domingo, 14 de marzo de 2010

Tierras de penumbra... una peli para la reflexión.

El ser humano, como niño elige la seguridad y al hacerse hombre elige el sufrimiento.  El dolor de ahora, de la vida del adulto, es parte de la felicidad de antes, de su vida como niño. El devenir del hombre le convierte en la consecuencia de su vida, pero solo parcialmente, todavía no sabemos que otras cosas modifican su pasado o influirán en su futuro. Pero si el hombre que todavía no es, tiene sentimientos, por que es una criatura que ha sentido afectos de su presente en la forma del amor materno, su pasado, esos sentires, se constituirán en la base que permitirá edificar un presente emocional nuevo. Es por eso que en otras ocasiones he escrito que el pasado es un presente construido con sentimientos que caducan, como el atardecer melancólico que se nos lleva la noche convirtiéndola en el pasado de un momento mortal.  Por que siempre hay la perdida del sentir, la despedida de la madre al hacerse adolescente, al emanciparse, al encontrar a otra mujer a la que amar... Y cuando el niño se hace hombre, si le cabe la suerte de haber leído, de haberse sentido acompañado en la tarea de interrogarse, nace en él la necesidad de trasladar a otros su experiencia, convirtiendo la palabra escrita, como la imagen, en la voluntad que hace al momento eterno, un intento de trascender más allá del olvido humano. Un olvido que solo la noche de cada día transformará en sueños del pasado, pero que a lo largo del intento de su vida, generará un sufrimiento, o dolor, directamente proporcional a la felicidad que sintió de niño...