miércoles, 12 de diciembre de 2012

Educar en el caos? Una reflexion


Hay algo mas difícil que coger a un psicólogo con el paso cambiado?
Durante meses me repetía la pregunta solicitando una respuesta a la inspiración.   Un buen día, mientras subía en el ascensor, se abrió hasta mi la respuesta como si toda la vida hubiera estado ahí.  Era como llegar al 4º piso cuando lo habitual era bajar en el 3º donde tengo el despacho...
Si había algo más difícil que cogerles con el paso cambiado  era intentar convencerles de ello.   Efectivamente.  Psiquiatras, psicólogos y en general los trabajadores de la mente como yo les llamo coloquialmente, despiertan entre el resto de mortales ciertos ecos o reminiscencias que nos retrotraen a la imagen del brujo-adivino o chaman de la tribu ancestral.   Cierto temor reverencial ante sus explicaciones, advertencias agoristicas o sus, a menudo, inquietantes deducciones es el sentir que preside su contacto.  Quien  se encontrará libre de culpa edípica, de celos no reconocidos, de afán de venganza sublimado o de amor compulsivo por una frustración vivida en la escuela primaria? Ante estas posibilidades siempre nos cabe discutir, con nuestro propio verbo,  la supremacía del criterio seguido para llegar a esas proyecciones... pero al hacerlo nos arriesgamos a ser señalados como el peor de los afectados.  Resistirse es, lo sabemos, provocar sus iras, convocar al conjunto de males con el que ampliamente han pintado y descrito, pormenorizado y justificado, las razones ocultas que han movido nuestras vidas hasta el día en que los conocimos... O doblamos el espinazo, y aceptamos esa superioridad que nos infligen sin desearlo personalmente ninguno... o nos arriesgamos a caer en el caos...

De esto vamos.  De educación fractal y caótica, del efecto mariposa y del vórtice, de las escalas dentro de escalas… en fin de una compleja y nueva dimensión que escapa a la racionalización analítica, a la psicoanalítica, a la empiría, al conductismo, a la metodológica, a las reglas … siempre que no sean las que imperan en el caos.  Se trata, en definitiva, de aplicar la teoría del caos a la educación y acabar asi con una visión del desarrollo psicológico demasiado limitada por la consabida ley de la causa-efecto y presidida por los análisis de todo tipo a los que tan aficionada se ha vuelto nuestra sociedad humana en los últimos decenios.

Es cierto que uno no puede escapar a lo que es. Pero...cuando empieza a ser uno lo que dice que es?
Si uno de nosotros elige pareja y decide iniciar una vida en común todavía no es padre, aunque proyecte serlo.  Es cuando decide tener descendencia cuando inicia el camino de ser padre. Pero el ser del padre no nos permea de inmediato, no somos padres de la noche a la mañana con la llegada del primer hijo.  Seremos progresivamente padres como somos progresivamente personas y no acabaremos nunca de ser totalmente ni una cosa ni la otra hasta que la parca se nos lleve por delante.  Ser persona, como ser padre, no es un estado definitivo, es algo que fluye y evoluciona.  El agua de un río no es el río.  Ni lo es la surgencia que le da lugar, ni los arroyuelos que traerán el agua de mil lugares para juntarse en una torrentera, ni lo son los torrentes que se transformarán en riachuelos, ni lo serán los rápidos por los que descenderá veloz el agua por las gargantas.  El río será río cuando lo veamos morir en el mar. Solo adquiere esencia definitiva perdiéndola en otra dimensión mayor.  Es río en su conjunto pero sobre todo en su desarrollo.  No podemos tomar una parte por el todo ni perder de vista que ‘el río’ será aquello que determine el discurrir desde que este nace hasta que acaba. 

Una vez  la madre de un niño me preguntó en la consulta si  era una buena madre y le contesté que eso se lo tenia que preguntar a sus nietos.  Su rol de madre solo acababa de empezar y ya quería un juicio de valor sobre su capacidad.  Es como preguntarle al arroyo que superficie de regadío alimentará el río poco antes de llegar a su desembocadura.  No es posible saberlo.  La bondad del río se conocerá cuando su esencia se complete.  Por eso los que prejuzgan la conducta ajena basándose en la descripción de lo sucedido,  y con ello anticipando el valor de la esencia del ser padre,  cometen un error de apreciación que, introducido en la corriente de la vida, puede tener efectos impredecibles y responsabilidades que a largo plazo nadie se prestará a reconocer como propias.  En aquella ocasión se trataba de una madre separada, atormentada por la culpa y la carga que sobre sus hombros había depositado quizás algún psicólogo infantil que tomaba las partes por el todo...

Cuando llevas muchos años al otro lado de la mesa empiezas a vislumbrar certezas que no se analizan por mucha teoría que nos enseñen.   No es tan importante el consejo en sí que damos a quien nos  lo pide.  Si lo es aquello en lo que lo envolvemos cuando lo proyectamos desde nuestra mente hacia la comprensión del otro.  A la gente no la ayudamos aunque a menudo creamos lo contrario.  Lo que hacemos, cuando somos de ayuda, es escuchar y dejar que se nos acerquen.  Si comunicamos bien no importa demasiado lo que dices.  Cualquier banalidad es buena para apagar la tremenda sed de ser escuchado que a menudo tienen todos ellos.  Abandonarse al caos de la relación verbal es lo que hacen las comadres, los amigos que charlan por charlar,  los cotilleos entre compañeros del trabajo, los novios cuando devanean.  Todas estas formas de relación verbal  tienen en común una ausencia de guión establecido: es el azar quien encadena discursos y palabrería.  En todas esas relaciones verbales caóticas puede o no vincularse afecto, pasión, desamor, egoísmo, vanidad,  desprecio o interés.  Esa es la materia que contará.  No el contenido de las palabras.   Aquella madre recordará el interés que pusimos al escuchar su relato.  Seguramente olvidará todo lo que no puede hacer y nosotros sugerimos que hiciera.  Al final cada uno de nosotros acaba haciendo solo aquello que podía hacer.  No lo que se había, o le habían, propuesto que hiciera.  Saber ceder, en un momento dado,  a nuestra pulsión intelectualizadora (la que nos llevaría a los análisis) y  abandonarse con arte al caos de la relación verbal es un ejercicio  útil.

Con la edad y la experiencia podría aumentar nuestra capacidad para ser cariñosamente caóticos en nuestra relación verbal con los pacientes.  Para ello precisamos una experiencia del tiempo que sea gratificante.  Cuando vivimos en un cierto grado de apremio permanente no es posible.  La vivencia gratificante del tiempo es como el abono que precisa nuestra tierra para que florezca un trato presidido por el caos.  Un caos que, como el caos del universo, tiene sus propias leyes, su dinámica de arrastre y que siempre, siempre que lo respetemos, nos acaba sorprendiendo.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Las 5 cosas que nos vampirizan...


Nos vampiriza todo aquello que nos roba la energía que necesitamos para evolucionar... 

1. Las personalidades que necesitan quejarse constantemente, que a menudo te necesitan para volcar sobre ti sus problemas, sus cuitas y sobre todo los juicios sobre los demás para asegurarse de que compartes su punto de vista… aléjate de ellas.  Aunque sean buenas personas y bienintencionadas también son tóxicas.  No puedes hacer nada por ellas.

2. No aceptar que ciertas cosas no se pueden cambiar.  Si no aceptas, si resistes, entras en discusión, en lucha y pierdes mucha energía.  Aceptar no es resignarse,  aceptar es entender que cuando algo no está en nuestra mano cambiarlo es mejor cambiar nuestro punto de vista para no perder ni tiempo ni energía intentando un cambio imposible.

3. El desorden y la acumulación.  A todos nos gusta el orden, pero no siempre conseguimos tenerlo de una forma eficaz.  Cuando acumulamos más de lo necesario cada vez se hace más difícil controlar el orden, y el desorden, (aunque no sea visible estéticamente) nos desgasta y nos hace perder tiempo.  Cuando el desorden lo escondemos en la apariencia de una estética determinada o en el guardar recuerdos para el futuro, creamos un problema añadido:  engañarnos a nosotros mismos, además de perder energía cuando necesitamos encontrar algo en la enormidad de lo acaparado...

4. El no perdonar y el rencor.   Perdonar es dejar ir la culpa que tú atribuyes al otro. El rencor es la consecuencia del perdón aplazado, no asumido.   Sino juzgáramos a los demás no tendríamos necesidad de perdonar por que no trataríamos con una culpa de nadie.  De la misma manera que aceptamos el accidente y no juzgamos a la naturaleza si inunda nuestro jardín, deberíamos aceptar sin juicio los daños que otros nos infligen.  Si no les juzgamos no necesitamos perdonar, cómo no necesitamos perdonar a las nubes por descargar un aguacero.   Pero es humano reaccionar primariamente contra el que nos perjudica. Después, cuando nos serenamos, podemos dar paso al perdón.  Así liberamos la tensión y ahorramos la energía que nos consumiría a través  del rencor.  

5. La charla innecesaria y los Cosos.  Ser dueño de mis silencios y no esclavo de mis palabras es un dicho difícil de cumplir.  A menudo hablamos más de la cuenta y eso nos crea problemas. La charla inconsistente y banal es difícil que respete las reglas del “no hablar de otros aquello que no podríamos decir si estuvieran presentes”.  Al no respetar esta norma mostramos en primer lugar que no cumplimos con no juzgar a los demás, y en segundo lugar creamos un rol mental que se delatará cuando estemos en presencia de aquel de quien hablamos.  Por otro lado los Cosos (comentarios sobrantes), son fuente de conflicto que no añaden valor a la conversación y que a menudo negativizan el proceso de comunicación con el otro.   Si un comentario no tiene que aportar algo positivo a la conversación, es mejor obviarlo, no hacerlo, guardarlo para sí.  A menudo los Cosos son quejas, criticas y valoraciones parciales o subjetivas que pretendemos sean validas, objetivas y universales cuando en realidad solo parten de nuestra propia subjetividad.  Al no hacerlos ahorramos la energía que supone la discusión o incidente que puede causar en el receptor.  Los Cosos también pueden ser en origen verdades objetivas, pero adquieren calidad de sobrantes cuando la causa-efecto ya no tiene vuelta atrás.  Por ejemplo:  alguien se deja la luz encendida inadvertidamente (por que no lo ha hecho a propósito) comentar algo negativo al respecto, aunque objetivamente sea real la apreciación, no evitará el gasto de luz ni evitará que pueda ocurrir en otra ocasión,  Por contra si el comentario no es negativo, deja de ser un Coso, y puede servir para que el receptor del comentario preste más atención en otra ocasión.

sábado, 13 de octubre de 2012

Educar es aprender a poner limites a quien se educa...

                         



















Aunque pueda resultar más fácil o cómodo decir Sí a todo aquello que piden los hijos, el NO es conveniente y necesario para enseñarles a incorporar la obediencia a unas normas y para aprender, nosotros como padres, a transmitir una disciplina que nuestros hijos deben experimentar a dosis progresivas desde pequeños para que aprendan a ser responsables de sus actos el día de mañana.  

Durante los primeros meses de la vida el NO es un modo de protegerlos y darles seguridad, ya que los bebés, llevados por su curiosidad, comienzan muy pronto a explorar su entorno y ese afán aventurero suele llevarles, a menudo, a situaciones peligrosas: tocar un enchufe, asomarse a unas escaleras, tocar una estufa... En este momento no entienden las consecuencias de sus acciones y se olvidan de nuestras advertencias.  Por eso no podemos hacer otra cosa que repetir nuestras prohibiciones con paciencia y firmeza.  Estos primeros meses también nos ayudan a ver nuestra propia capacidad, el tamaño de nuestra paciencia, nuestro mucho o poco aguante,  como afecta esta cuestión a nuestra relación de pareja y como esas pequeñas trifulcas afectan a la convivencia familiar.  La carrera de obstáculos apenas acaba de comenzar y hemos de evaluar nuestra realidad enfrentada al problema.  Ahora ya no es lo que imaginábamos o lo que nos contaban. Ahora es nuestro problema concreto como padres que tratan de asumir su papel.  

Entre los 2 y 3 años los niños ya son capaces de diferenciar entre lo que es posible y lo que está prohibido. Y con la adquisición del lenguaje comprensivo, entre los 3 y 4 años, están preparados para entender los motivos de los riesgos y los peligros, por eso hay que explicarles de forma simple las razones de nuestras prohibiciones.  De esta edad en adelante el modelo se irá repitiendo en una escala progresiva.  Básicamente seguirá el mismo principio de marcar limites pero con razonamientos cada vez más complejos. 
Aunque a veces sea difícil encontrar el término medio entre dejarles hacer y prohibir, lo más importante es ser coherente y mantener la decisión con los razonamientos más convenientes para cada ocasión. Hay que tener en cuenta que:

Ser responsable es ser capaz de dar respuestas correctas a la labor, papel o rol que decidimos asumir.  Si no nos vemos capacitados podemos tomar dos caminos:  prepararnos con esfuerzo para ello o renunciar a nuestro papel si todavía estamos a tiempo.  

Educar no es una ciencia exacta y tiene mucho de arte.  Como todo arte tiene una parte de técnica que es posible aprender, practicar y mejorar, pero también tiene unos aspectos que escapan a la racionalización y dependen de la intuición, de la mano izquierda, de la empatía personal y de ciertas destrezas que no se aprenden.  Por ello la capacidad para educar es entrenable en algunas personas e innata en otras. 

En general los padres no se preparan para educar, y si lo hacen es peligroso que confundan el papel de padre con el papel de educador.  Un padre/madre cuando educa no puede olvidar que fundamentalmente es padre/madre y no un pedagogo o maestro más en la vida del niño.  
Educar siempre es limitar.   A diferencia de un maestro, cuando un padre pone límites a su hijo también por lo general se limita a sí mismo, a su familia o a una parte de ambos.  El autocontrol necesario para educar es la autolimitación que nos exigimos para ser buenos padres. 
Imponer límites es una tarea difícil y lenta, pero importantísima para conseguir que los niños lleguen a ser personas responsables. Si dentro de la vida familiar todo vale y todo está permitido, los pequeños tendrán más dificultades para asumir las normas que van a encontrarse en la escuela (y en la vida) a medida que crezcan.

Muchos problemas de disciplina se pueden evitar si desde pequeños escuchan un NO en el momento necesario.  Cuando la ira, el enfado o la contrariedad dictan nuestro NO es que la situación ha superado nuestra capacidad para manejarla con afecto.  El NO útil ha de ir acompañado de un mensaje no verbal de comprensión de la molestia o disgusto que causa en la terquedad infantil o en los deseos contrariados del niño.  Es un NO acompañado mentalmente de un LO SIENTO (realmente sentido)... PERO ES POR TU BIEN. 

Es preferible que el establecimiento de estas normas se haga desde el respeto, el razonamiento y la tolerancia que desde la fuerza, explicando siempre los motivos que tenemos para tomar una decisión.  Si, a pesar de intentarlo, los razonamientos no convencen siempre nos queda la posibilidad de tomar decisiones basándonos simplemente en nuestra autoridad de padres.  Este procedimiento siempre debe de ser una excepción.  Cuando se convierte en norma estamos delante de un abuso.
Los niños aprenden observando nuestras actitudes, valores y comportamientos y, por lo tanto, éstos deben estar en consonancia con nuestras palabras y explicaciones.  Hay que asumir que es lógico cometer algunos errores ya que muchas veces un NO responde más al estado de ánimo de los padres o a sus propios temores más que a la situación concreta que se está sancionando. En estos casos, los niños pueden darse cuenta del error y cuestionar esta decisión. Conviene hablar con ellos y enseñarles que los padres también pueden equivocarse y, si es necesario, disculparse asumiendo la equivocación.    Cuando esta situación es excepcional es también una forma de enseñarles, con nuestro ejemplo, a rectificar.  Cuando la falta de autocontrol de los adultos es habitual estamos delante de padres y/o educadores  irresponsables. 

domingo, 23 de septiembre de 2012

Benvingut/da a una casa nova







PUNTS CARDINALS PER UNA NOVA CASA

EL NORD:  LA TOLERANCIA
EL SUR:     L’ORDRE
L’ EST:      LA GENEROSITAT
L’ OEST:    EL PERDÓ







BENVINGUDA SIGA LA TOLERANCIA
Si ets tolerant els altres ho seran amb tu.  Si no es aixi, la convivencia es torna un “toma I daca”, un:  ara esperaré que tu fallis per tornar-te-la...
A certa edat no es possible canviar la manera de fer... no pots educar sempre a tots el que no fan exactament el que tu voldries... i de la manerta que tu voldries.
Posa normes (si creus que certes coses ho necessityen), si,  i confia en que els altres intentaran respectar-les, pero quan no ho facin, no els hi tinguis en compte, no ho fan per que no vulguin si no per que no en savem més o no han tingut prou atenció en aquell moment... segur que no ho amb fet amb la intenció de fastigaixar-te.   Em de ser com la nit, que tot ho tapa,  quan advertim un error o una flaquesa en els altres...

BENVINGUT SIGUI L’ORDRE
Quan les coses son al seu lloc es més facil trobar-les i perdem menys energia en recuperar-les quan fan falta.
L’ordre a l’habitatge no es arbitrari ni cosa de més de una persona.  Ha de haber un lideratge en la forma de establir un ordre.    Sino cada qual tindria una forma diferent de establir-ho. 
Els efectes personals son altre cosa.  Cada qual l’estableix el seu i es posa fites per crear uns habits que el facin facil recordar on deixa les coses o guarda les coses.
Quan un ordre domestic es establert cal respectar-lo i posar interés en fer-te’l teu.

BENVINGUDA SIGUI LA GENEROSITAT
Sempre es pot ser més generós.  La generositat és a la base de totes les accions positives que ens representen.  Som el que fem, no el que només mostrem o diem.  I si les accions que emprenem son generoses els nostres actes seran positius i mereixerant respecte.   Quan mes generos siguis mes rebrás el reconeixement dels altres en forma de generositat reciproca.  Como diu Rumi, el poeta sufí, quan siguis generos, sigues com un riu desbordat...

BENVINGUT SIGUI EL PERDO
Perdonar es deixar que la culpa passi de llarg.  Perdonar es no creure que hi ha un culpable del perjudici que has sofert.   De la mateixa manera que no cal perdonar a la pluja excesiva quan et fa malbé un jardi, per que no la culpes, no cal CULPAR a qui et crea un problema o et perjudica.    El causant del mal que tu pateixes pot estar influit per moltes raons que no el fan responsable.


Venim de la tolerancia dels nostres avantpassats que varen fer possible succesivament la existencia de una genealogia, som fruit del ordre que varen establir les nostres families cada qual a la seva manera, som el resultat de la generositat dels nostres pares i caminem cap a l’experiencia del perdó amb els nostres fills.

lunes, 27 de agosto de 2012

La función de la personalidad: el desarrollo del Individuo


La personalidad es la cáscara que protege la esencia del Ser.  La máscara tras la cual se esconde el ser que somos.  La parte del ser que solo aparentamos, nuestra personalidad, puede estar más o menos estructurada, organizada alrededor de un reconocimiento egoico, y la fortaleza de esta construcción yoica depende del desarrollo que ha tenido en los primeros años de vida.  En algún momento de nuestra biografía aparece en la conciencia del “yo soy” la duda de quien o qué somos.  Ese puede ser el inicio de un despertar que, si somos capaces de hacerlo, nos conduzca al  desarrollo del Ser que somos y no al que aparentamos. Al Ser que hemos olvidado que somos. 

Pero empecemos por el principio.

Al nacer no tomamos conciencia de nuestra existencia hasta que no podemos tener la noción de “quien soy”.  El nacimiento es un trauma por el que todos pasamos necesariamente.  

De pronto nuestra imprecisa existencia, sin conciencia exacta de qué o quien somos, se ve perturbada por un cambio brutal del medio de vida.  Nos hemos de asfixiar, dejando de respirar el líquido amniótico, para abruptamente pasar al medio aéreo y aspirar la primera bocanada de aire que oxigenará nuestro sistema pulmonar.  El trauma del paso por el canal vaginal, una enorme presión a la que somos sometidos, escurre todo el líquido pulmonar que hasta ahora inundaba los pulmones.  Los alveolos pulmonares se desplegarán unos instantes más tarde con la primera aspiración y descubrirán que están diseñados para usar el medio aéreo en la obtención de oxigeno.  Durante la gestación la sangre no pasaba por los pulmones, estos simplemente estaban llenos de líquido amniótico, el líquido en el que flotamos durante nueve meses.  La oxigenación de nuestro organismo la recibíamos del torrente sanguíneo materno que, a través de la placenta, nos cedía el oxigeno y los nutrientes que necesitamos durante el embarazo para crecer y desarrollarnos.  En el momento del nacimiento, la circulación sanguínea sufre un colapso a nivel umbilical para desencadenar la circulación a través de los pulmones. El corazón y los grandes vasos sanguíneos sufren cambios, cierre del conducto arterioso y del foramen oval, que permiten el inicio de la circulación sanguínea pulmonar. A partir de este momento recibimos la oxigenación del intercambio aéreo alveolar pulmonar y dejamos de depender de la circulación placentaria materna.   

Todos estos grandes y traumáticos cambios suceden en pocos minutos.  Hemos visto la luz. Nos han alumbrado.  El receptáculo del Ser, el cuerpo físico del recién nacido, deberá sobrevivir al trauma del parto.  Lo normal es que así sea.  Seguirán tiempos difíciles para el cuerpo físico, un aprendizaje lento de adaptación al nuevo medio. El Ser, sin saber todavía que es, adquiere tempranamente conciencia de su vulnerabilidad y encarga al cuerpo físico su defensa.  El recién nacido manifiesta pronto su temperamento innato, algo que la herencia genética ha incrustado en el individuo como si fueran los instrumentos mínimos para sobrevivir, como un equipaje de emergencia que viene de serie.   Ese temperamento marcará sus primeros intercambios con el medio, con el mundo, con los otros individuos.  Descubrirá que para reclamar sus necesidades ha de expresarse.  Y se expresará según le dicte su temperamento.  Su temperamento marcará los intercambios con sus cuidadores y descubrirá que puede acercarse o alejarse de las condiciones ideales en las que creció en el seno materno: confort, abrazo, arrullo, caricia, sonidos dulces… e intentará que se mantengan o reproduzcan y se quejará cuando se le nieguen.  El medio no le dejará buscar siempre ese confort y aprenderá a conformarse con más o menos tolerancia según sea su temperamento.  

En esta primera fase de su infancia todavía no está claro quien es.  Necesita que la madre le separe del todo, que sea posible reconocerse como aislado, como individuo único y no como parte de algo.  El parto físico no siempre va acompañado de un parto psicológico, lo normal es que haya un retraso en el parto psicológico y que este se produzca pasado un tiempo del nacimiento físico.  Depende de la personalidad materna que este retraso sea más o menos largo. 
Pero más tarde o más temprano será posible reconocerse como individuo y nominarse.  El ambiente, el entorno, le nominará tan repetidamente que acabará reconociéndose como algo separado de su madre. Ese es su nacimiento psicológico.  Por fin es alguien.  Sin embargo su esencia sabe eso desde siempre, pero no existe manifestación real de su esencia pues primero  necesita crecer y desarrollarse, ahora solo esta en fase embrionaria y no puede actuar per se, es por ello que el ser indefenso que ha nacido fisicamente primero y psicológicamente después, necesita proteger al ser que lleva consigo.  Esa es la razón de ser de la máscara, de la personalidad que trata de preservar, ocultar, a la esencia.  

Durante el resto de su vida, la personalidad ira enriqueciéndose, formándose primero un carácter sobre la base del temperamento y en función de la suma de normas, reglas e imposiciones culturales gravadas sobre las experiencias que se van sucediendo y modelando conductas, creando mecanismos de respuesta automatizados que crearan un patrón por el que seremos conocidos.  Todo ello conformará finalmente una personalidad más o menos rica, más o menos estructurada y mas o menos cristalizada e invariable.  

Aunque el mecanismo esté diseñado inicialmente como una forma de protección del “yo soy” esencial, del sentimiento egoico, con el paso del tiempo el “yo soy” se identifica con la personalidad olvidando que se es un personaje, que somos provisionalmente una dualidad, confundiendo personaje y actor, y en consecuencia haciendo que las posibilidades de que la máscara creada, la personalidad que oculta al ser, acabe cayendo y desvelando a la esencia, sean mínimas.  Lo habitual es que la máscara acapare el protagonismo del ser y la esencia quede olvidada, como una semilla que no llega nunca a germinar.  Ese es el destino habitual del ser humano.  Convertirse en un individuo.  Un actor que acaba identificado con su personaje.    

Diccionario General Etimológico de Roque Barcia (edición 1883). “Dícese del adjetivo Individuo: aquello que no se puede separar ni dividir, en cuya acepción es sinónimo de indiviso.”  

Cuando por las razones que sean nos replanteamos nuestra existencia y aparece la duda de “quien soy” se abre una puerta a un camino que, de recorrerlo, nos llevará de vuelta a la dualidad, si éramos indivisos, ya no lo volveremos a ser.  Dejaremos el estado de individuo para iniciar un camino difícil hacia el crecimiento del Ser.   Pero esta es otra historia. 


lunes, 23 de julio de 2012

Personalidad: definiendo términos y aclarando conceptos



A menudo, tanto en el lenguaje coloquial como en el lenguaje profundo en el seno de diálogos o discusiones, usamos términos o conceptos como el de personalidad, temperamento, carácter, rasgo, conductas… y no siempre nos estamos refiriendo correctamente a sus contenidos.   No es extraño, pues son conceptos muy debatidos que incluso el academicismo psicológico no aclara, o simplemente deja que las diferentes corrientes de interpretación de la psique humana muestren sus diferencias en la conceptuación terminológica y semántica.   

Como seguidor de la cosmo-visión Gurdjieffiana me he visto en la necesidad de precisar estos términos para poder debatir con otros interesados en el Desarrollo Humano sobre una base conceptual común.  Fruto de este esfuerzo es el presente trabajo. 

Dice el Diccionario General Etimológico de Roque Barcia (edición 1883) que Persona:  “en su origen latino es una voz compuesta del prefijo Per, en su connotación superlativa, y sonus, son o sonido.  Personus, a, um, significó lo que suena mucho o retumba.  Facies persona o persona solo, sustantivo, significó máscara o cara que mete mucho ruido, enseguida derivó y significó al individuo que portaba la mascara; y por ultimo se extendió a significar a todo individuo en general, llevase o no la máscara.  Este es el significado único que se ha transmitido a las lenguas neolatinas”.   

Nos interesa destacar esta definición pues así se comprende mejor el significado profundo de esa relación especial entre Ser y Persona.  La mascara de la persona, la personalidad, es lo que oculta al verdadero Ser.  

La personalidad es el conjunto de características  que permite a los individuos apreciarse como distintos unos de otros.  Esas “ características ” son el conjunto de emociones, pensamientos y conductas que conforman el patrón de comportamiento propio de una persona.   

El carácter y el temperamento son dimensiones de la personalidad.

El temperamento es la base constitucional biológica, es aquella parte innata de nuestra personalidad determinada por nuestra herencia genética.  Es el factor de nuestra personalidad que antes se pone de manifiesto y nos caracteriza.  En los bebes ya es posible distinguir diferentes tipos de temperamento.  Al ser de origen genético el temperamento es difícilmente modificable, o manipulable.  Es una tendencia que existirá siempre aun cuando se puedan desarrollar recursos que inhiban o potencien la manifestación básica anclada en lo genético.  

El carácter es de origen cultural y acabará siendo el reflejo de nuestras experiencias, de como las hemos procesado y enfrentado desde la niñez.  Es el componente de la personalidad que se desarrolla sobre el temperamento y el conjunto de hábitos educativos y de relación que han sido aprendidos por la persona.  El carácter es fundamentalmente adaptativo, es la manera como nuestro self, nuestro yo, ha evolucionado para adaptarse al medio con las condiciones innatas con las que cuenta o sea con la base temperamental que ha heredado.  Es por ello que a pesar de tener los mismos patrones educativos los individuos tienen caracteres diferentes.  El carácter, tiene origen cultural pero no hemos de olvidar que se desarrolla sobre una base constitucional genéticamente diferente en cada individuo. 

Nacemos siendo objetos.  Debemos aprender a ser sujetos y adquirimos esa conciencia de separación cuando nuestra madre nos suelta.  La forma como enfrentaremos el mundo determinará nuestro carácter, nuestro estilo de vida.  Cuando la lucha entre los impulsos instintivos y la presión de la realidad no se resuelve favorablemente construyendo mecanismos que pongan a salvo al yo (respuestas adaptativas positivas)  la integración de la personalidad no se produce y aparece la neurosis.  En estos casos las diferentes partes de la personalidad no han resuelto sus conflictos y no hay una autoimagen de “yo soy” correcta.  Para algunos estudiosos el propio carácter seria un síntoma de neurosis, pero de una neurosis integrada en la personalidad.  La mayor parte de las escuelas psicológicas prefieren no considerarlo así y reservar el término neurosis para un estado más extremo de incomodidad frente al mundo.  

Por tanto sabemos que durante una parte de la vida se produce un estado de incapacidad para que nuestro yo se adapte al medio, es en ese momento que creamos, buscamos y resolvemos las estrategias  adaptativas que de ser exitosas constituirían un determinado carácter:  el que mejor se puede obtener en cada caso y con el terreno constitucional concreto con el que estamos dotados.  Cuando este proceso fracasa se acaba produciendo lo que conocemos generalmente como neurosis, en grado variable. 

martes, 26 de junio de 2012

La otra cara del Eneagrama (ENG)

Hace casi dos años abordé este tema... ver entrada de agosto 2010

Casi lo primero que se explica cuando se aborda la lectura o la charla sobre el ENG es la relación con la sabiduría ancestral y concretamente con su introductor en Occidente, con Gurdjieff.  Así se da, conscientemente o no, cumplimiento a uno de los tres refuerzos del efecto Forer:  darle autoridad a la fuente de dónde procede una determinada información que no podremos contrastar.   

Vayamos por partes y empecemos por el principio.

En este trabajo me propongo relacionar el ENG y el efecto Forer (que más adelante explico).  Para ello primero quiero decir que lo que hace el ENG es proponer informaciones que al ser leídas nos conducirán indefectiblemente a un análisis comparativo que principalmente buscará en nuestro registro interior, mezcla de emoción, instinto e intelección, encontrar resonancias personales que nos permitan adherir con alguna de las descripciones o modelos propuestos.   En resumen buscaremos clasificarnos o ver que tan coincidente es nuestra persona con alguno de los eneatipos descritos.  Existen niveles más altos de lectura del ENG que tienen utilidad, posiblemente, en etapas más elevadas del desarrollo espiritual, pero no voy a referirme a ese nivel, sino al nivel ordinario del ser humano corriente.  

Pero que hace en sí el ENG?   La respuesta es: nos modifica positivamente.  

La simple lectura atenta del ENG resitúa nuestras creencias en uno mismo.  Nos interroga pero al mismo tiempo nos da un abanico de respuestas que nos obliga a seleccionar. Es imposible no hacerlo.  En esta selección, si estamos atentos, veremos nuestras fortalezas y nuestras debilidades. Autoengaños aparte. Pero en cualquiera que sea el nivel de nuestro desarrollo, en no importa que grado de conciencia de sí mismo estemos situados, el ENG obrará cambios.  Porque gracias al Efecto Forer, que no es más que la manifestación de una forma de prejuicio cognitivo que todos tenemos, aceptaremos lo que nos describe y que más propende a explicar nuestras vivencias, sin importar si eso se ajusta verdaderamente a la realidad o no. El efecto Forer demuestra nuestra propensión a aceptar como originales y propias ciertas descripciones que en realidad son lo suficientemente ambiguas y generalistas como para predicarse de prácticamente cualquier persona.  Sin embargo, lejos de ser un inconveniente, el efecto Forer, facilita la adhesión aun en los más incrédulos, lo que transforma definitivamente la visión interna de nosotros mismos, e incrementa la certeza de que vivimos identificados con la personalidad que nos domina, sin importar demasiado su clasificación, y bajo la cual subyace nuestro yo autentico, el Ser esencial que ha de germinar.  

Bertram Forer, psicólogo americano, en 1948 hizo un experimento con sus alumnos universitarios.  Les pasó un test de personalidad, luego les pasó una ficha con sus resultados y les pidió que puntuasen la exactitud del análisis de su personalidad.  Siendo 0 muy pobre y 5 muy exacto.  La puntuación promedio de acierto que se obtuvo fue de 4,2 pero lo que ningún estudiante se esperaba es que con este resultado Forer también desveló que en realidad a todos los estudiantes se les había dado el mismo resultado.  El análisis no importaba, el texto final que se les entregó era una recopilación de frases hechas que mostraba rasgos variados sobre los que podía adherir cualquier persona, lo cual demostraba la facilidad con la que tendemos a aceptar como propias descripciones que en realidad son lo suficiente amplias, generalistas o ambiguas para decirse o predicarse de cualquier persona.   Después de esto se ha repetido centenares de veces el experimento y se ha confirmado que hay tres factores que incrementan el resultado del efecto Forer.  Estos tres factores son:  primero la confianza que el lector tiene en la autoridad o fuente de la información, segundo la supuesta personalización de la descripción sobre el sujeto y en tercer lugar la selección de un mayor numero de aspectos positivos por encima de negativos en la descripción de la personalidad del sujeto en cuestión.

miércoles, 2 de mayo de 2012

La alimentacion ancestral



En los últimos 40 años la búsqueda del “santo grial” de la alimentación se ha convertido en tema que ocupa a muchos investigadores.   
Como acercarse a este tema sin caer en el tópico de que “por fin hemos dado con la combinación ideal de alimentos que nos permiten asegurar que esa y no otra alimentación es la mejor…”  no es fácil, y personalmente me ha llevado mucho tiempo. Estoy seguro de haber dedicado a este tema mucho más interés y tiempo que la mayor parte de la gente de mi alrededor que conozco.  
Seguramente el tiempo demostrará que todavía no hemos dado con ese “santo grial”, pero a falta de comprobaciones científicas que nos garanticen que por fin dimos con ese ideal, estamos hoy en disposición de consensuar unas bases de partida, naturales, seguras, frente a las que cada vez se reúne más consenso internacional.   
Los intereses comerciales interfieren con el progreso de muchas cuestiones.   Nuestra sociedad consumista y de mercado se ha creado tal cúmulo de interdependencias que obligadamente ha de generar opiniones que desvirtúen ciertos avances.  Eso es así, no por que algo sea verdadero o falso, sino exclusivamente por que significaría perdida de recursos económicos o  puestos de trabajo directamente ligados a una determinada actividad económica.  Pasa esto, especialmente, en el terreno de la medicina y  la industria alimentaria.  
Pero no solamente los intereses comerciales interfieren en la discriminación entre lo conveniente y lo que no lo es.  No.  A otro nivel la resistencia a admitir que uno puede estar comiendo inadecuadamente procede de las ideologias y de “las modas”.   La influencia cultural en la decisión sobre lo que es adecuado comer es muy importante en nuestros días.  Quizás es en este campo donde sea más difícil  que un nuevo paradigma pueda penetrar puesto que “las creencias” difícilmente admiten cambios aunque exista la posibilidad de demostrar el error.  Aferrarse a determinadas suposiciones, –que a menudo no tiene más base que la costumbre, la “pseudociencia” o los mitos–, es muy propio del ser humano, y muy difícil  desenmascarar la manipulación de la que son objeto los individuos.   Desafortunadamente la relación causal entre lo que se come y las consecuencias de ello son a tan largo plazo que a menudo creemos que si nos encontramos bien AHORA es por que comemos bien.  Esa suposición cierra nuestra mente a cualquier cambio y nos impide aceptar que no sabemos, ni los científicos ni por supuesto los ciudadanos de a pie, que consecuencias tendrá en el futuro lo que en apariencia consideramos que “para nosotros” es una alimentación adecuada.  
Es por todo ello que es necesario ampliar la visión del tema de la alimentación sobre las bases seguras que proporciona la propia naturaleza.   
Si echamos una mirada a nuestro alrededor, al planeta sobre el que transitamos, vemos que la cuestión de alimentarse de una u otra manera viene determinada por la especie animal.  Cada especie tiene una alimentación que le es propia.  Tanto en el mar como en la tierra firme, cada especie animal ocupa un nicho ecológico donde obtiene los alimentos que su evolución ha determinado como los óptimos para la subsistencia de su propia especie.  Si estuviéramos determinando cual es la alimentación adecuada u óptima de una cebra, la respuesta sería sencilla:  los pastos de la sabana africana.  Pero cuando intentamos aplicar la pregunta a la especie humana vemos que la cuestión no es tan sencilla, porque en el caso de la especie humana ha existido una deriva que ha llevado a los humanos a comer según las tradiciones culturales y  la disponibilidad de las fuentes de alimentos que en cada momento de la historia ha tenido a su alcance.   El panorama de la alimentación humana actual es de una gran diversidad iniciada en los albores de la aparición de la especie y en continua evolución hasta nuestros días.    Sin embargo la pregunta importante que nos hemos de hacer es: ¿la tradición cultural, la disponibilidad de fuentes de alimentación y la “electividad” del hombre son tres elementos de fiar como para asegurar que el hombre está comiendo lo que le es propio y adecuado, no solo para subsistir sino para mantener sus mecanismos fisiológicos vitales a pleno rendimiento y con consecuencias positivas para su salud?  La respuesta es contundente, y es que no.  
Delante de esta respuesta nos deberíamos de plantear hasta donde retroceder en el tiempo para asegurar que como especie tenemos una “óptima alimentación que nos es propia”.   
Esta pregunta se la respondió en 1975 el gastroenterólogo Walter L. Voegtlin.  
Si tomamos la “era humana”, como el periodo de tiempo en que tenemos constancia de la existencia de homínidos superiores precursores del Homo Sapiens, y genéticamente emparentados en un 99,9%  con nuestro ADN actual, concluimos que la era humana tiene un tiempo de existencia de entre dos y tres millones de años.  Los datos antropológicos nos aseguran que la aparición del ser humano escindido de los simios superiores hace su aparición en Africa hace unos dos millones y medio de años con seguridad y con datos menos fiables algunos investigadores elevan la cifra a 4 millones.  Tomando como referencia los datos más conservadores nos quedaremos con la primera, dos millones y medio de años.  Hasta hace aproximadamente 150.000 años el hombre moderno no salta a Eurasia.  Durante mas de dos millones de años por tanto su habitat es el continente Africano.  
La época que comprende el 98% de la era humana, es el período prehistórico que llamamos edad de piedra. La antropología la divide, a su vez, en tres etapas: la más antigua es el paleolítico, la media se denomina mesolítico, y a éste le sigue el neolítico.
Asimismo, el período paleolítico se subdivide en tres etapas: inferior, media y superior. Desde el inicio de la era humana hasta 100.000 a.c., se extiende el paleolítico inferior, un largo período en el cual nuestros antepasados eran nómadas; la razón de su forma de vida itinerante era la búsqueda de agua y alimentos, ya que no siempre un mismo medio geográfico los proporcionaba a lo largo del ciclo anual, sino que su abundancia o escasez dependía de los cambios estacionales. Nuestros ancestros de aquella época no habían alcanzado aún el nivel de desarrollo que tenemos actualmente, los conocemos con el nombre de homínidos y sabemos que se alimentaban de la pesca, la caza y la recolección de frutos, hierbas e insectos, que eran tomados del ambiente natural en que se hallaban; así, pasaban largas temporadas en aquel que les era más propicio y se refugiaban de las inclemencias del tiempo al abrigo de cuevas y otros espacios apropiados que les ofrecían protección.
En este período se produjo una evolución inicial desde los primeros homínidos hasta la aparición del llamado Homo Habilis y, cuando éste consiguió mantenerse por completo erguido, pasó a ser Homo Erectus. Los hombres primitivos de esta época aprendieron también en este período a comunicarse por medio del lenguaje hablado, si bien rudimentario, lo que también favoreció en gran medida la colaboración.
Una nueva evolución se produjo en el paleolítico medio, que se extiende desde 100.000 hasta 40.000 a.c. En este periodo de tiempo  aumentaron la estatura humana y la capacidad craneal, y así surgió el Homo Neanderthalis. Éste perfeccionó las herramientas precarias que hasta entonces se utilizaban, y, de este modo, construyó lanzas y hachas, entre otros útiles, a partir del dominio del fuego, lo que también supuso la aparición de una primaria «cocción» de los alimentos.  En Europa el Hombre de Neanderthal se extingue hace unos 40.000 años y es substituido por el Hombre de Cromagnon cosa que sucede a lo largo de los siguientes 10.000 años.  Los restos mas antiguos de Hombre de Crogmanon están datados de 30.000 años. 
Ya en el paleolítico superior, que duró desde el fin de la etapa antes mencionada hasta alrededor de 15.000 a.c., el ser humano se convirtió en el Homo Sapiens.  Entre sus características hallamos que el cráneo se desarrolló aún más, que los instrumentos y útiles que le servían para sus actividades recolectoras, cazadoras y de pesca ya se habían perfeccionado -se han hallado cuchillos, arpones, re­ des, etcétera de esa época-; además, en este período nació la cultura. 
Fue en el neolítico, el período siguiente, cuando se inició lo que podría llamarse una verdadera revolución en términos evolutivos: los seres humanos comenzaron un aprendizaje destinado a domesticar el medio que los rodeaba. Así, nacieron la agricultura, la ganadería, la construcción de viviendas, la confección de vestidos, la cerámica de uso y un incipiente comercio que, en sus comienzos, fue de trueque. Indudablemente, al dominar el medio, no hada falta desplazarse según las condiciones climáticas y, además, era preciso vivir en sitios fijos para cuidar los cultivos o criar a los animales ya domesticados, y así aparecieron las primeras aldeas o poblados, germen de lo que muchos años después serían los pueblos y las ciudades.
Con esta etapa acabó la edad de piedra, cuando el Homo Sapíens abandonó una subsistencia basa­ da en la depredación,–la caza y la recolección–, para pasar a una economía planificada en función de la productividad; desde entonces hasta el día de hoy, eso no ha hecho más que evolucionar, siendo su punto máximo de expresión las modernas sociedades occidentales en las que actualmente vivimos. 
Todo ello permite concluir que los seres humanos han habitado la tierra durante un larguísimo período que llega hasta el presente, y que el daño y la destrucción que vive hoy el planeta, debido a la sobreexplotación de recursos, la contaminación y otros factores propios de las modernas formas de vida, han ocurrido en un brevísimo período, que puede cifrarse en un escaso 1 % de tiempo en relación a la totalidad de la que he dado en llamar era humana.
Toda esta introducción nos lleva al planteamiento siguiente.  Si nuestra especie esta diseñada para comer de una determinada manera, si la evolución de la especie, con sus adaptaciones y mutaciones, se ha desarrollado a lo largo de casi tres millones de años, ¿como es que en los últimos 10.000 años cambia este patrón de alimentación y qué consecuencias tiene esto para nuestra salud?.  
Desde la aparición de la agricultura y la ganadería, entre 10.000 y 5.000 años atrás, y hasta hoy, la manera de comer ha evolucionado rápidamente por diversas razones, que incluyen procesos económicos, sociales e históricos hasta llegar a la dieta que se ingiere (con mayores o menores variaciones), a lo largo y ancho del mundo, en la actualidad. 
Desde Walter L. Voegtlin en 1975 hasta el presente,  muchos investigadores y científicos de la salud, tienen la convicción de que una parte de las enfermedades que aquejan a los seres humanos hoy, tienen su origen en el cambio de alimentación que se ha ido desarrollando en esos diez milenios (tan solo 350 generaciones de humanos frente a las 85.000 generaciones anteriores).   Atribuyen estas enfermedades al abandono de los hábitos alimenticios del hombre de la edad de piedra para reemplazarlos paulatinamente por nuestra dieta actual que, según este punto de vista, es la responsable de la aparición de las llamadas «enfermedades de la civilización», además de incidir en su rápida evolución, disminuir la respuesta correcta del organismo a la autocuración y generar desarreglos por toxicidad que van más allá de lo inmediato e imposibilitan establecer una relación causa-efecto.  Es decir que muchas de las consecuencias de una persistente inadecuada alimentación no dan síntomas inmediatos sino a muy largo plazo con lo que no se relacionan con la causa original. 
Los expertos que sostienen este nuevo paradigma alimentario, opinan que comer tal como lo hacían nuestros ancestros durante el largo periodo del paleolítico, durante el cual se adaptó perfectamente nuestra fisiología, serviría para prevenir las enfermedades del metabolismo, así como las llamadas auto inmunes, tan frecuentes en las sociedades desarrolladas, como son la diabetes, la obesidad, el cáncer o la artritis, entre otras, o incluso dolencias de menor importancia, como las intolerancias alimentarias de todo tipo que causan problemas y malestar.  Esta idea afirma resueltamente que si se sigue la dieta ancestral es posible conseguir y mantener el peso adecuado, disfrutar de un inmejorable estado de salud y disponer de toda la energía necesaria para desarrollar una vida plena. 

UN NUEVO PARADIGMA
El hecho de que la especie humana se haya mantenido viva con importantes evoluciones, alimentándose de esa manera durante un espacio de tiempo tan prolongado, ha dado lugar a que los actuales defensores de la alimentación ancestral llegaran a la conclusión de que los seres humanos fueron adaptando su organismo progresivamente, en el aspecto endocrino-metabólico e inmunitario, a ese tipo de comida, lo que a su vez determinó (generación tras generación) la creación de unas características genéticas singulares. La acción constante de la epigenética a lo largo del 98% de la evolución de la especie condujeron al ser humano a ser un mamífero perfectamente adaptado a una alimentación basada en la depredación de su ecosistema.  Su nutrición básicamente ha de sustentarse en la caza, la pesca y la recolección de frutos y frutas.   
Por el contrario, la dieta que comenzó con los cambios que trajo la agricultura y la ganadería, y evolucionó hasta el presente sólo ha tenido diez mil años de vigencia, lo que tanto en términos de período histórico como de funcionamiento fisiológico de una especie es muy poco tiempo para conseguir la necesaria y saludable adaptación.   
Es indudable que podemos alimentarnos con cereales, lo llevamos haciendo tan solo desde hace 10.000 años y la especie no se ha extinguido.  Sin embargo eso no es garantía de que su consumo no  esconda algún inconveniente.   Relacionar enfermedad y tipo de alimentación es un objetivo que cada vez más grupos de investigación persiguen.  Es complejo estadisticamente hacer estudios poblacionales a largo plazo, pero están llevándose a cabo y sus resultados tardaran décadas quizás en ser concluyentes.  Mientras, tenemos que tomar algún tipo de posición personal basada tanto en el sentido comun como en la deducción a la que nos lleva el nuevo paradigma que nos propone la alimentación ancestral.  

Un simple ejemplo de como nos puede afectar el consumo de cereales lo podemos tomar del estudio poblacional de hace 30 años hecho por Gerald Reaven  de la Universidad de Stanford en 1987, en el que demostró que la respuesta insulínica a la ingesta de cereales era muy variable en la población, en donde un 25% aproximadamente respondían con un patrón hiperinsulínico, un 50% con una respuesta normal y un 25% con una respuesta hipoinsulinica.  Solo este ultimo grupo podría consumir cereales habitualmente sin que por ello se produjera un aumento de los depósitos de grasa.    Este 25% de la población sería una adaptación epigenética a la agricultura, sin embargo el resto de la población estarían consumiendo un alimento que solo en apariencia le es adecuado.    No podemos, de forma generalizada, asegurar que sea adecuado el consumo de cereales, sin embargo si podemos estar seguros de que la dieta ancestral ha sido adecuada para el ser humano durante el largo periodo de su evolución genética desde los albores de la edad humana hasta nuestros días.   
Si tomamos otro ejemplo, sobre la leche, acabaremos de ilustrar el problema que puede representar su consumo.   La leche es el producto de la glándula mamaria de los mamíferos.  Solo los mamíferos disponen de esta fuente de alimentación y su uso en toda la naturaleza queda circunscrito a los primeros momentos de la vida, cuando todavía el animal es incapaz de comer por sus propios medios la dieta adecuada a su especie.   No existe ningún caso en la naturaleza de mamíferos que sigan consumiendo leche después de cierto tiempo, en general cuando la cría adquiere capacidad y autonomía abandona la lactancia para comer lo que le es propio de su especie.  Solo el ser humano sigue usando esta fuente de alimentación mas allá del periodo de lactancia.    Si estudiamos la digestión de la leche, vemos que en los mamíferos existe un periodo de tiempo en el que su intestino es capaz de segregar una enzima necesaria para desdoblar el carbohidrato básico de la leche, la lactosa.  Este enzima se llama lactasa y su producción disminuye con el paso del tiempo desde el nacimiento hasta practicamente desaparecer en la edad adulta.   En el hombre también se produce de forma natural esta evolución y el 70% de la población adulta planetaria no es tolerante a la lactosa.  Sin embargo es cierto que una mutación epigenética, aparecida hace aproximadamente 5000 años en Europa del Norte, permite a un porcentaje notable de la población digerir correctamente la leche en la etapa adulta.  Esta epimutación se ha estudiado y es la que explica que el grupo humano que habitaba el norte de Europa evolucionara con una fuente de alimentación muy rica en calcio lo que en su entorno favoreció su persistencia al hacer a los individuos que mutaron más fuertes, altos y corpulentos que los congéneres no mutados.  Al ser una epimutación favorecedora se extendió como resultado de los cruces entre individuos más resistentes, longevos y por tanto dominantes en sus poblaciones.   En el resto de razas humanas no se dio esta epimutación y es por ello que entre los asiáticos, africanos e indígenas de America, la tasa de intolerancia a la lactosa es más alta.  En algunas poblaciones con altos indices endogámicos, por no cruzarse más que entre familias de su misma raza y tradición, como por ejemplo los judíos, el estudio de la intolerancia a la lactosa demuestra que el 95% de la población no la tolera.    Probablemente a lo largo de generaciones y mediante selección natural epigenética la tolerancia a la lactosa tenga tendencia a aumentar en todas las poblaciones lo que no es más que una muestra de la enorme capacidad adaptativa del ser humano.   Pero ¿por que someter al estrés adaptativo a una especie que originalmente no está diseñada para consumir un determinado alimento?  Si no existieran otras fuentes de alimentos tendría una explicación de supervivencia pero no es el caso.   La irrupción de la ganadería supuso, como en el caso de la agricultura, el comercio de alimentos que se podían conservar, ello antropologicamente es un avance que permitió mejores tasas de fertilidad y aumento poblacional pero el precio que la humanidad paga por ello es muy alto en términos de salud.   
Quienes defienden esta forma de nutrición ponen como ejemplo algunas tribus indígenas de África o América, o a los esquimales, cuya dieta tradicional es muy parecida a la del hombre de las cavernas, y señalan que prácticamente entre ellos no hay enfermedades de las que conocemos como “propias de la civilización”. Este enfoque es, en la actualidad, tema de discusión y controversia entre nutricionistas y antropólogos. Pero va prosperando cada vez más la idea de que la alimentación propia de nuestra especie es al que hemos empezado a conocer como «dieta ancestral, primitiva o paleolítica».  La dieta del hombre “cazador-recolector”. 

En 1975 el gastroenterólogo Walter L. Voeg vertió sus ideas en un libro que tituló La dieta de la edad de piedra, y él mismo confeccionó recetas para tratar diversos problemas digestivos; en sus platos no hay ningún alimento manipulado o procesado, tampoco lácteos, cereales y legumbres de producción industrial y, por supuesto, ninguno de los ingredientes contienen aditivos químicos ni conservantes.
Diez años después, en 1985 los investigadores de la universidad de Emory, Boyd Eaton y Melvin Konner, publicaron en el New England Journal of Medicine un estudio sobre la alimentación del paleolítico. Más tarde, ambos autores citados, junto con Marjorie Shostak, expresaron sus ideas en un libro, La prescripción paleolítica, donde plantearon una forma de nutrición basada en la alimentación que el ser humano había practicado durante el paleolítico. Ambos trabajos divulgaron esta dieta en medios científicos básicamente, y su alcance al gran publico fue muy limitado.
En la actualidad, uno de los más prestigiosos expertos en la alimentación ancestral o paleolítica, es el estadounidense, doctor y académico del Departamento de Salud y Ciencias, Loren Cordain, de la Universidad de Colorado. Es también autor de numerosos artículos y ha publicado tres libros sobre el tema. En su opinión, esta forma de alimentarse reporta beneficios tanto a niños como a adultos, pero son estos últimos los más beneficiados por las diversas patologías que afectan a las personas en nuestras sociedades y que aparecen en edades posteriores a la infancia. También afirma que, además de mejorar la salud y fortalecer el sistema defensivo de nuestro organismo, la dieta ancestral es muy positiva para reducir el sobrepeso y, con ella, se consiguen altos niveles de energía. De ahí que la recomiende especialmente a atletas, deportistas o personas que por su trabajo requieren la realización de importantes esfuerzos físicos. Estos tres beneficios se obtienen, según la opinión del doctor Cordain, si el organismo intenta imitar la dieta ancestral nutriéndose con una mayor cantidad de proteínas, vegetales, frutas y frutos secos, al tiempo que se dejan de lado los carbohidratos refinados, féculas, y leguminosas, así como los productos que contienen azúcar refinado, aceites procesados y los lácteos y sus derivados. Advirtiendo que es necesario por lo menos una vez al día, hacer algún tipo de ejercicio antes de tomar alguna de las comidas.

Otra interesante cuestión relativa a esta nueva forma de alimentarse es que el organismo debe tener «la libertad» de comer cuando siente necesidad de hacerlo; es decir, cuando tenemos hambre y no en horas previamente fijadas por la costumbre.  Las ideas preconcebidas como la de que es mejor comer 5 veces por día o de que es mejor comer algo a media mañana o a media tarde se pueden abandonar tranquilamente. Nuestro organismo está preparado tanto para periodos de ayuno por carencia como para adecuarse a su propio apetito. Por otro lado,  el limite de la ingesta debiera ser el de la saciedad.  Dicho concepto está íntimamente relacionado con el control de peso, porque esta forma de entender la alimentación no cuenta calorías ni se fija en las cantidades de alimento que se toma.  Hemos de recordar que la secreción de neurotransmisores encargados de darnos la señal de “es suficiente” es el verdadero regulador del mantenimiento de nuestro peso corporal.  Solo con la practica personal se puede llegar a la conclusión de que alimentándose de esta manera nos acercamos un poco más a aquello para lo que la evolución de la especie nos condujo de la mano durante miles de años.  El comercio de alimentos, la avaricia, la codicia y la gula han conseguido apartarnos del camino para el que fuimos diseñados.   Volver a ese camino es una decisión personal. 

mayo 2012

martes, 17 de abril de 2012

Haikus al soñar del alma




Rompo las normas
que transformo en humo
como si nada,

pero el Sentir
no es como niebla,
ni se parece,

no todo rompe
a mi paso ligero
en un silencio,

vueltas al tema
doy siempre sin descanso,
no hay salida:

dice la vida,
“contra la muerte vives
si no quieres

dormir con ellos”,
como ellos? digo yo,
entonces callo...

Por qué me dejas
sin respuesta verdadera?
porque no hay.

Sigo pensando:
por qué el sentir frena
mis  penas rotas?

y el no sentir
alivia pensamientos
que no aguantas?

por qué, si, por qué?
y solo responderá
la noche eterna.

Duerme la gente
sueños encadenados
pero ausentes

como yo de mi
–pero sin saberlo–,
por eso muero

sin morir en mi
dejando huellas leves
sobre recuerdos…

Quiero irme ya
pero ella no quiere
soltar mi vuelo...







miércoles, 21 de marzo de 2012

La primavera de nuestro otoño



La vi por la calle y ella no me vio.  Hacia 20 años que no la veía y mi corazón dio un vuelco....  De golpe fui arrastrado por un torrente de emociones que me hizo visitar paisajes internos que habían sido abandonados hacia mucho tiempo. Tuve temor a  entrar, por los recuerdos, y de pronto surgió la pregunta. ¿Por qué?

Amante, amiga, amor.  En ese baile de iniciales todo empezaba por A como nuestros propios nombres.  Ella había sido mi amante. Con ella había querido avanzar en esa triada en la que culminan algunas relaciones humanas, y tras un tiempo de éxtasis hube de olvidarla para sobrevivir.  Ella también me olvidó. Seguimos caminos que nunca más se volvieron a cruzar. Ni siquiera lo hicimos a propósito. Fue la inercia de la vida la que fue separando nuestras existencias.  A fin de cuentas no es tan difícil no coincidir.  Lo difícil es hacer posibles los encuentros deseados o hacer creíbles las intenciones que no son desinteresadas.

El éxtasis de eros es fugaz y la relación que surge es el paradigma de la pasión.

Dicen que la amistad es un afecto desinteresado y que el amor es la pasión que atrae un sexo hacia el otro… Seguramente pretendemos asignar demasiadas variables al amor.  Yo creo que el sentimiento amoroso por que el de ordinario nos unimos a una pareja,  –a diferencia de la amistad– no es desinteresado. Lo que llamamos amor persigue la posesión. Y quien no, me dirán algunos? Pues si, existe la alternativa, se llama amistad. Porque la amistad se comparte sin responder a utilidades, en ella no puede haber dominio, ya que si lo hubiera sería sumisión. Por eso defiendo que la forma de amar más pura esta confeccionada con amistad y erotismo por igual.  Pero los humanos somos como hojas al viento...y se nos marchita el arrebato porque lo erótico es algo transitorio y fugaz.  Es como el éxtasis,  si fuera cotidiano dejaría de serlo.  Por eso, y reduciendo la vida a lo ordinario, afirmo que la amistad –para que responda a ese paradigma– ha de ser la parte de la relación que amasa lo erótico en lo cotidiano. Ese contrapeso que no deja al eros elevarse hasta donde nos falta el aire.

La amistad es lo que dota de continuidad al sentimiento inicial dándole límites doméstico, convirtiéndose en la tramoya sobre la que discurrimos los que creemos amar diariamente sin necesidad de encaramarnos en la utopia:  sin perseguir cada día lo que solo una vez tuvimos al alcance de la mano.

Frente al misterio de lo erótico, frente a su absoluto presente intemporal, -que solo puede vivir en el recuerdo—, la amistad es la parte del amor que nos hace volver al redil, que subsiste a la ensoñación, y que no se rinde al fogonazo sensual del eros. La amistad explica, y justifica, el abandono de la búsqueda utópica de la pasión en estado puro.  Sin ella, la edad haría de nuestra vida una frustración permanente.

Yo la había olvidado aunque entonces no sabía todo esto. Pero realmente fue así como conseguí sobrevivir a ella.

Acabé pensando –mientras proseguía mi camino hacia ningún lugar en la ciudad– que la amistad siempre será un amor incompleto si le falta el toque de lo erótico. Y que el eros es una emoción salvaje que no permite el cultivo cotidiano, ese que daría paso a un sentimiento duradero. 


lunes, 20 de febrero de 2012

La Espiral (notas de viaje por Sudáfrica)

Salimos a las 12 del mediodía de Barcelona.  En Madrid el vuelo de Swissair retrasó su salida hasta las 17.15 h.  La tarde era soleada y los Pirineos estaban sin nubes. Reconocí el bosque de Irati y más a la derecha el Astazu.  Es la primera vez que volamos con esta compañía.  Asientos de piel.  Monitores de 12” de cristal liquido cuelgan del techo cada 4 filas de asientos en donde nos dan información del vuelo.  Velocidad 900 km/hora, algunos momentos hemos llegado a 1000km/hora.  Altura: 9.000mts.  Distancia recorrida y tiempo restante de vuelo.  Es entretenido.  Cada 5 minutos la pantalla muestra un mapa de Europa en el que un pequeño icono en forma de avión va trazando una ruta en dirección a nuestro destino.

En Zurich llueve.  El monitor nos muestra el plano del aeropuerto con las puertas de llegada y con las puertas de los enlaces.  Nuestro equipaje esta facturado en Madrid directamente hasta Johanesburgo.  En Zurich solo bajamos con el equipaje de mano y hemos de volver a pasar por la policía. Esperamos una hora y media para embarcar de nuevo pues el avión de París que tiene enlace con el nuestro se halla retrasado por tráfico aéreo.  Finalmente despegamos a las 9 de la noche.  A mi lado un niño de 4 años con su joven mamá negra de Zimbawe.  Sobrevolamos Tripoli cuando nos vuelven a dar cena.  Repetimos el mismo Goulash del vuelo Madrid-Zurich. Fallo de Swisair.  El enano es ‘majete’, no habla inglés pero nos aclaramos por señas.  Los cartoons lo dejan hipnótico y cuando se acaban da un breve alarido insospechado, hasta que empieza el nuevo. Me pregunto lo que pasará cuando empiece la peli de la noche. Nothing Hill, que por cierto ya hemos visto. La mamá de mi vecino no se entera porque lleva los cascos del walkman puestos desde Zurich. Menos mal que la azafata le trae un coche en miniatura con el que se entretiene en silencio.  Son las 11 de la noche cuando acabo mi cuarta cerveza del día. El monitor nos informa de que nuestro destino está a 7500 km. y que la hora de llegada esta prevista para las 6 de la mañana.  Viajamos a 10000 mts por encima del Sahara, afuera hace 56 bajo cero y nos movemos a 975 km/hora.  Pienso en la tercera dimensión y en como el ser humano ha llegado a controlar el desplazamiento en ella en tan solo un centenar de años.   Si a los primeros viajeros que llegaban a Cape Town, después de 5 meses de navegación, les hubieran dicho que era posible hacer la travesía en tan solo doce horas no lo hubieran creído. No era siquiera concebible como idea.   Que estaremos haciendo los humanos dentro de doscientos años que ahora ni siquiera podemos imaginar?  Conseguiremos el control sobre la dimensión inmediatamente superior: el tiempo?   Podremos algún día desplazarnos en la cuarta dimensión como lo hacemos ahora en la tercera?

Tomamos tierra en Johannesburgo a 280 km/hora.  Los tramites de inmigracion son lentos y en la cola conocemos a  Ester y Jonathan Toledano.  Son de París; viven en el XVII arrondisement –cerca de la place de l’Etoile-, y desde el primer momento se muestran abiertos y acogedores.  Van, como nosotros, al Congreso de ESAPEC y harán la extensión pre-congreso a Zimbawe y Botswana.   Al poco rato de conversar ya establecemos una buena corriente de simpatía.  Un buen filing como dicen los ingleses.  Él es pediatra con practica privada en París; ella empezamos a sospechar que es habladora profesional.  Muy agradables.   Al salir de la aduana nos espera una guia sudafricana,  Fatima.  que nos llevará a hacer un tour por Johanesburgo.  En el bus nos presentan a los Danan: Nicole y Roger,  ginecologa y pediatra, también viven en París y son amigos de los Toledano.  Recorremos el centro de Johanesburgo que nos parece deprimente.  Altos edificios de cemento, algunos de ellos cerrados desde hace años, como el Hotel Carlton de 30 pisos que lleva 4 años sin ser abierto al publico. Desolador.  Los edificios con rejas hasta el primer o segundo piso para evitar el saqueo.  Nos llevan a ver la casa de Nelson Mandela y los barrios residenciales con magnificas mansiones y grandes medidas de seguridad.  Soweto está a 15 km del centro y alli viven 3,8 millones de negros y mestizos. Ni un solo blanco. Nuestro tour no puede ir porque no hay tiempo. Los blancos han abandonado Johanesburgo para instalarse en nuevas zonas residenciales de la periferia. Visitamos, de pasada, un barrio cercano al centro comercial que se llama Hillbrow. En la epoca de apartheid pertenecía a los blancos.  Hoy solo lo habitan negros y mestizos.  Es un barrio degradado en el que se fueron dejando de pagar los alquileres a los propietarios blancos, los cuales a su vez dejaron de pagar los impuestos municipales y el ayuntamiento decidió despreocuparse de su mantenimiento. Resultado: degradación ambiental. Actualmente para disponer de luz, agua o gas se ha de pagar por adelantado. Todavía hoy, 10 años después del cese del apartheid, más de la mitad de las viviendas son ocupadas por inquilinos que no pagan.  El indice delictivo de esta ciudad es el doble del de la media del pais.  A su vez el de South Africa es 18 veces mayor que el de la media de los paises europeos.   La guia nos explica que a partir de las 5 de la tarde el centro queda abandonado y no es recomendable acercarse por alli.  La vida social y comercial de la capital de South Africa ha desaparecido del centro de la ciudad para instalarse en los elitistas barrios residenciales.  Es alli donde se han de buscar las boutiques de ropa de marca  y los grandes hoteles de 5 estrellas.

Comemos en el Holiday Inn cercano al aeropuerto.  Desde Johanesburgo volamos a Victoria Falls en Zimbawe.  Nuevamente aduanas y tramites.  Ahora estamos de verdad en el Africa que uno se imagina con facilidad.  A ritmo lento y con papel de calco, en lugar de ordenadores, los funcionarios de Zimbawe nos cobran 40 dolares por cabeza como derecho de entrada al país.  Vemos como se descarga manualmente el equipaje y como en el lugar de cinta transportadora hay un grupo remolón de mozos que cumplen con esa función como si fueran maquinas. Finalmente salimos en microbús hacia la frontera de Botswana.  Pasamos nuevamente la aduana en Kasane y tras una hora y media de viaje llegamos al Cresta Mowana Lodge.   Cenamos muy bien y nos vamos a dormir pues estamos agotados.  Hace 30 horas que iniciamos el viaje en Barcelona.

A las 10 de la mañana salimos en un Toyota LandCruiser transformado para llevar tres filas de asientos que acomodan a nueve pasajeros.  Nuestro conductor y guia se llama Leonardo.  Durante toda la mañana recorremos pistas polvorientas en busca de los animales que viven en el Chobe National Park, la mayor reserva de elefantes de Africa ya que cuenta con 45.000 ejemplares. El Chobe tiene una extensión de 11000 km2, la cuarta parte de Catalunya o la tercera parte de Belgica y la misma extensión que la Region de París que comprende los departamentos de Alts de Sena, Essone, Sena i Marne, Sena Saint Dennis, Val-de-Marne, Val-d’Oise y Ville de París. Esta extensión es imposible recorrerla por completo en unos días por lo que los guias nos llevan a las zonas de agua para tener más oportunidades de ver animales. Muy pronto empezamos a ver elefantes por todas partes. En pequeños grupos o en manadas más grandes y de todos los tamaños.  Estamos al final del invierno y la primavera este año es algo tardía lo que hace que esté todo todavía muy seco.  Los arboles caducos todavía no han brotado y la mayor parte de los arbustos están pelados por los elefantes.  En la reserva tienen un grave problema, nos explica el guía, con el exceso de estos animales ya que para procurarse las ramas y hojas llegan a derribar a los arboles cuando no alcanzan su parte superior con la trompa.  La perdida de masa arbórea va en aumento cada año y con ella disminuye la zona de sombra en la cual se desarrolla un manto herboso.  Sin arboles no hay sombra, y sin esta el sol calcina el suelo y no crece suficiente hierba.  Sin pastos los rumiantes como los búfalos y antílopes disminuyen.  Sin rumiantes la población de los grandes carnívoros inicia una regresión.  Estamos frente a un desequilibrio ecológico.  Los elefantes durante el día ramonean por entre los arboles y arbustos y al caer la tarde se acercan al rio y a las charcas cercanas al rio Chobe.   Alrededor del Chobe River el paisaje se vuelve verde.  El guía atisba nuestro primer león.  Rápidamente preparamos las cámaras y nos acercamos.  Se trata de una leona que monta guardia junto a su pieza.  No debe de hacer mucho que los leones han podido cazar a una cría de elefante que tendrá, mas o menos, un mes.  Los buitres y quebrantahuesos están al acecho, a prudente distancia.  La leona no se irá ni siquiera cuando la madre del elefante abatido se acerque a pocos metros para comprobar si su cría sigue viva.  El guía nos explica que la leona no se moverá hasta que esté segura de las intenciones del elefante.  Los elefantes adultos pueden con los leones pero los enfrentan solo para defenderse.  Si la elefanta tiene la certeza de que su cría esta todavía viva atacará a la leona.  Después de un par de tentativas finalmente se convence de que no hay nada que hacer y abandona a su cría.  La elefanta, barritando lastimosamente, se une a la manada y la leona, recostada en su trofeo, nos observa en la distancia con aire de vencedor.   Seguimos nuestro camino y encontramos al poco rato a otra joven leona dormitando bajo la sombra de un árbol.  Nos detenemos a dos metros del felino. No se inmuta.  El olor de la gasolina y del coche se sitúa por encima de nuestro propio olor y no nos detecta como presa comestible.  El guía nos explica que si bajáramos del coche y nos apartáramos un par de metros en dirección contraria seriamos una presa fácil.  En el vehículo, aunque este abierto, estamos seguros.  No se ha dado ningún caso de ataque a turistas en los últimos diez años.   Proseguimos el camino y fuimos descubriendo toda clase de antilopes, ñus, kudus, facoceros (una especie de jabali) hipopotamos, bufalos cafre (que si atacan a veces a los jeeps), monos y jirafas.

Comimos en la piscina del Mowana Cresta Lodge.  Por la tarde hicimos un crucero por el rio Chobe. Contemplamos cocodrilos e hipopotamos; vimos como atravesaban el rio las manadas de elefantes y como las madres ayudaban a las crias para que no se ahogaran.  Nos tomamos una cerveza sudafricana mientras el sol se ocultaba entre los baobabs del horizonte. Alguna barcaza con trabajadores negros pasaba por nuestro lado.  En la orilla los niños negros del pueblo de Chobe nos saludaban.  Anochecía cuando llegamos al embarcadero del hotel.  El bufet del Mowana esta noche ofrecía todo tipo de animales: cola de cocodrilo a la plancha con aspecto de rape, guiso de bufalo cafre, goulash de kudú, roastbeef de impala y filetes de avestruz.  En la mesa no todo el mundo se animaba a probar de todo.  Creo que los más curiosos fuimos Nicole Danan y yo.

A las 5 y media de la mañana nos despertaron para tomar un café y salir a un nuevo safari.  Tuvimos ocasión de seguir de cerca la cacería de una leona que siguió durante más de una hora a una manada de búfalos esperando que algún rezagado, enfermo o recién nacido, quedara a su alcance.  El carnívoro no tuvo suerte esta vez y acabó tumbándose cerca de nuestro vehículo bajo un matorral.  Seguimos media mañana más recorriendo la sabana por las interminables pistas en busca de más jirafas y elefantes.   El sol empezaba a calentar cuando nuestro guía dio por finalizado el recorrido y enfiló hacia el confortable Mowana.  Mientras dejábamos el parque atrás el habitat se hacia cada vez más árido. Fuera de la zona ribereña al rio Chobe el resto estaba seco y la poca hierba que crecía era pajiza.  Las ramas de las acacias y de los ébanos estaban raídas o rotas por los elefantes.  Pense que la degradación, fruto del exceso, no es patrimonio del viejo occidente. Tan solo habíamos visto una pincelada del África real y una metáfora de lo que pudo ser en el pasado.  El desequilibrio ecológico propiciado por la sequía y la falta de depredadores naturales es un atisbo de lo que quizás llegue a ser.  No creo que las cosas sean muy diferentes en otros paises del continente.  Esta vez hemos visitado una muestra de Botswana pero con variaciones poco importantes, seguramente podriamos decir lo mismo de Kenia o de Tanzania.

Como dijo Fatima en Johanesburgo,  “África está perdida para nosotros: los hombres”.  Recuerdo que pronunció esta frase en el bus cuando nos explicaba las cifras de SIDA que asolan a la población sudafricana, especialmente a los zulus (50% de la población afectada).  Africa esta perdida seguramente por que nunca ha sido ganada.  Solo se ha usado de ella con la intención de sacar partido a su naturaleza. Sea en forma de materias primas o en forma de esclavos.  Entre el siglo XV y el XVIII el continente fue diezmado y su población estuvo al borde de la extinción debido a la trata de esclavos a la que fue sometido tanto desde el lado occidental blanco como desde el lado oriental asiático. Los europeos, malayos, hindúes, los piratas de los emiratos y los indonesios, fueron saqueando primero las poblaciones costeras y más tarde el interior en busca de negros para esclavizar.  Los belgas en el Congo-Zaire, los ingleses en Egipto, Sudan, Nigeria, Kenia y sus colonias adyacentes, los portugeses en Angola, Mozambique y Madagascar, los alemanes en Namibia, los Franceses en Argelia, Senegal, Costa d’Ivori, Ghana, Txad o Camerun, los italianos en Libia, los españoles en el Sahara, Guinea Ecuatorial y Marruecos.  Todos han sido ejemplo de colonialismo explotador al uso de la epoca.  Hay excepciones como los asentamientos franceses en Argelia y los asentamientos holandeses primero y posteriormente los boers y africaners en Sudáfrica.  Solo en estos casos la intención del hombre blanco ha sido la de colonizar una tierra nueva para quedarse y fundar una metropoli propia. En el caso de Argelia los franceses que creyeron en el sueño de una nueva nación condujo a una larga guerra que acabó con la expulsión. En el caso de los africaners después de las guerras boers y de mantener un pulso con el imperio británico se consiguió el sueño de una nación independiente.  La historia juzga con severidad el aparheid africaner pero mira para otro lado cuando hablamos del exterminio de los indios norteamericanos a manos de los colonos blancos que invadieron su territorio de este a oeste.  Las fechas son las mismas.  San Francisco fue fundada por españoles en 1772, (España pierde la soberania del virreinato de México en 1813) y es arrebatada a los mexicanos por los USA en 1843 (USA se anexiona Texas en 1836, y California, Arizona y Nuevo Mexico entre 1843 y 1845).  En esas fechas los africaners tenían casi doscientos años de historia. Si la peninsula y la tierra del Cabo ya es conocida por los navegantes portugueses Bartolomé Diaz y Vasco de Gama desde 1497, no es hasta 1652, en que Van Rieebeck funda Ciudad del Cabo bajo la Table Mountain, cuando se inicia la aventura de la colonización holandesa-afrikaner.   Este es el único caso de colonización blanca en el continente que no se realiza con la espectativa de enriquecer a la metrópoli con la materia prima de la colonia.  Muy pronto los colonos blancos se afianzan en el territorio con la conciencia de ser un nuevo pueblo. Inglaterra se resistirá y tratará por todos los medios de moderar la expansión africaner. Las sucesivas guerras anglo-boers, desde 1830 hasta fin de siglo, son los episodios sangrientos de esta resistencia.   Finalmente la constitución de la Unión Sudafricana, gracias al tratado de Veerening de 1902, es la consecuencia histórica de un empeño con casi trescientos años de historia. 


domingo, 15 de enero de 2012

Mientras el Estado duerme...

   
No ha cambiado mucho mi transcurrir vital en los últimos tiempos. Desde hace años los pasos que doy son producto de elecciones ante la vida que me llevan a cuestionar los verdaderos motivos que mueven mi deseo de seguir haciendo lo que hago… 

Ahora estaba en plena campaña electoral. Se renueva en mi, por imperativo temporal periódico, una parte del senado y una parte del congreso. El gobierno actual tiene serias dudas sobre su continuismo, yo mas bien diría que el presidente del ejecutivo, yo mismo, tiene la secreta esperanza de que le den un poco de descanso y que sea otro el que se haga con los trastos del mandar. Está deseando retirarse a su casa de la montaña para meditar y escribir. No obstante su responsabilidad política le tiene comprometido con el partido que encabeza y ha de hacer un ultimo esfuerzo parodiando la seguridad de una nueva victoria electoral. 

Hoy, mientras regresaba del consabido almuerzo de trabajo de los martes, en la cafetería de la sede del partido, venia recordando la entrevista que concedió ayer a una destacada periodista americana del semanario Freedom. Una discreta sonrisa se le escapaba mientras se arrellanaba en el confortable asiento trasero del Opel Senator blindado que lo llevaría a la presidencia del gobierno en Castellana. Estaba dispuesto a recordar y lo haría a fondo.  

La había conocido hacia al menos 10 años cuando le encargaron el seguimiento de su primera campaña electoral. En aquella época era una jovencita agresiva que utilizaba su atractivo personal para acercarse a los líderes políticos. Su propia oficina de prensa le había prevenido diciéndole que no era de los nuestros. Recordó como le había fastidiado aquella advertencia. Esos perdonavidas del departamento de relaciones publicas siempre se adelantaban a cualquier posibilidad de que uno descubriera las cosas por sí mismo.  Entonces no le dejaron que fuera entrevistado por ella.  Ahora se había tomado la revancha y había dispuesto la entrevista de forma que no pudiera asistir ni siquiera su jefe de prensa.  Allí estaba ella esperando sentada en la antesala de su despacho, se levantó al serle anunciada por el ujier su llegada, lo hizo sin presteza, como dando tiempo a que se comprobara el carácter felino de sus movimientos más mecánicos. El ujier mantuvo la puerta del despacho abierta mientras ella seguía al presidente.  Tomaron asiento en el tresillo Chester de piel de búfalo.  Mientras sacaba la grabadora le preguntó si la recordaba a lo que, sorprendido, él contestó que no se habían visto más que en alguna sala de prensa… ella hizo un gesto como asintiendo y él sostuvo la mirada de sus pupilas verdes el tiempo suficiente para que ella supiera lo que sucedía. Lo supo al instante y aprovechó la ventaja que eso le daba para empezar preguntando:


– puedo asegurar a mis lectores que es usted un hombre integro?

– señorita, usted puede asegurarlo porque yo así lo creo, pero otra cosa será que todos ellos por un igual lo crean. Los hombres públicos tenemos la obligación de serlo y por ende de parecerlo. Ese es un trabajo constante en el que esta empeñado no solamente el interesado sino también sus consejeros de imagen. Por contra, usted sabrá mejor que yo que el empeño de algunos sectores de la sociedad, interesados en que parezca lo contrario, trabajan intensamente para demostrarlo. Quiere tomar té o prefiere café.

– muchas gracias, no acostumbro a tomar nada durante mis entrevistas. ...Sr. Presidente, es usted el verdadero responsable de la política del gobierno?

– mire, esa es una pregunta con doble sentido. Si admito mi responsabilidad única habrá quien crea que el partido al que represento no tiene parte en la gestión publica. Por otro lado si le digo que las decisiones del ejecutivo están inspiradas en las directrices del congreso del partido o subordinadas a la ejecutiva de aquel, alguien puede pensar que mi figura es meramente decorativa.  Pero ciñéndome más a su pregunta le diré que el aparato del partido controla mi gestión y en definitiva me da su confianza para que actúe libremente. Si algo sale mal he de rendir cuentas ante la comisión de control de la ejecutiva del partido. Siempre es, por tanto, una responsabilidad personal aunque inmersa en la filosofía que emana de las bases hacia el congreso del partido. Sin embargo, y más allá de su pregunta, le he de decir que creo poco en la palabra responsabilidad. Generalmente tras esa palabra esta el vacío real de un contenido posible. Mientras esa posibilidad no sea efectiva, y real, hablar de responsabilidad es simplemente jugar con las palabras.

– pero usted me intenta decir que no cree en los actos responsables, es eso cierto?

– depende del grado de certeza que usted exija a mi discurso.  Así, si lo que me pide es una definición de mi responsabilidad original como ser humano, le he de confesar que tengo serias dudas sobre la posibilidad de llegar a concretarla en términos inteligibles para la mayoría...

– bien… entonces limitémonos a la expresión personal de lo que para usted es ser responsable, si es que usted puede concretarlo para usted mismo. Después veremos si los demás lo podemos entender o no.

– de acuerdo; creo que el ser humano difícilmente es libre de ser en sí. Ordinariamente existe en sí, que no es lo mismo. Esta diferencia hace del término responsabilidad algo vacío o algo real. Mientras solo existe en sí, el ser humano no controla lo que sucede ni afuera ni adentro de su acontecer existencial.  Es víctima de las circunstancias que lo llevan de una situación a otra, a pesar de que la cohesión de sus actos y la presencia de una identidad bien apoyada por lo fenoménico le hace creer que es el quien realmente dirige sus destinos...

– entonces según esto usted no cree en la libertad de opción del ser humano. Me viene a decir que el ser humano siempre actuaría limitado por esas circunstancias que lo empujan a actuar de una manera o de otra. Es eso lo que quería decir?

– pues sí, aunque suene muy ortegiano creo que para entender el actuar del hombre no se puede separar a este de sus circunstancias. En tanto este no asuma sus circunstancias como factores propios de su esencia, de su ser, estaremos jugando al juego de creer que soy algo que no soy. La reina de este juego es la apariencia. El ser humano, frecuentemente, gasta toda su pólvora en comprar apariencias que enmascaran lo que no ES y permiten una EXISTENCIA confortable y acorde con lo que le rodea. El juego de las apariencias es un mecanismo biológico que permite la supervivencia del único animal que conocemos como racional. El ejercicio autentico de la racionalidad llevaría a superar este mecanismo biológico de conservación. Pero no encontramos en todos los hombres el impulso necesario para la practica de esta racionalidad, diríamos… de alto nivel. Hasta el siglo XIX el planteamiento profundo del SER ha estado unido siempre a las ideas religiosas. Pese a que existían los embriones filosóficos de este planteamiento desde antiguo, la filosofía estaba demasiado alejada del nivel practico para que fuera útil o siquiera aplicable a escala de la humanidad. Tan solo los movimientos religiosos llegaban a conectar con el hombre practico para moverlo en una determinada dirección que lo apartara del nivel exclusivamente biológico, sensual, en el que la supervivencia de la especie lo mantenía.  Quizás porque arrastramos esta rémora de siglos es por lo que cuando uno habla de estos temas frecuentemente es tildado de místico o iluminado. En realidad el peligro de caer en manos de revelaciones fantásticas de todo tipo es grande. Cuando uno se lanza al apasionado descubrimiento de lo que ES, inicia un camino lleno de dudas y con frecuencia se siente tentado de acogerse a explicaciones oportunas que iluminan momentáneamente el camino. Nuestro siglo empieza a estar plagado de sectas y movimientos que abordan la ontología cósmica y la metafísica desde atractivos planteamientos que analizados a fondo no son mas que variaciones de nuestras clásicas religiones reveladas, pero esta vez sin liturgias ni santorales, sin túnicas azafranadas ni monasterios recónditos, sin kharems ni peregrinaciones, sin koans ni satoris...

– asi pues, según usted para que un hombre sea responsable de sus actos primero debe de asumir sus circunstancias para dejar de existir simplemente y pasar a ser. Pero yo le pregunto: ¿cómo se da este paso, que usted describe tan facilmente?

– perdóneme si le he podido parecer pedante, pero no crea que lo describo tan fácilmente, tengo mis dudas de que esa descripción tenga la validez universal que usted quiere asignar a mis palabras.  Verá, para mí el principal bagaje de un hombre mientras vive son sus dudas. Sin duda tan solo hay quietud, la quietud del cementerio. Las certezas, ya lo dijo alguien, son propiedad de los iluminados y de los muertos. Yo tan solo constato, al mirar a mi alrededor en la vida, que es muy frecuente que las gentes siempre quieren ser algo. Uno quiere cambiar su vida, otro quiere ser director general, otro que es bajo quiere ser alto, aquella que es morena quiere ser rubia, aquel que es campesino quiere ser obrero industrial, aquella que es modistilla quiere ser actriz de cine, etc, etc.. Sin embargo ese querer ser algo casi siempre se refiere a calidades exteriores. Por otro lado la historia natural del ser humano pasa por una infancia en la que se enseña continuamente desde la apariencia. Se vive desde pequeño el valor de lo ficticio y pocas posibilidades tiene el ser en formación de preguntarse por SI MISMO. Pueden pasar décadas hasta que el hombre se plantea que no se ha encontrado a si mismo, que tan solo tiene de él retazos y adornos superficiales que lo han mantenido atento a una ficción de sí. Empezar a asumir esta realidad, constatada el día menos pensado, no es fácil. Sobre todo si se tiene una cómoda posición vital. Dejar lo andado, prescindir de lo conseguido, arriesgarse a comenzar una investigación biográfica que no se sabe dónde acabara no es empresa que anime a cualquiera. Es muy comprensible que de los pocos que llegan a plantearse este proceso, todavía sean menos los que decidan seguir hacia adelante… Asumir las propias circunstancias es un proceso tan personal que la prudencia aconseja no hablar de ello mas que por referencias a lo muy personal e intimo, …si es que se ha vivido el proceso. Para acabar podría decir que esta tarea es para mí la que dota de verdadero sentido a la vida de un hombre.  Cuando un hombre asume su condición de hombre publico, desde la asunción de las circunstancias que lo han llevado a serlo, entonces puedo decir que llega a conocer las limitaciones de su responsabilidad. También es cierto que entonces nadie más que él mismo puede juzgar el alcance de su verdadera responsabilidad, que no tiene porque coincidir con el juicio que los demás desde su posición de espectadores superficiales pueden llegar a hacerle. 

La entrevista se había acabado. Ella tenia los ojos entornados y miraba fijamente la grabadora. Cuando deje de hablar, la paró, levantó la cabeza y me miró. Supe que se había enamorado de mí en aquel momento.            


Mi pobre presidente de gobierno llegó al final de sus recuerdos cuando el chofer le abrió la puerta frente a presidencia. Le deje sumergirse en sus preocupaciones para volver mi atención al hecho mismo de que mi Estado necesita una renovación interior que ya no puedo aplazar…


Fragmento de “Mientras el Estado duerme”