miércoles, 2 de noviembre de 2011

9) La comprensión psicológica

 




Todos sabemos que significa la palabra comprensión.  Comprendemos algo cuando lo entendemos.  Nos explican una historia y entendemos de que va la historia cuando nos lo van desvelando.  Leemos un texto y lo comprendemos cuando entendemos lo que nos trata de explicar.   Pero la comprensión psicológica solo es una de las clases de comprensión posible.  De hecho hay dos clases de comprensión que se diferencian por el lugar desde el cual surgen.  La comprensión literal o lógica, que emana de la mente sensual y la comprensión psicológica que emana de la mente abstracta o mente psicológica.  

La comprensión no es algo que se tenga o no se tenga, sino que se tiene en grado variable.  En el desarrollo habitual del hombre predomina la comprensión lógica dado que habitualmente el ser humano ‘funciona’ bajo el influjo de la mente sensual.  Solo cuando el hombre se interroga e interioriza, o sea vierte su atención al mundo abstracto de los contenidos propios de su mente psicológica, se enfrenta al problema de ‘entender’ situaciones o ‘significados’ que van más allá de las realidades comprobables por los sentidos y debe usar la comprensión psicológica.  

La mayor parte de los hombres tienen un grado de comprensión psicológica desarrollada al tener contacto con el mundo abstracto de las ideas. Por ejemplo si leemos algo sobre el concepto de libertad o de justicia, rapidamente hemos de usar nuestra comprensión psicológica pues lo que vamos a ponderar se escapa del mundo externo, y de lo evaluable por los sentidos.    Pero, a diferencia de la comprensión literal, la psicológica requiere un entrenamiento esforzado para poder desarrollarse.  Esto es así por que el ser humano en general vive en la inercia de lo sensual y apartarse de ello requiere un esfuerzo dirigido y mantenido. 

La comprensión psicológica se forma con la lectura y con el dialogo profundo, no con la lectura de entretenimiento, sino con aquellas lecturas que nos ponen frente a contenidos abstractos que hemos de entender y valorar.  La charla habitual mundana tampoco ayuda a formar la comprensión psicológica pues no trata de contenidos o ideas propias de la parte psicológica o abstracta del ser.  Debido a todo ello lo natural es que se posea una comprensión literal bien desarrollada y una débil, o poco desarrollada,    comprensión psicológica.  

La acumulación de datos aumenta nuestro conocimiento, eso lo sabemos por experiencia.  El conocimiento es el bagaje de datos que relacionados nos aportan comprensión.  Cuando los datos adquiridos pertenecen al mundo exterior, al mundo sensual, tenemos un gran conocimiento de las cosas.  Solo cuando los datos proceden del mundo interior o de los productos elaborados por la mente humana, construcciones hechas de ideas y conceptos abstractos, manifestadas a través de ideologías, filosofía, arte, etc. podemos decir que se entrena la comprensión psicológica.   La mayor parte del tiempo destinado a acumular datos se emplea en aumentar el conocimiento sensual o ligado a la vida externa.  Así la preparación para vivir la vida, desarrollar una profesión o dedicación, el aprendizaje de cualquier técnica manual o no, la adquisición de habilidades para sobrevivir como cocinar, pintar, cultivar, cantar o tratar con animales, etc, todo ello cae dentro de las cosas que incrementan nuestra comprensión lógica o literal. 

El ser humano no siempre usa la comprensión psicológica para tratar con el mundo interior o los significados profundos ocultos en la vida ordinaria.  A menudo aplica su comprensión literal o sensual a dichos contenidos y el conocimiento que entonces alcanza queda limitado.   Un ejemplo es el de aquel que viendo una película solo alcanza a valorar lo inmediato, lo que se narra y no el contenido profundo que subyace a la historia que nos han ofrecido.  Es por eso que aumentar nuestro conocimiento del mundo de lo abstracto nos facilita comprender psicológicamente aquellos ‘significados’ ocultos en el arte o en la literatura que van más allá de lo meramente dicho u observado.   Estamos por tanto delante de una facultad entrenable. 

Tener una buena cultura no debiera ser una frase que indique que lo que se posee son muchos ‘datos’ culturales, sino debiera significar que lo que se tiene es una buena comprensión psicológica de los significados profundos que están más allá del hecho físico de la cultura.  Es por eso que las obras de arte tienen lecturas diferentes para un mismo hecho observable. 

Hay niveles dentro de la comprensión literal, por ejemplo en el caso de la danza, no será lo mismo la observación de un espectáculo si tenemos datos previos, información sobre la técnica, conocimientos de coreografía, etc. que si observamos la danza sin ninguna información.  Seguramente obtendremos mucho más rendimiento de la visión de una danza si nuestro nivel de conocimientos sobre la danza es más alto.  Lo mismo sucede con la comprensión psicológica.  Los niveles de penetración en la comprensión psicológica serán más altos en tanto tengamos más datos o ‘formación’ en la valoración del mundo interno.    Cuando se adquieren datos ‘culturales’ y se hace recaer su adquisición o visionado, de manera mecánica en la mente sensual –la que opera con los sentidos externos–, podemos decir que se tiene una cultura superficial por que solo atiende a los contenidos externos, emocionales, técnicos o estéticos, aunque puedan resonar por asociación otros valores del mundo interno.

Los productos elaborados por la mente humana pueden —no siempre es así— contener ‘significados’ psicológicos dirigidos a los diferentes niveles de comprensión, desde la comprensión psicológica más cercana a ‘lo literal’, hasta la más elevada.  

Precisamente la atención dirigida —no la atraída5— hacia lo observable, es lo que permite la comprensión psicológica de los significados que subyacen a la expresión, sea la literatura, el teatro, la danza, la música, el cine o cualquier otra forma de expresión artística.     

La observación en uno mismo de como opera la comprensión psicológica, junto a una reflexión deductiva que tiene en cuenta nuestra incapacidad para mantener la  autoconsiciencia de forma permanente, nos lleva a hilar más fino todavía y percibir que hay un nivel ‘superior’ de comprensión psicológica al que ordinariamente no accedemos.  Se trataría de la ‘verdadera’ comprensión psicológica por contraposición a la ‘pseudo’ comprensión psicológica.  Me explicaré. 

Aceptando que vivimos normalmente identificando la consciencia del ‘yo mismo’ con la personalidad, vemos que cuando proyectamos sobre los significados nuestra comprensión psicológica desde la personalidad los efectos de ello son limitados y no repercuten directamente sobre el ser verdadero.  Es por tanto la unión de conocimientos y ser –ser no identificado- la que daría lugar a la verdadera comprensión psicológica.  Dicho de otra manera cuando ‘comprendemos’ desde el ser, cuando ‘consideramos’ los ‘significados’ estando situados en nuestra verdadera autoconsciencia es cuando ‘comprendemos’ como nos afectan de verdad los contenidos que valoramos.  Todo lo que no sea este tipo de comprensión psicológica será un enriquecimiento de la parte elevada y noble de la  personalidad, pero no estará conectado al ser y no tendrá influencia en el crecimiento interno del ser.  Es como si un velo mantuviera separado lo adquirido y esto no nos afectara más que como adorno de nuestro comportamiento, pero no se convierte en comportamiento real nacido de la compresión total que permite el proceso de comprensión cuando el conocimiento es conducido por el ‘yo mismo’.   Dicho de otra manera, el velo que impide que incorporemos al ser global lo adquirido es justamente la inconsciencia de ese ser en la que transitamos, pues nuestra sensación de ser es atrapada y manejada por la personalidad.   Si no descubrimos habitualmente que esto pasa es gracias al poderoso mecanismo que la mente posee para identificarse con partes de si misma y tomarse a si misma, desde la parte, como el todo.   

Nuevamente, desde la reflexión sobre los mecanismos de la comprensión psicológica, vemos como el diseño de la mente es tal que prima la supervivencia del ser animal por encima del ser global.   Cuando la indagación quiere penetrar en los contenidos abstractos, cuando pretende ahondar en los mecanismos íntimos de nuestro obrar, volvemos a encontrarnos con una dificultad insalvable, al parecer, y es que por mucho que apliquemos la comprensión psicológica esta no deja de ser una comprensión que se liga -querámoslo o no– a la personalidad desde la que actuamos, pensamos y obramos.

Una vez comprendido psicológicamente –con la pseudo comprensión psicológica– que existe esta dificultad se hace necesario volver a considerar el orden de los factores. O sea establecer un objetivo prioritario que no es otro que tratar de ‘situarnos’ en la autoconsciencia para dirigir la comprensión desde el ‘yo mismo’  y no desde la personalidad. 

No sirve por tanto adquirir ‘conocimientos’ o aceptar ‘doctrinas’ reveladas que guíen el comportamiento mientras no se consiga mantener o acrecentar la capacidad para ser autoconscientes al tiempo que la mente piensa y comprende.   La construcción del ser ha de comenzar por este punto.  

No está de más advertir y comentar que si no hubiéramos sido capaces de adquirir ‘conocimientos’ o haber aceptado ‘doctrinas’ reveladas habiéndolas depositado en la parte  mas ‘noble’ o interior de nuestra personalidad, no hubiéramos sido capaces de llegar a este punto de la indagación y seguiríamos dandole vueltas a nuestro obrar sin percibir que las influencias recibidas tan solo modificaran de forma mecánica, sensual y externa nuestro obrar.  

Pero desear que algo suceda no significa que vaya a suceder.  Por mucho que deseemos ser autoconscientes no lo vamos a lograr sin grandes esfuerzos y una cierta metodología.  De esta metodología hablaremos más adelante.  Pero primero y de forma contundente he de decir que sin la comprensión psicológica de que este logro nos es absolutamente necesario para avanzar en la construcción del ser, no haremos nunca los esfuerzos que se necesita para salir de la jaula de la que somos prisioneros.  Nuestra jaula dorada es a menudo tan confortable que no vemos la necesidad de escapar de ella y esto sucede por que la comprensión psicológica aplicada parte desde de la personalidad, es — por así llamarla— ‘pseudo comprensión’ psicológica.

No podemos comprender de verdad nuestra situación.  Solo al progresar en este camino de pseudo comprensión psicológica de significados, accedemos a vislumbres, como chispazos de visión, que por momentos nos dan un entendimiento más amplio de nuestro drama.  Estos destellos proceden de la verdadera comprensión psicológica, cuando hemos conseguido establecer contacto entre el conocimiento y el ser global.   Pero solo son flashes que no podemos hacer permanentes.