?” y ella le dice que eso de para siempre le da miedo... hoy y ahora es el momento de hacer las cosas.  Añado yo:  ‘quiéreme hoy y dímelo cada día, pero no me prometas que me querrás siempre’. 

Albert Bau
Sept 2003











viernes, 15 de noviembre de 2013

Barry Lindon... la antesala de la cumbre


No cabe duda de que Kubrick es uno de los mejores cineastas del siglo XX. Sus películas siempre me han interesado pues tienen con frecuencia contenidos en escala. Quiere esto decir que tras las formas y contenidos fílmicos esconde planos de comprensión que se abren en la medida en la que somos capaces de saber qué andamos buscando. Es un cineasta esotérico y, aunque no lo puedo saber con certeza, es probable que su trabajo sea el producto de una escuela de conocimiento. 

'Barry Lyndon' (76) marca un final de periodo en la cinematografia de Kubrick. Después de 'Dr.Strangelove' (63), '2001…' (68) y 'La Naranja Mecanica' (71), intenta encontrar productor para su Napoleón. Pero desiste, de momento, pues el presupuesto y la obra son desmesurados. Probablemente hubiera sido la película del siglo si se llega a hacer... Cuando defraudado o conformado, renuncia a su Napoleón, transforma sus deseos de usar el siglo XVIII y aprovecha la novela de un pintor y escritor poco conocido: William Thackeray. De hecho Kubrick modifica sustancialmente la narrativa de 'Barry Lyndon' y el curso de los acontecimientos para adaptarlos a sus fines.

Barry Lyndon fue rodada durante 8 meses en escenarios naturales en el este de Irlanda que este verano he visitado. Fue en este viaje cuando leí el libro de Thackeray y dos meses más tarde vi por segunda vez la película con la intención de hacer un pequeño trabajo sobre ella.  
Asistimos nuevamente a otro análisis del comportamiento humano. Kubríck trata de analizar las conductas humanas, sitúe sus films en el año 2001, en el 1986 o en el siglo XVIII. Resulta curiosa la predilección de Kubrick por esta época, que ya había quedado patente en '2001…' cuando Bowman aparece en una habitación amueblada estilo Luis XVI, al final de su viaje a través de mundos desconocidos. No parece muy aventurado opinar que Kubrick considera el siglo XVIII como aquél en que se delimitaron las características del mundo moderno, y punto de partida obligado si queremos remontarnos a los orígenes de un determinado comportamiento. Kubrick nos quiere decir que los cambios en el comportamiento de los seres humanos apenas han variado a través de los siglos. Lo único que ha variado ha sido el entorno en que se mueve, los útiles de los que se sirve, pero no los problemas que se plantea, ni la conducta que sigue frente a ellos. El siglo XVIII presentaba la doble ventaja de: 1) no tendría que descender a detalles explicativos que hubieran sido imprescindibles si situase el film en la época actual, 2) la disociación entre progreso técnico y comportamiento humano no era tan grande en el siglo XVIII como actualmente. Kubrick elige el relato en tercera persona, lo que, de entrada, supone un distanciamiento, una casi imposibilidad de que el espectador tome partido emocionalmente ante los hechos que se relatan y que constituye una elección coherente con el tono de otras películas como en Dr. Strangelove en el que la narración es comparable a la visión que un extraterrestre podría tener sobre la humanidad actual. Además, la utilización del narrador permite a Kubrick intervenir directamente en el film, adelantando acontecimientos como la muerte del hijo de Barry, y destruyendo el posible impacto emocional que podría tener en el espectador, o haciendo reflexiones sobre lo sucedido como en el episodio de Barry con la campesina alemana.
Kubrick modifica las relaciones entre Bullingdon y Lyndon. La novela, concebida como las memorias de Barry Lyndon, deja un vacío entre la salida de Inglaterra de Barry y su muerte en la prisión de Fleet, vacío que el autor trata de cubrir -en una especie de epilogo- suministrando algunos datos sobre lo acaecido en este espacio de tiempo. Allí se alude a la aparición -veinte años más tarde- de Bullingdon, y a un encuentro con su padre adoptivo, al que propina una paliza, para vengarse de los latigazos recibidos. Kubrick en cambio, se inventa un duelo al cabo de muy pocos años- en el que Bullingdon hiere a Barry-, haciendo que sea Bullingdon y no Lady Lyndon y sus familiares quienes expulsen a Barry de la mansión de los Lyndon. En el film de Kubrick existe un enfrentamiento directo de Bullingdon con el usurpador del puesto de su padre, y la herida que infiere a Barry que llevará a la amputación de la pierna con una evidente simbología castradora responde más bien a resonancias edipicas, que a voluntad vengadora.
Abundando en esta tesis, el film podría pensarse articulado en torno a las relaciones padre hijo, correspondiendo la primera parte a la ascensión y fortuna de un Barry a la búsqueda de un padre sustitutivo (que vemos morir en la primera secuencia), y la segunda a la caída y desgracia de Barry: a la usurpación que Barry lleva a cabo del puesto del padre de Bullingdon.

Sin que llegue a saberse muy bien las razones, el film de Kubrick se ha comparado con la obra de Visconti. Si bien es cierto que Barry Lyndon puede competir con ventaja con "la belleza formal", de los films de Visconti, nada más alejado de un "Luis II de Baviera" que "Barry Lyndon". A la pasión decorativista y la complacencia decadente de Visconti, Kubrick propone una mirada distante, en absoluto cómplice, y terriblemente crítica. El cuidado por el detalle puede ser similar en ambos, pero mientras para el italiano es un fin en sí mismo, para el americano es una exigencia perfeccionista para que sus conclusiones puedan ser consideradas válidas o creíbles. El ambiente bélico de la Guerra de los 7 Años (Francia, Prusia e Inglaterra) y la recreación de una época histórica de Inglaterra están tratados con gran maestría. La música propia de la película entremezclada con retazos ocasionales de Schubert y Haendel, así como el clima social e intimista logran una ambientación perfecta.

Finalmente, creo que resulta imprescindible destacar la importancia del rótulo final -licencia de Kubrick que no existe en la novela para una comprensión más adecuada de las verdaderas escalas de intención que propone el film. Este rótulo reza textualmente: "Fue durante el reinado de Jorge III cuando vivieron y se querellaron estos personajes, Buenos o malos, guapos o feos, ricos o pobres, …hoy todos son iguales".

Nov 2003

martes, 22 de octubre de 2013

Ética del comportament i canvi climàtic

¿És inútil?

La pregunta és: ¿és inútil que intenti aproximar posicions per veure si entens quin és el problema? Això és el que he fet venint a parlar amb tu… Si. És inútil. Aquesta és la meva resposta. I estic molt segur del que dic. Porto anys veient que qualsevol intent de fer que ho vegis és completament inútil.

¿I això vol dir que no tinc que seguir intentant-ho? No. La resposta és que no, perquè el meu intent no és per obtenir un resultat en tu. És per obtenir un resultat en mi mateix. Per se fidel a la meva ètica del compromís i de la lleialtat, independentment del resultat. No és un moviment possibilista. O sigui no en mou el fet de esforçar-me per obtenir un canvi, sinó lʼesforç per ser coherent amb el que penso que tinc que fer independentment del resultat final.

Sovint tenim parers diferents…. ¿si? ¿creus que és això? ¿Discussions per punts de vista que no coincideixen? No crec… ¿Discussions per opinar diferent en qüestions de la família, la societat o de la vida en general? No… ¿Discussions per tenir “gustos” diferents en qüestions estètiques? No… 

¿Doncs per que son?

Jo crec, després de reflexions varies, que les discussions tenen tres orígens concrets.
Un és el tema del predomini. O sigui qui té el poder. Tenir el poder no significa manar. Significa que algú ostenta el lideratge en algun tema i lʼaltre lʼha de reconéixer que és així. El que no sempre és fàcil sobre tot si tens el convenciment de que tu sempre tens raó…

Un altre tema és les discrepàncies en lʼus del temps. Per mi és el segon “leit motiv” dels nostres desencontres. Aquest tema influeix no sols en el fet de fer o no segons quines coses plegats, sinó que tenyeix de malestar les esperes i els retards, les ocasions de no poder compartir moments ordinaris del dia a dia, sigui en forma de mantenir-se proper quan ets a casa, sigui preparant un sopar o recollint la cuina, sigui mirant la tele o sigui estendre la roba, sigui planificant el que farem demà o la setmana vinent… quan el temps de comunicació ordinària queda molt reduït es queden fora del comentari moltes coses i potser no es comenten per que no hi ha marc o moment adequat… tot això genera malestar i manca de comunicació.

I un altre tema son les manies… si. Les manies es poden tenir, de fet es tenen i en menor o major grau tothom les té, però a voltes el grau és el que importa. ¿Quan el grau de una mania importa? Quan crea un problema de convivència. Jo puc tenir mania en tancar la porta dos cops… o puc tenir mania en posar-hi etiquetes als meus prestatges…això no son manies que malmetin la convivència… dʼaltres si. Però el pitjor de les manies és no reconéixer que les tens. Perquè si reconeixes que tens manies llavors hi ha la possibilitat de disminuir lʼimpacte que tenen a la convivència, en cas contrario no.


Però avui la cosa ha començat per intentar explicar-te el meu punt de vista sobre el canvi climàtic. Com que primer tʼhe fet posar en clar el que penses sobre el tema… a continuació de donar la teva visió i abans de que jo digues res t`has exclamat dient que segur que jo tenia unes teories conspiratives, etc…. i encara no havia dit res.

No tinc teories conspiratives, només explico que lʼevolució planetària ens porta cap a una degradació progressiva del medi ambient, de la biodiversitat i de la destrucció del medi natural… o sigui corroboro que el que diuen els científics és cert o crec que és així… però no veig les solucions en la mateixa perspectiva. Com especie no podem retrocedir en el nostre recorregut. El que podem fer és utilitzar els recursos de la nostra intel·ligència per adaptar-nos al medi que seguirà degradant-se malgrat els nostres esforços… o malgrat els impediments que una part de la humanitat vol posar en marxa. I aquí és on rau el missatge que volia donar: malfiem de les iniciatives que amb el parany de invertir recursos en modificar els nostres hàbits el que fan és omplir-se les butxaques de bitllets… apostem per invertir en recursos que el que facin és adaptar o modificar el medi en el que vivim… per que intentar anar contra la evolució natural, que encara que no ens agradi, degrada el sistema planetari és un mal negoci… fer això només retardarà la resposta científica e industrial que els humans necessiten per fer habitable un medi natural que cada vegada està mes allunyat del que va ser en el seu origen…. el que cal és adonar-se de que necessitem un medi artificial adequat per sobreviure… un medi artificial que en el futur substitueixi al medi natural del que procedim. No podem mirar enrere, no podem disminuir el nostre impacte, no podem retrocedir, no podem deixar de
modificar el medi per que deixaríem de ser el que som. El ser humà té tres vessants: una és la que el du a sortir del medi natural i modificar les condicions en les que viu…. per això depreda i mata tot el que li és útil, per això es vesteix, per això es refugia en habitatges, per això climatitza les seves instal·lacions modificant el microclima en el que viu… lʼaltre és la seva vocació de ser social, per això modifica el seu entorn de relació humana, per això reflexiona sobre la solidaritat i lʼajut mutu… per això sʼorganitza com a esser social i la tercera és la vessant transcendent, per això creu que després dʼaquesta existència i ha un altre etapa… i això el fa creure en Deus i en creences que justifiquin les seves penalitats i sacrificis… això el fa trascendent.

Sense entrar en el complexe raonament de que és útil o veritat… el que em queda és el comentari de que si alguna cosa podem fer és lluitar, en realitat seguir lluitant, per perfeccionar la manera de modificar el mitjà ambient en el nostre benefici… i això, per ara, és anar en contra dels interessos curts de mira del sistema econòmic… però tot arribarà

viernes, 13 de septiembre de 2013

La batalla de Muret 800 años después...

El 13 de septiembre de 1213 tuvo lugar la batalla que marcó el ocaso de la expansión más allá de los pirineos del Reino de Aragón... ahora que se cumplen 800 años he querido ahondar en ello y he resumido lo que he encontrado sobre Muret en diferentes fuentes.

La Batalla de Muret

Muret: El ocaso del sueño ultramontano.

Si hay una batalla crucial para los intereses de la Corona de Aragón en la política exterior europea del siglo XIII esta es sin duda la de Muret. Y si los protagonistas fundamentales de Las Navas de Tolosa habían sido el monarca don Alfonso VIII de Castilla con sus aliados y el Miramamolín almohade Muhammad an-Nasir, en Muret lo serán don Pedro II el Católico de Aragón, junto con la nobleza occitana, y el barón normando Simón de Monfort, que habría de derrotarles en audaz táctica de combate con apenas un millar de caballeros. Pero antes de narrar el modo en que se produjo este enfrentamiento es necesario  entrar en antecedentes y explicar los motivos que llevaron a don Pedro II de Aragón a enfrentarse a los cruzados bendecidos por el mismo pontífice en el nombre del cual apenas un año antes había combatido contra los almohades.

Pedro II El Católico de Aragón

Pedro II, llamado El Católico por haber sido coronado por el Papa y haber renovado en 1204 el vasallaje del Reino de Aragón a la Santa Sede que suscribiese en 1068 su antecesor Sancho Ramírez, se vio obligado a continuar la política de acercamiento a Occitania, en el sur de Francia, iniciada por su padre el rey Alfonso II el Casto, fruto del matrimonio de Petronila de Aragón y el conde Ramón Berenguer IV de Barcelona. Alfonso II había recibido en 1166 la regencia del condado de Provenza al morir el conde Ramón Berenguer III (primo hermano del rey aragonés) sin sucesión, y a partir de entonces hubo de luchar contra distintos levantamientos, tejer un complejo conglomerado de alianzas y designar diferentes regencias que, a la postre, permitieron a la Casa de Barcelona consolidar su posición en Occitania. Entre 1181 y 1186, Alfonso II concentró todos su esfuerzos políticos en Provenza, y en su testamento dispuso que, a su muerte, (ocurrida en abril de 1196), sus reinos se repartieran entre sus dos hijos: Pedro, conde de Barcelona y rey de Aragón (1196-1213) y Alfonso, conde de Provenza, Milhau y Gavaldá (1196-1209).

Al subir al trono Pedro II de Aragón se encuentra, por tanto, ante la necesidad de fortalecer su posición en el sur de Francia y para ello comenzará a estrechar sus relaciones diplomáticas con los nobles y refinados señores del Midi y casará en el año 1204 con María de Montpellier, hija del conde Guillermo VIII, cuyos súbditos había expulsado al bastardo Guillermo IX para proclamar condesa a su hermanastra y casarla con Pedro de Aragón, quien añadirá así el título de conde de Montpellier a los de rey de Aragón y conde de Barcelona. Y al mismo tiempo la princesa Leonor, hermana de don Pedro, casará con el conde Raimundo VI de Tolouse, que establecerá una firme alianza con el conde Ramon-Roger de Foix y con los Trencavel de Carcasonne. De esta manera, al finalizar el siglo XII el rey don Pedro de Aragón era señor feudal en mayor o menor grado de todo el sureste de Francia, desde la Provenza hasta Toulouse.


Presencia aragonesa en Occitania en tiempos de Pedro II de Aragón


Los intereses aragoneses en el sur de Francia obligarán a dedicar a esta zona la mayor parte de los esfuerzos de Pedro II. Influencias provenzales penetrarán en la Corte aragonesa. Pedro II responde al ideal de caballero feudal “de elevada estatura y arrogante presencia”, alabado por sus trovadores Ramón de Miraval, Giralt de Calansó y Guin de Usez, que protegidos por el rey difundieron la literatura provenzal en la Corte aragonesa.
A comienzos del siglo XIII prende con fuerza en el sur de Francia la herejía de los cátaros albigenses, encabezada por el conde de Toulouse, que no consta habese convertido a la herejía de los llamados perfectos pero que sí simpatiza abiertamente con ellos. No es este el momento de extendernos a propósito del Catarismo y sus principios teológicos (fascinante tema que bien merece un tratamiento mucho más exhaustivo), pero baste con decir que la expansión de esta corriente herética por el Languedoc sirvió de excusa al rey Felipe Augusto de Francia (a quien conoceremos más adelante al frente de sus tropas en Bouvines) para apoyar la Cruzada albigense predicada por el incombustible Inocencio III y enviar a Occitania un contingente de tropas a las órdenes del barón normando Simón IV de Monfort, que actuará en su nombre.


La Cruzada

El detonante de los hechos fue el asesinato del legado papal Pierre de Castelnau el 14 de enero de 1208  cuando se disponía a cruzar el río Rhone, volviendo de la reunión de Saint Gilles donde había tratado de convencer -sin conseguirlo- a Raimundo de Toulouse para que se uniese a la condena y persecución de los cátaros. El asesinato no fue ordenado por Raimundo pero sobre él y sus tierras cayo toda la responsabilidad. El Papa Inocencio III acusó abiertamente al Conde de Toulouse y lo excomulgó. La Cruzada militar iba a sustituir a la Cruzada pacífica y se encarga al nuevo legado papal, el arzobispo de Narbona a quien ya conocemos, Arnault Aimeric, que sea su mentor espiritual. Al año siguiente una coalición formada por varios nobles francos al mando de Simón de Monfort toma Béziers (donde son asesinados todos sus habitantes por indicación de Arnault Aimeric, que ante la duda propuso a los cruzados: “matadlos a todos, Dios reconocerá a los suyos”) y sitia Carcasonne. El rey aragonés acude en ayuda de sus vasallos, presentándose en la ciudad donde intenta convencer al vizconde Ramón Roger, jefe de los sitiados, para que dialogue con los sitiadores y evite el enfrentamiento. El Trencavel decidió parlamentar; recibió un salvoconducto, acudió al campamento pero fue hecho prisionero. Posteriormente, tras la toma de Carcasona, fue encerrado en un calabozo de una torre de su propia ciudad. El 10 de noviembre de 1209 murió en la celda, con 24 años, pero pudo evitar la destrucción de la ciudad, que quedó en manos del nuevo conde, Simón de Monfort.

Tras el triste episodio de Carcasona, Pedro II regresa a Aragón y forma un poderoso ejército para conquistar el reino de Valencia, pero los acontecimientos del sur de Francia impiden al aragonés continuar sus conquistas en Levante. En enero de 1211 asiste en Narbonne a la conferencia entre Simón de Montfort, el conde Ramón de Tolouse y los legados Arnault Aimeric y Ramón  de Usez, para tratar de conciliar a los condes de Tolouse y Foix con la Iglesia. Simón de Montfort, buscando la avenencia con Pedro II, propuso casar a su hija con el príncipe de Aragón D. Jaume, nacido en 1208; el matrimonio no llegó a celebrarse pero D. Jaume quedó en poder del de Montfort, que ofreció homenaje al rey de Aragón por Carcasona.


Nuevamente se abre un frágil período de paz durante el cual el rey de Aragón estrechará su alianza con el reino de Castilla acompañando a Alfonso VIII en la batalla de las Navas de Tolosa, como ya hemos visto, junto con su cuñado Raimundo VI de Toulouse e incluso el mismísimo Arnault Aimeric, ya que como sabemos Alfonso de Castilla había conseguido del papa Inocencio III la bula de Cruzada para su enfrentamiento con los almohades, de ahí la presencia del legado papal entre los combatientes. La batalla supuso un gran éxito para las fuerzas cristianas y el rey de Aragón pudo regresar con tranquilidad a su reino, pero nuevas nubes se cernían sobre sus posesiones occitanas, ya que la Cruzada contra los herejes cátaros seguía su curso de la mano del barón de Monfort.


Las Motivaciones.

Conviene llegados a este punto analizar siquiera brevemente cuáles fueron los motivos que impulsaron a estos personajes a luchar en el campo de batalla, es decir, qué llevó a un rey declarado católico y coronado por vez primera por el papa a defender junto a los nobles occitanos a un grupo de herejes cuyas creencias no compartían. Y, por otra parte, se hace también necesario profundizar en las distintas razones para que un noble normando de la Île-de-France se tomase tantas molestias, quebrantos y sufrimientos para luchar contra una herejía pacífica y sencilla de aplastar, pero muy alejada de su patria de origen. ¿Quiénes son, en definitiva, los hombres que van a enfrentarse en Muret?  Para comprender estos aspectos hay que barajar un cúmulo de elementos y circunstancias que van desde la política hasta la economía pasando por la sociedad y la religión. 

Pedro II

Por lo que a Pedro II de Aragón se refiere, tengamos en cuenta en primer lugar que no se trata de un soberano cualquiera, sino de un rey “pactado” por sus propios nobles (las características de la monarquía aragonesa son realmente peculiares, ya que desde sus mismos orígenes Aragón “antes tuvo leyes que reyes”), un monarca que debe defender ante todo las leyes ancestrales de su reino y asentar su autoridad en los territorios ultramontanos a través del apoyo incondicional a sus leales, sean del credo que sean. El poder del rey de Aragón se cimenta en el respeto a sus súbditos, y frente a esto no cabe excepción alguna. Ni siquiera ante la Iglesia.

Lo mismo puede decirse de Raimundo VI de Toulouse, Ramón-Roger de Foix y el conde Ramón-Roger de Trencavel. Sin que nos conste su conversión a la fe cátara, son ante todo señores de sus estados y súbditos de su monarca, y entienden que la cruzada es en realidad una maniobra papal para privarles de sus dominios y ligarlos a la órbita del rey de Francia, lo que significaría el fin de la peculiar organización social, política y administrativa languedociana. Por eso su primera preocupación es defender a su pueblo sin permitir ingerencia alguna ni siquiera de los legados papales, habida cuenta de que Inocencio III apoya firmemente los intereses del rey Felipe Augusto. Y por eso el conde de Toulouse se negará sistemáticamente a sumarse a la Cruzada contra sus propios súbditos hasta el punto de sufrir la excomunión por tal motivo.

Inocencio III

Por lo que se refiere al papa Inocencio III (Lotario de Conti, Sumo Pontífice entre 1198-1216), debemos también considerar que se trata de un noble italiano, nacido en Anagni y educado en París y en Bolonia,  de manera que su origen aristocrático y su formación como jurista y teólogo especializado en Derecho Canónico lo inclinaban a considerar la preeminencia y potestad absoluta de la Iglesia sobre todo el Orbe Cristiano (plenitudo potestatis), incluso sobre el emperador, de manera que el papa Inocencio resucita de forma incuestionable el nunca apagado conflicto entre güelfos y gibelinos afirmando que el Sumo Pontifice tiene, por tanto, derecho a intervenir en los estados de los príncipes cuando haya motivo de pecado (ratione peccati), ya que si bien el monarca debe velar por la integridad física de sus súbditos, la salvación de sus almas está en manos de la Iglesia.

De hecho, con respecto a los cátaros, en un primer momento Inocencio III enviará como gesto de paz al castellano Domingo de Guzmán y al italiano Francisco de Asís a predicar la Palabra de Dios y el Perdón de la Iglesia a Occitania. Sólo tras la muerte del legado Pedro de Castelnau en 1208, como ya hemos visto, se decidirá el Pontífice a proclamar la Cruzada. Y, por último, tengamos también en cuenta que las tradicionalmente malas relaciones de la Santa Sede con el Imperio Germánico desde la Guerra de las Investiduras llevarían al papa a establecer una alianza política con Francia y a un enfrentamiento con sus enemigos (en este caso, Aragón y los condes occitanos).

Por otra parte, hay que tener también muy en cuenta que a comienzos del siglo XIII el Languedoc es lo más parecido a una tierra de promisión, un Paraiso Terrenal que podemos encontrar en la Europa del momento. Poblado de ciudades muy prósperas (Carcassonne, Toulouse, Béziers, Albi, Montpellier, Agen, Foix, Cahors, Narbona...), dominadas por una rica  burguesía artesanal y mercantil y con un sistema de explotación feudal mucho menos riguroso y tiránico que el de la Francia de los Capetos, la Inglaterra de los Plantagenet o el Imperio Germánico de los Hohenstauffen, el país de la Lengua de Oc (langue d’Oc) goza en este momento de un esplendor cultural sin precedentes con el desarrollo de la lírica provenzal y la literatura del Amor Cortés, de tal manera que la propia corte de Raimundo de Toulouse es conocida como la Court d’Amour y en ella se dan cita trovadores, músicos, damas y escritores (Bertran de Born, Arnaud Daniel, Guiraut de Bornelh, etc) que se expresan en provenzal, la lengua del amor y la poesía, y que aspiran a formar parte de este oasis de paz y de cultura languedociano en el que, además, la mujer goza de unas libertades como nunca antes se habían dado en la Historia y nunca volverán a darse después hasta el siglo XX.

Occitania es la perla que falta en la corona real de Felipe Augusto de Francia, el cual -por otro lado- aún no tiene puesto todo su interés en ella, por lo que mandará a sus nobles barones a tomar posesión de estas tierras meridionales en su nombre. El rey francés tiene en este momento puesta su atención en la amenaza del Imperio Germánico, aliado con el conde de Flandes y el de Boulogne, y en la Inglaterra del príncipe Juan Sin Tierra, de modo que será Simón de Montfort, conde de Leicester (1206-1207, desposeído por el mismo Juan Sin Tierra), el legado real que se ponga al frente de los caballeros normandos que acuden a la llamada del papa Inocencio para acabar con la herejía cátara... y para obtener sustanciosos botines en oro, tierras, ciudades y castillos con cada conquista y cada victoria.

Simon de Montfort

Montfort es hombre ambicioso y fanático que actúa con una doble motivación. Ha participado en la Cuarta Cruzada y ha tomado a los musulmanes numerosos territorios en Palestina por sus propios medios, de manera que está imbuido de esa radical espiritualidad que confiere la lucha contra el infiel en Tierra Santa. Y por eso cuando Inocencio III predica la Cruzada contra el Catarismo, Simón se apresurará a ponerse a las órdenes del rey de Francia y marchar al frente de sus cruzados rumbo al Languedoc para aplastar a los herejes. Pero no todo es fanatismo religioso y arrebato espiritual: Montfort sabe que los herejes y quienes los defiendan van a ser desposeidos de sus territorios... y alguien deberá hacerse cargo de ellos en nombre del rey de Francia. De este modo  encontraremos al "piadoso" barón convertido sucesivamente en vizconde de Béziers, vizconde de Carcasona, conde de Toulouse y duque de Narbona, llegando a enfrentarse al mismísimo Arnault Aimeric como dos perros rabiosos frente a una chuleta de cordero por este último nombramiento y convirtiéndose la Cruzada ya al final en una vulgar guerra de conquista.

Montfort sufrirá durante la cruzada albigense numerosos desengaños por parte de sus propias tropas. El sistema de reclutamiento se basaba en lo que se conoce como la Quarantaine (la cuarentena), de modo que los cruzados sólo tenían la obligación de luchar bajo las banderas de Cristo durante cuarenta días, siendo a partir de entonces libres de regresar a sus hogares, cosa que muchos hicieron dejando al barón desguarnecido y sin apenas apoyos hasta recibir refuerzos. Esa, precisamente, fue la situación en la que se encontrará en Muret, disponiendo de menos de un millar de efectivos.

Estos son, pues, los hombres que combaten el 13 de septiembre de 1213: la ambición política y el fanatismo religioso del barón normando contra la legitimidad real y el ideal caballeresco de Pedro el Católico. Pero mientras Montfort tiene una fe ciega en que Dios está de su parte y cuenta con la férrea lealtad de sus caballeros, entre las tropas occitanas y aragonesas reina la discordia y el desorden...


La Batalla.

Pedro II el Católico regresó a sus dominios aragoneses tras el triunfo de Las Navas para encontrarse con que en el Languedoc Simón de Montfort había abandonado sus recién adquiridos dominios carcasonenses para amenazar las tierras del condado de Toulouse, dentro de la ya evidente estrategia de conquistar toda la Occitania en nombre del rey Felipe Augusto. Ante el avance de los cruzados, el conde Raimundo VI de Toulouse firmó un pacto secreto con Pedro II de Aragón el 27 de enero de 1213, pero no debemos olvidar que el monarca aragonés -todavía mediador en el conflicto- había entregado dos años atrás a Montfort en custodia, como aval de sus intenciones pacificadoras, a su hijo Jaume (Concordia de Narbona, 1211), por lo que temía que el normando pudiese causar algún daño al niño si la Corona de Aragón se levantaba en armas contra las huestes de la Cruzada, de modo que don Pedro dudó durante varios meses en apoyar a su vasallo. Finalmente, Raimundo de Toulouse hizo valer el pacto firmado en enero y el rey Pedro II de Aragón, llamado el Católico por la Historia, decidió reunir un ejército con el que enfrentarse a las tropas del Papa y del rey de Francia encabezadas por el barón Simón de Montfort...

El 10 de septiembre de 1213 las fuerzas de don Pedro llegaron a las proximidades de Muret, una villa fortificada a apenas 40 km. al sur de Toulouse, en la confluencia de los ríos Garona y Louge y guarnecida por una treintena de caballeros franceses y 700 infantes a las órdenes de Montfort, que no se encontraba en ese momento en la ciudad. Las huestes del rey aragones incluían a los hombres de Raimundo VI de Toulouse y los condes Ramón-Roger de Foix, el de Comminges y el de Béarn, sumando un contingente de 3.000 caballeros y sargentos más un número indeterminado pero muy superior de soldados de infantería, que acamparon al norte de la ciudad, sobre el pequeño río Louge. Sin embargo, aunque Raimundo aconsejó no presentar batalla y sitiar a los cruzados para vencerlos por hambre, el rey Pedro rechazó el consejo por considerarlo poco caballeroso y deshonroso, y distribuyó su ejército de forma que el flanco derecho quedaba protegido por una marisma y el izquierdo por el río, y dejó a la milicia para asaltar los muros de la ciudad, que comenzaron a ser batidos con máquinas de asedio el día 11. 

Ese mismo día Simón de Monfort al mando de apenas 740 jinetes (240  caballeros y 500 sargentos) llegó a Muret por el oeste y los aragoneses, temiendo ser cogidos por la retaguardia, se retiraron en tropel y permitieron al normando ponerse a salvo tras los muros de la fortaleza. En total, las tropas francas sumaban unos 800 efectivos a caballo frente a los 3000 occitanos y aragoneses, además de un gran número de infantes (más de 20.000, según las fuentes).

La noche del 12 al 13 de septiembre de 1213, en las proximidades de Muret, ha sido envuelta en un hálito de leyenda. Mientras Simón de Monfort obligaba a sus cruzados a confesarse, escuchar misa y comulgar devotamente ante el enfrentamiento que se avecinaba, hay dos versiones, ambas de cuestionable credibilidad, sobre lo que hizo el rey Pedro en la noche previa a la confrontación. El primero, narrado por Vaux de Cernay, cuenta que Pedro escribió una carta a una misteriosa dama en la que le confesaba que entraba en batalla sólo con el fin de impresionarla para poder obtener sus favores carnales. Esta misiva habría sido interceptada por el prior de Pamiers, quien se la mostró a Simon de Monfort, provocando en éste un sentimiento de reprobación por la indignidad de los motivos del monarca aragonés para luchar. En contra de la fiabilidad de esta versión está el hecho de que podría haberse elaborado para deshonrar la memoria del enemigo de las tropas francesas.

La segunda versión, que es la que ha entrado con mayor éxito en el ámbito de la leyenda, es la que aparece en el "Llibre dels Feyts", crónica elaborada por un cronista catalán por encargo de Jaume I, el hijo de don Pedro, para tratar de buscar justificación a la derrota de tan insigne guerrero, que sólo se explicaría a partir de un estado de debilidad extrema provocado por los excesos cometidos durante toda la noche en los placeres de la bebida y la lujuria, que prácticamente impedirían al católico rey Pedro tenerse en pie por la mañana en el campo de batalla:

I aquell dia que es donà la batalla, el rei habia jagut amb una dona, com oírem dir desprès, a Gil -el seu reboster que mès tard fou frare de l’ordre de l’Hospital-, el qual habia estat en aquell consell, i a altres que ho veieren pels seus ulls. I durant l’Evangeli no es va poder estar dret, sinó que s’assegué en el seu sitial mentre es llegia...

(Llibre dels fets de Jaume I. Edición en valenciano. Antoni Ferrando y Vicent J. Escartí, Ed. Afers, 1995)

Sea como fuere, al día siguiente hacia el mediodía Simón de Montfort dividió sus fuerzas en tres cuerpos de unos 250 caballeros cada uno y salió de improviso de la ciudadela por la puerta de Sales, oculta a la vista de los aliados, que al vislumbrar en la lejanía a los jinetes tuvieron la primera impresión de estar huyendo hasta que comprobaron con alarma cómo los caballos viraban hacia la derecha para cruzar el pequeño Louge y quedar frente a ellos. Al frente de los fuerzas aliadas iría el conde de Foix, y tras él el grueso del ejército aragonés al mando del rey, ya que Raimundo -despechado- decidió finalmente no sacar sus fuerzas del campamento. El plan era muy audaz: los dos primeros cuerpos, con gran parafernalia y todas sus banderas, pendones y estandartes ondeando al viento, atacarían la vanguardia de Ramón-Roger de Foix, que se encontraba completamente desprevenida (algunos de sus hombres estaba incluso comiendo), mientras Simón de Monfort, al mando del último cuerpo, cargaría de flanco sobre las desguarnecidas tropas aragonesas en segunda línea. Como vemos, todo estaba perfectamente calculado y los cruzados debían de haber estado listos para actuar en cuanto se dio la orden de ataque.

La primera línea de combate franca, al mando de Bouchard de Marly, salió en columna de Muret, siguió el cauce del río Lounge unos centenares de metros, giró a la derecha en el momento preciso para cruzarlo y avanzó con rapidez contra el enemigo. La segunda línea, comandada por William d’Encontre, se colocó detrás, siguiendo los mismos movimientos de forma absolutamente coordinada y una vez atravesado el río ambas formaron en fondo, escalonadamente una tras otra, para avanzar a paso de carga, con gran grita y galopar de caballos contra los sorprendidos jinetes occitanos, aturdidos al ver a los francos con todos sus estandartes realizar una maniobra tan audaz. Entre las filas aliadas se desató el caos: caballeros desarmandos reclamando a sus escuderos, jinetes que no encontraban su posición en la línea, desconcierto general... El impacto de los cruzados contra las fuerzas del conde de Foix fue brutal, dispersándolas como polvo en el viento. La infantería, completamente desbordada, dio media vuelta y corrió hacia el campamento mientras la división del rey luchaba por mantener la línea, siendo golpeada a su vez por los jinetes perseguidos.

Pero Simón de Montfort continuaba aplicando de forma sistemática su plan: el tercer cuerpo de combate, a sus órdenes directas, cruzó el río Louge, sobrepasó al galope por el costado izquierdo la desbandada general y cargó de flanco contra los aragoneses, que se encontraron de improviso atacados de frente por sus propios hombres y sus perseguidores normandos y a la derecha por la división de Montfort. La lucha se generalizó y muchos caballeros se vieron obligados a desmontar de sus corceles para seguir el combate a pie.


La muerte de Pedro II

Fue en este momento cuando se produjo la muerte de Pedro II de Aragón. Aquí nuevamente la historia deja paso a la leyenda. Según distintas fuentes, el rey -tal vez como consecuencia de su ajetreada noche anterior- no llevaba puesta su propia veste sino que combatía como un soldado más de su mesnada. Unos caballeros franceses (según Vaux de Cernay fueron los nobles Florien de Lille y Alain de Roucy) acabaron con la vida de un noble aragonés de gran envergadura (tal como el monarca, que era buen mozo y de grandes huesos) que llevaba sobre su veste la enseña aragonesa y gritaron: ¡Hemos matado al rey, hemos matado al rey de Aragón!, ante lo cual don Pedro, que se encontraba muy cerca, se despojó indignado de su yelmo y exclamó: “¡No es cierto! ¡Yo soy el rey!”. Entonces la flor y nata de la caballería francesa cayó sobre el monarca y le dio muerte.

Junto al rey luchó también un numeroso grupo de nobles que se esforzaron en todo momento por mantener la línea de combate pero que terminaron viéndose arrasados por la caballería franca. Eran don Rodrigo de Lizana, don Lope Ferrench de Luna, don Aznar Pardo, don Miguel de Lluciá, don Blasco de Alagón, don Miguel de Rada y otros muchos, la mayoría de los cuales quedaron muertos junto a su rey en Muret. La noticia de la muerte de Pedro II de Aragón fue el anuncio de la desbandada general. Las tropas aragonesas huyeron hacia el río y hacia campamento tolosano, que fue alcanzado por los hombres de Montfort, quienes al no poder tomar prisioneros para pedir rescate debido a la escasez de sus efectivos, asesinaron a la mayoría de ellos.

El desastre fue absoluto. Distintas fuentes hablan de hasta 20.000 muertos en el campo occitano, incluyendo al rey de Aragón, y si bien los condes de Foix y Toulouse sobrevivieron a la catástrofe, tuvieron que huir de sus tierras. Simon de Montfort, por su parte, recibiría tras esta brillante victoria (mérito que no debe arrebatársele) los vizcondados de Carcasona y Béziers, el condado de Toulouse y el ducado de Narbona... De las consecuencias de Muret hablaremos a continuación.

Las Consecuencias.

Ha llegado el momento, tal vez, de hacer caer un mito: el de que la derrota de Muret acabó con las esperanzas aragonesas en Occitania. En realidad, tras el desastre de las armas aliadas frente a los cruzados poco fue lo que políticamente hablando cambió en el Sur de Francia, ya que Simón de Montfort entró en Toulouse al frente del ejército cruzado, sí, pero a la muerte de Inocencio III (1216), toda la Provenza se rebeló y Raimundo VI y su hijo Raimundo VII de Toulouse reconquistaron el país (1216-1217), con lo que la primera fase de la cruzada no obtuvo los resultados apetecidos. Raimundo VII recibió la ayuda de las tropas de la Corona de Aragón, aunque éstas tuvieron que retirarse ante las amenazas de excomunión hechas por parte de Honorio III. Los condes de Toulouse entraron en su ocupada capital el 12 de septiembre de 1217. Inmediatamente, Simón de Montfort puso sitio a Toulouse. El 25 de junio de 1218, cuando se cumplían ya diez meses de asedio, Simón murió a causa de una pedrada lanzada por un trebuchet manipulado por unas mujeres.

Se abre entonces un paréntesis que dará lugar a una segunda fase en la Cruzada. Tras el retorno del conde Raimundo VII de Toulouse, la consolidación de la resistencia occitana apoyada por el conde de Foix y fuerzas aragonesas decidió la intervención militar de Luis VIII de Francia a partir de 1226 con el apoyo del papa Honorio III que culminó con el Tratado de Meaux-París de 1229 en el que se pactó la integración del país occitano en la corona francesa. Y por fin, en una tercera y última etapa, los abusos de la Inquisición provocaron numerosas revueltas y sublevaciones urbanas y decidieron a Raimundo VII a emprender una última tentativa de reconquista a la que tuvo que renunciar a pesar del apoyo de la corona inglesa y de los condes de Lusignan, terminando con la captura de las últimas fortalezas cátaras de Montségur y de Queribus en el año 1244.


¿Cuál fue, por tanto, el verdadero alcance de la batalla de Muret para la Corona de Aragón?

No fue propiamente la derrota la que hundió las esperanzas de recuperar el dominio aragonés en el Languedoc, sino la muerte del rey don Pedro, que dejó a la Corona en una situación realmente muy precaria, con el jovencísimo príncipe don Jaume en manos de Simón de Montfort y sin un monarca que la gobernase. El nuevo amo y señor de Occitania no devolvió al infante a los aragoneses hasta después de un año de reclamaciones y sólo por mandato del papa Inocencio III (con quien había empezado a tener desavenencias a causa de su ambición sin límites), entregándoselo en custodia finalmente a los caballeros de la Orden del Temple, bajo cuya tutela permaneció el rey niño en el castillo de Monzón hasta su mayoría de edad, que le fue reconocida a los diez años, en 1218, en las cortes de Lérida. Como podemos imaginar, en estas circunstancias poco fue lo que la Corona pudo hacer por recuperar sus posesiones ultramontanas: bastante tenía con gobernarse y organizarse a sí misma. El rey don Jaume I, a quien la historia llamará el Conquistador por sus notables hazañas, dirigió sus intereses hacia la reconquista peninsular, abandonando las aspiraciones en el Languedoc, hasta que en el año 1258 la firma del Tratado de Corbeil con Luis IX de Francia (futuro San Luis) selló definitivamente la renuncia del rey de Aragón a sus derechos en el Sur de Francia, entregando los condados y ducados de Toulouse, Narbona, Foix, Albi, Carcasona, Béziers, Quéribus, Perapertusa y otros más  al rey de Francia y reteniendo para sí únicamente el señorío de Montpellier, lugar de su nacimiento y posesión de su madre la reina doña María, por la que siempre sintió el rey don Jaume un gran afecto, tal como lo demuestra en su Llibre dels Feyts.


Posesiones aragonesas perdidas tras el Tratado de Corbeil


Despues de Muret

A partir de Muret, pues, la Corona de Aragón seguirá creciendo, haciéndose grande y poderosa y convirtiéndose en una de las mayores potencias de la Cristiandad. Con el rey Jaume I se conquistarán las tierras de Mallorca y Valencia, alcanzándose por el Tratado de Almizra (1244) los límites de su expansión peninsular con respecto al vecino reino de Castilla. Con Pedro III, Alfonso III y Jaume II se desarrollará la célebre Expansión Mediterránea, que llevará las armas de Aragón hasta Sicilia, Bizancio, Atenas y Neopatria, llegándose a dominar también Nápoles en el siglo XV con Alfonso V el Magnánimo... 

Pero las fronteras pirenaicas quedaban desde Muret cerradas para siempre, Occitania entraba a partir de entonces en la órbita del rey de Francia hasta nuestros días  y el Reino de Aragón no volverá a extender sus dominios más allá de los Pirineos.






domingo, 25 de agosto de 2013

Soledad y riesgo...



Cuando este verano, después de dos días subiendo picos en el macizo de la Maladeta, regresaba al parking del embalse de Llauset me repetía: ‘todavía puedo hacerlo’... iniciaba así una reflexión mientras buscaba a qué o quién dar las gracias por ello.  Realmente cuando me pregunto que clase de actividad me produce un nivel similar de sensaciones agradables o simplemente de satisfacción parecida, no encuentro nada que se acerque ni a la mitad del camino.  Probablemente exista una relación mediada por endorfinas que subyace y lo explica fisiológicamente. Despertar esa relación me hace experimentar un estado anímico (nivel de conciencia?)  inhabitual y deseable...   Creo que cuando estoy en el aislamiento de la montaña, a muchas horas de distancia de cualquier ayuda o auxilio posible, aparece una situación de desvalidez progresiva de la que el yo más íntimo de mi ser va tomando cuenta poco a poco hasta completar cierto estado de ánimo.   En este estado, no buscado sino aparecido como consecuencia de la dinámica propia de la actividad de subir (y escalar) montañas que implica tanto el alejamiento de los soportes vitales habituales como la capacidad de valerse por si mismo sin ayudas, lo que a su vez significa  asumir ciertos riesgos para la vida a los que ordinariamente no estamos sujetos... en estas condiciones, digo,  tiene lugar un hecho especial y es que se afina (se entrena inconscientemente -si no se ve el proceso con la visión interna- o por el contrario se entrena conscientemente cuando se comprende lo que nos sucede gracias a la interiorización, meditación o reflexión) la percepción interna que conocemos como discernimiento.  Gracias a esta facultad, y solo gracias a ella (afirmación difícil...pero que mi experiencia válida), vemos o aprendemos a ver (es decir incorporamos vitalmente y no de boquilla) la diferencia entre lo trivial y lo esencial.   Es, en este momento del juego, cuando uno percibe lo que en su vida tiene valor real (frente a lo que sus hábitos le hacen creer que valora) y lo que resulta accesorio en ella (frente a lo que quizás sobrevaloramos para mantenernos atados a los sucesos que nos determinan).   Al aumentar el caudal de discernimiento, fruto del entrenamiento y la experiencia, aumentan también las posibilidades de ver esas cadenas que nos sujetan al hábito, a la repetición.  Pero eso no quiere decir que estemos más cerca del final, sino simplemente más informados.  Estos momentos son chispazos de lo que técnicamente llamo  Recuerdo de Sí.   Una forma de explicar que ordinariamente olvidamos lo que verdaderamente somos para consolarnos con la apariencia de lo que no somos.

Esto es lo que anoche pensaba cuando me sumía en una meditación comparativa entre el riesgo derivado de un acto arriesgado (escalar, volar, navegar en solitario, ir más allá de los limites seguros del hábito en general....)  y la conciencia de ‘pérdida próxima de la vida’ derivada de la enfermedad o de la vejez.   En los dos casos existe acceso a este particular estado de animo.  Voluntaria o involuntariamente aparece esa sensación de discernimiento más capaz,  más aguda que por momentos ayuda a marcar las diferencias entre lo esencial y lo accesorio.  Es común sentir un ramalazo de angustia, ansiedad e incluso pánico ante la evidente falta de consistencia de nuestra existencia vista con esta nueva perspectiva que denuncia los afanes que ponemos en lo trivial.  Pero en general la experiencia es breve.  El diseño humano no permite mantener por mucho tiempo la visión interna (si no se entrena dicha capacidad conscientemente).  Necesitamos desviar la atención a la periferia para vivir mecánicamente, para seguir manteniéndonos en el habito.   Probablemente eso sea una suerte para la mayoría ya que de persistir en el Recuerdo de Sí se desmoronaría la personalidad, se desajustarían los finos entramados de la neurosis personal que nos mantiene cuerdos en la apariencia, o debiera decir: ‘cuerdos con la apariencia’.  

Resumiendo:  al arriesgar la vida (relativamente hablando claro) se entrena el discernimiento. Este sentido interno permite ver la diferencia entre lo trivial y lo esencial. Por eso el hombre que arriesga su vida sabe (acaba sabiendo) que ninguna posesión, hacienda o carrera tiene valor, y el hombre que, en un momento dado, no es capaz de arriesgar sus posesiones, su hacienda o su carrera, tiene una vida que no vale nada.  El valor, la valentía, residen dentro del hombre cuya riqueza nadie, ni siquiera la muerte, puede robar pues reside fuera de sus posesiones externas. 

lunes, 15 de julio de 2013

Centro de gravedad permanente y recuerdo de sí


... y final.

La Personalidad tiende, de forma espontánea y automática, a incrementar su peso en el conjunto.  La única forma de evitar que esta asuma, controle, se apropie y utilice los contenidos que deseamos incorporar para mejorar nuestra situación de esclavos de los mecanismos, es tratar de incrementar la autoconsciencia del self.  

Mientras no conseguimos este incremento, trabajaremos para que todo lo que signifique progreso o nuevo conocimiento en relación a nuestro posible despertar o nuestra posible evolución hacia un ser menos mecánico, se sitúe en una zona especifica de nuestra personalidad a la que empezaremos a dar protagonismo y denominaremos la personalidad provisional del Trabajo Interno.  

Simultáneamente trabajaremos la forma de incrementar nuestros estados de recuerdo de sí.  Recordemos que estos estados son fugaces momentos en los que percibimos que no estamos identificados con la personalidad ordinaria por la que somos conocidos.

El retorno de la conciencia ordinaria (estado de sueño-vigilia) a la conciencia del recuerdo de sí se facilita, inicialmente, con la creación de hábitos que actúan como “despertadores”.   

Con el progreso de los esfuerzos por atender ese mundo interno y el tiempo, esos llamados recuerdos de sí se hacen cada vez más frecuentes y nos ayudan a resituar a nuestro centro de gravedad real alrededor de la personalidad del Trabajo Interno.  Eso progresivamente nos aleja o distancia de la personalidad ordinaria por la que somos conocidos.   Con el tiempo se adquiere un centro de gravedad permanente.   En ese momento no es que hallamos cambiado de personalidad sino que hemos abandonado lo que quedaba de la antigua personalidad, como el insecto que abandona la crisálida.  

Por el momento nuestros objetivos serían: 
  • llegar a tener un centro de gravedad permanente
  • unos hábitos que nos conduzcan repetidamente a la presencia del self, o sea a entrar en recuerdo de sí  
  • una mejor comprensión psicológica (de mayor calidad) al ser cada vez más capaces de usar la comprensión enfocada desde una personalidad trabajada y hasta cierto punto remodelada por los conocimientos que hemos ido adquiriendo


¿Pero cuáles serán las guías prácticas?  



1- Recordar permanentemente la ética básica como faro que debe iluminar todas nuestras respuestas sociales y familiares.  

Eso nos convertirá poco a poco en un mejor ciudadano, amigo, padre, hermano, trabajador y en general mejor persona.  No hacer a otros lo que a nosotros nos parecería poco humano hacer a los demás.  A este proceso, hecho lo más conscientemente posible, o sea tomado como un verdadero propósito, le llamamos la “conversión” del buen amo/a de su casa.   Hay un gran campo de Trabajo interno tratando de mejorar nuestras cualidades mundanas, y en ese esfuerzo, ya nos vamos preparando para ser más autoconscientes, más atentos y observadores, más comprensivos con la calidad psicológica, que deja de ser próxima a lo sensual para acercarse cada vez más a la comprensión iluminada por los atisbos del recuerdo de sí.   En esos momentos, se captan destellos de verdadera comprensión psicológica, esa comprensión que mueve la emoción y nos hace comprender por un momento que, todavía, no estamos ni haciendo ni siendo aquello que debería ser… para, desgraciadamente, olvidarlo y recaer de nuevo en el sueño-vigilia cotidiano.    

2- Crear momentos específicos para el recuerdo de sí y la atención dirigida. Por ejemplo:
  • Al levantarse repasar lo que nos espera en el nuevo día, repasar mentalmente la agenda, saludar al Sol y agradecer la vida tras la pequeña muerte (el sueño al que nos entregamos para descansar)
  • Agradecer a los alimentos, antes de comerlos, el bien que nos pueden hacer. 
  • Entregarnos a una breve relajación del cuerpo y de la mente  que puede conllevar alguna técnica de meditación si el objetivo es frenar o disminuir el flujo mecánico del pensamiento. La meditación sobre temas concretos, que requiere un flujo atencional dirigido, puede ser útil en alguna etapa, pero no conlleva, bajo mi punto de vista, ninguna ventaja para incrementar la capacidad de retomar al recuerdo de si durante el día y de forma espontánea, sin mediar habito creado voluntariamente.   Es más, en mi opinión, creo que insistir en meditar mucho tiempo o muchas veces es una inversión de energía y tiempo que aplicada a otros hábitos puede dar mejores frutos.   Lo imprescindible es aquietar el giro incesante de nuestro intelecto y como en el símil budista, permitir que el agua se vuelva cristalina por un rato.  Esta relajación de la mente se acompaña indefectiblemente de una respuesta de relajación muscular que elimina la tensión y recupera el estado de isotonicidad que debiera tener nuestro sistema músculo-esquelético.  
  • Al acostarse, repasar el día, examinar los puntos en donde no estuvimos bien, o en donde se perdió la oportunidad de dar una respuesta mejor.   Es el momento de hacer un breve examen de conciencia… algo que nos resuena pero no deja de tener sentido.  Es el momento de sincerarse y decir si el día fue bien o no lo fue.  Y si no lo fue, preguntarse el porque.  Y anotar el porque y la descripción del hecho, con la intención de revisar este material al día siguiente y hacer una completa descripción de la experiencia.  El momento de ir a dormir no es el momento adecuado para ponerse a redactar una experiencia, pero sí al menos para reseñarla y recordar que queda pendiente de desarrollar al día siguiente.
  • Si no diariamente si con la frecuencia que necesitemos, el ejercicio de poner por escrito las experiencias, es muy importante si deseamos progresar en lo mundano.  La repetición de este ejercicio de identificar qué fue lo que no funcionó en el día, crea el habito de la revisión.  Y la revisión atrae atención dirigida, no atraída,  al trabajar con atención dirigida analizando la situación, estamos usando un grado superior de comprensión psicológica.  La repetición, una y otra vez de estas experiencias, que serán distintas en lo anecdótico pero que tendrán factores comunes en sus desencadenantes, crea una retroconciencia (como si se grabara en el subconsciente) que con el tiempo nos alerta (yo le llamo sentir un click interior) antes de que se produzca una situación similar  y se desencadene una reacción automática nuestra que siempre es negativa (pues sino no la habríamos reseñado).   La práctica de “redactar experiencias” es la forma de trabajo que mejor resultado da para atajar los automatismos antes de que se desencadenen.     

miércoles, 12 de junio de 2013

Comprensión (V), Función Global y la parábola de las semillas...


-V-

El ser humano nace dotado de un desarrollado sistema nervioso. El progresivo desarrollo de sus capacidades cognitivas lo llevará a adquirir conciencia de su existencia diferenciada (autoconsciencia) y le llevará a adquirir una capacidad comunicativa en forma de lenguaje complejo.  La progresiva interacción con el medio social, más la carga genética que lleva, le convertirá en un ser social y cultural capaz de tratar tanto con el entorno sensual como con el mundo interno. 

Tenemos una mente.  Tenemos muchas funciones mentales a través de las cuales ponderamos y decidimos actuar.  Pero también tenemos funciones mentales que nos facilitan el ponderar y decidir, de forma que la mayor parte de las tareas estén automatizadas.  Distinguimos entre pensamientos y sentimientos.  Pero en realidad son algoritmos de respuesta, que tienen bases neurofisiológicas y que responden a grabaciones de datos previos, aprendizajes y condicionamientos.   En el estado habitual del ser humano el pensamiento no es original,  siempre es copia, reformulación de ideas acumuladas y procedentes de otros entornos, expresadas con la identidad o personalidad de cada sujeto.  

El pensamiento ordinario es asociativo, por tanto inscrito en algoritmos basados en lecturas o reflexiones previas.  Todo ello nos lleva a cuestionar la originalidad del pensar humano ordinario así como a cuestionar la libertad de sentimiento.  El sentir, como el pensar, es a nuestro nivel, un automatismo, basado en el aprendizaje y las experiencias previas, que se desencadena mayormente como respuesta a determinados estímulos, sean externos como la intervención de terceros o interno como el caso de respuesta a estados neurohormonales o neurobioquímicos, que han desencadenado estímulos ajenos a nuestro control voluntario.  

Tenemos un “sentido” interno de reconocimiento del yo.   Sabemos que “somos” algo que está más allá o más en un plano profundo respecto a la presencia que nos da la personalidad por la que somos reconocidos como individuos.  

Ese “yo mismo”, el self, que en ocasiones sentimos como ajeno a la personalidad que nos condiciona y domina, es el núcleo del Ser que somos.   Pero fruto de la mecanicidad evolutiva que nos protege e incrementa nuestra supervivencia, se han instalado mecanismos mentales, funciones, algoritmos, que controlan la capacidad de “sentirnos yo” y en la vida ordinaria identificamos el pensamiento “yo soy” con “soy la personalidad”, como si la personalidad fuera la totalidad del Ser que somos.   Este mecanismo lo llamamos identificación.  

La identificación se da en muchos mecanismos psicológicos y tiene como objeto mejorar nuestras capacidades para automatizar procesos sin cuya participación tendríamos mayor gasto energético o dicho de otra manera seríamos menos eficaces de cara a los objetivos de la naturaleza, de la que somos parte y consecuencia.  

Tenemos un actor, el Ser global que somos, que no tiene materialidad pues es una función de nuestra mente, es La Función Global

Tenemos un personaje, la Personalidad que nos da presencia real y que esta dotada de funciones mentales adquiridas, elaboradas y muy desarrolladas, unas funciones entre las que se incluye la de sustraer nuestra atención y evitar que nos percibamos como ser global. Porque,  a efectos prácticos, basta con que nuestro autoreconocimiento como individuo esté ligado al personaje, a la personalidad, a lo que nos da presencia real y palpable.  

El Actor, esa Función Global,  pierde desarrollo y crecimiento a partir de que la Personalidad toma todo el protagonismo y anula en el “yo soy” la percepción del self verdadero.  Este progresivo abandono hace que nuestra percepción de que hay algo por encima del personaje, por encima de la Personalidad, se vaya perdiendo durante el paso de la infancia a la edad adulta.  

Comparado con el gran desarrollo de la Personalidad, el Ser esencial, la Funcion Global tomada como self, es como un niño que no ha podido enriquecerse o crecer, por que, a partir de un punto, la potencia de adquisición de contenidos que exhibe la personalidad, es tan grande que ahoga el posible crecimiento y manifestaciones de la esencia.   

No es anormal que esto ocurra. Está en nuestro diseño y cumple con una finalidad evolutiva que durante miles de años nos ha modelado para mejorar nuestra supervivencia.  

Haremos un símil o una analogía para ilustrar un poco más el Mapa de nuestra situación. 

Toda semilla tiene dos partes, la parte germinativa y la parte nutriente de la que la germinativa se alimentará hasta que la semilla se transforme en un ente vegetal por sí mismo, una fusión entre germinación y nutrición que dará lugar a un individuo nuevo.  

Como veis nada es nuevo, y las parábolas también explican esta situación.   

La función nutritiva debe de alimentarse, crecer, enriquecerse y lo hará buscando con sus raíces el mejor terreno posible.  Una vez enraíce seguirá creciendo hasta que pueda transferir el control del crecimiento verdadero al germen.  Porque el nuevo ser, la nueva planta no puede nacer sólo de la parte nutriente, allí no están las instrucciones genéticas que le darán forma y permitirán el desarrollo de la nueva planta…. Si plantáramos una semilla, sea nuez, grano de trigo o manzana, y le quitáramos el germen del trigo o de la nuez o las pepitas de la manzana… que pasaría?  Que la parte nutriente acabaría podrida sin ninguna posibilidad de desarrollar un nuevo ser…. Pero qué pasaría si arrancado el germen o las pepitas las plantáramos sin la protección de la parte nutriente del fruto, pues que el germen moriría de inanición al ser incapaz de alimentarse  en sus   primeras fases del desarrollo.   

De la misma manera la Personalidad ha de pasar por una etapa de enriquecimiento, de crecimiento y desarrollo que es esencial pues el material acumulado, la experiencia vital con todos los bagajes adquiridos, con la implementación de miles y miles de algoritmos, serán necesarios en el momento en que la parte esencial del Ser despierte a la necesidad de nutrirse de todo este contenido.    

Podríamos dividir el proceso evolutivo en etapas, lo que puede hacer al Mapa más comprensible.


Durante una etapa más o menos larga de la vida, el ser humano vive identificado con la Personalidad, ignorando la mayor parte de las veces la co-existencia de una función mayor, la Función Global, en donde podemos ubicar el self,  el reconocimiento del “yo soy” que no va aparejado al ego o “yo mismo” propios de la Personalidad.  

En esta etapa el individuo adquiere datos, conocimientos y mecanismos que son incorporados al bagaje de la persona mediante la comprensión literal o sensual y en menor grado mediante la comprensión pseudo psicológica.  

En un momento determinado la persona, por las razones que sean, se interroga sobre su existencia.  Se vierte hacia su interior abstracto en lugar de vivir en lo sensual.   Es en este momento cuando se percibe como un ser incapaz de reformar sus conductas o modificar los mecanismos psicológicos por los que repite una y otra vez las mismas equivocaciones o las mismas respuestas inadecuadas.  

Surge la necesidad de buscar ayuda en aquellos que ya han pasado por esta experiencia.

La función crea el órgano, o en este caso la necesidad de unos crea formas variadas de ofrecer formulas de ayuda, desde la literatura (muy extensa) sobre el desarrollo humano hasta las escuelas de desarrollo humanas o espirituales, pasando por todo tipo de gurus especializados y maestros del esoterismo.  
   

domingo, 12 de mayo de 2013

El fenómeno de la Comprensión (IV)


-IV-

Prioridad numero uno

Recordémoslo:
   
Aprender a “situarnos” en la autoconsciencia para dirigir la comprensión psicológica desde el “yo mismo”, desde el self no identificado con la personalidad.    

Como se trabaja esto:  

1) Adquiriendo los conocimientos necesarios para tener una “buena” y “coherente” comprensión psicológica (obvio que será pseudo)  de cómo está estructurado el ser humano ordinario.  No importa que el dibujo sea exacto, ni completo, ni que sea oficialmente aceptado por la psicología oficial o por las diversas tendencias que explican la existencia del ser humano, desde las “creencias” religiosas o esotéricas hasta las que se derivan de la indagación filosófica.   Como asegura la PNL, –con la que estoy de acuerdo en este punto–, lo importante no es el mapa sino el viaje.  Pero Mapa hemos de tener.  Adherimos al que más nos seduzca… pero sí trabajamos en un grupo deberemos de adoptar un Mapa común para no entrar en discusiones semánticas.  

2)  Usando las herramientas personales que se necesitan para trabajar en el aspecto principal:  el retorno del estado de identificación ordinario al estado de autoconsciencia momentánea.  Recordemos que mantener la autoconsciencia del self no es posible más allá de un tiempo muy limitado.  Por tanto el acento en esta fase de trabajo no es mantenerse autoconsciente sino crear mecanismos automáticos que nos saquen del estado de identificación y experimentemos un destello de autoconsciencia momentánea:  lo que en términos técnicos conocemos como tener momentos de recuerdo de sí.  

Segunda prioridad

Establecer un núcleo dentro de la personalidad, que progresivamente fortalezca su carácter diferenciado de la personalidad normal por la que nos conocen los demás, una personalidad, la nuestra que es a veces errática, o cambiante, a veces equilibrada pero con déficits, a veces desequilibrada pero con rasgos muy positivos.  

Se trataría de reunir aspectos positivos de nuestra personalidad alrededor de un nuevo núcleo de personalidad que llamaríamos personalidad del Trabajo Interno, y al mismo tiempo distanciarse (por el mecanismo de desidentificarnos) de aquellos aspectos que no nos interesan o nos parecen negativos de nuestra todavía personalidad ordinaria por la que somos reconocidos.   Este tránsito se debe de afrontar con progresivos avances, no es posible desidentificarnos de golpe de todo lo que no nos gusta.  Los mecanismos y automatismos mentales que nos determinan no lo permiten. 

Esta nueva personalidad del Trabajo Interno,  seguirá siendo una personalidad provisional, pero será la base sobre la que construiremos un personaje mejor, un personaje que se preparará para abandonar la escena cuando el Actor (la esencia, nuestro verdadero self) este preparado para asumir la unificación de esencia y presencia.   Algo que no es nuestro verdadero objetivo hoy por hoy… pero a lo que aspiramos.


viernes, 26 de abril de 2013

El fenómeno de la Comprensión (III)


-III-

Reflexionando un poco más sobre los mecanismos de la comprensión psicológica,  nos damos cuenta de que el diseño (muy inteligente) de la mente es tal que prima la supervivencia del ser animal por encima del ser global.  Cuando la indagación quiere penetrar en los contenidos abstractos, cuando pretende ahondar en los mecanismos íntimos de nuestro obrar, volvemos a encontrarnos con una dificultad insalvable -al parecer- y es que, por mucho que apliquemos la comprensión psicológica, esta no deja de ser una comprensión que se liga, que se relaciona, o que queda enfocada -–querámoslo o no–  a la personalidad desde la que actuamos, pensamos y obramos.  

Una vez comprendida esta dificultad. –con la pseudo comprensión psicológica– se hace necesario considerar el orden de los factores.  


Que hemos de emprender y en que orden?

Para conseguir un nivel mayor de comprensión psicológica la prioridad seria aprender a “situarnos” en la autoconsciencia para dirigir la comprensión desde el “yo mismo”, desde el self no identificado con la personalidad.    

¿Nos sirve adquirir conocimientos o aceptar pautas de trabajo que ayuden a guiar el comportamiento mientras no se consiga mantener o acrecentar la capacidad de autoconsciencia?  

La respuesta es que aparentemente no ha de servir.  

¿Entonces incorporar nuevos conocimientos y nuevas pautas de trabajo debería de hacerse en el máximo grado de permanencia en autoconsciencia?  Idealmente si, pero ese no es el caso de la mayor parte del personal.  

¿Entonces que hacemos?  Si estamos en este punto de la lectura y no hemos tirado el texto a la papelera quiere decir que hemos llegado a ser capaces de “adquirir” conocimientos que nos interesan para mejorar nuestras vida o que hemos “aceptado” doctrinas o pautas que nos han parecido adecuadas para progresar y que todo este bagaje lo hemos depositado mediante nuestra pseudo-comprensión psicológica en la parte más noble o interior de nuestras personalidad, al mismo tiempo también somos capaces de darnos cuenta de lo poco o nada que todo este “bagaje” ha cambiado verdaderamente nuestra vida.   

Pero veámoslo en positivo, sino hubiéramos hecho el esfuerzo de incorporar “dichos contenidos” con el esfuerzo de la pseudo-comprensión seguiríamos indagando y dando vueltas a nuestro obrar sin percibir que las influencias recibidas tan solo modificarán de forma mecánica, sensual y externa nuestro obrar.    

Ahora ya lo sabemos.  Sabemos que no vamos a cambiar sustancialmente nada sino ordenamos el proceso.  

A la gente le preocupa hacer.  

Qué tengo que hacer?
Como lo hago?
Cuando lo hago?  

Pero previamente han de tener un plano de situación.  Han de saber dónde están.  

Lo de comenzar a hacer cosas por respirar mejor o recordar que existes, de esforzarse en pensar positivamente, de revisar propósitos, de tomar conciencia del actuar o no actuar, de cuidar del cuerpo y la mente, de meditar o hacer ejercicio, de tener buenos hábitos o de aprender a vivir sin tensión, son todos ellos objetivos secundarios que  pueden tener, o no, sentido más tarde.