- Desde pequeños el medio donde vivimos nos instala una idea unívoca sobre el alcance de nuestra muerte. Así es como se perpetua la idea de que tras la muerte hay continuidad.
- Los seres humanos normalmente no piensan por si mismos. Los pocos que creen pensar, en general, lo que hacen es reproducir o modular pensamientos que toman prestados.
- Lo que en ultimo extremo determina nuestra acción es el propio interés. La fuerza compulsiva que nos lleva hacia la obtención del beneficio personal es lo que nos mantiene vivos.
- La muerte del ser sobreviene cuando falla una de las dos cosas siguientes. Cuando el deterioro físico acaba impidiendo beneficio alguno o cuando la parte pensante, por la razón que sea, pierde la pulsión al beneficio.
- No podemos escapar a nuestro destino. Es imposible evitar que cumplamos con la función por la que existimos. Los limites de nuestra libertad están precisamente en lo que somos.
- En el intento de ser conscientes solo podemos manipular nuestro punto de vista. No podemos cambiar lo que realmente sucede sino solo la forma de incorporarlo.
- El ser no cambia. Solo se adapta, aunque la apariencia haga creer otra cosa.
Las experiencias vitales son la lana. Podemos procesar y registrar nuestros tumbos. Si esta expresión se hace reflexiva estamos ante una creación. Una madeja. Así pues, si la vida experiencial es la lana, las proposiciones en torno a ella serian la madeja. Todos tejemos de ovillos que la vida hace de mil madejas. No podemos hacer el ovillo a nadie, pero si madejar exquisitamente la lana que nos ha tocado cortar. Los que nos siguen lo agradecerán.
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